El continente del silencio 

“Guarda silencio y reconoce que yo soy Dios”.  (Salmo 46, 10)

Sin silencio no comprendemos nuestras experiencias, especialmente aquellas que vienen cargadas de dolor.

El silencio es una de las armas más poderosas para saber, descubrir lo que da la vida. Es arma y lenguaje de Dios. Las otras son: inteligencia, voluntad y libertad.

Sólo la persona humana sabe que escucha a Dios y tiene un encuentro con el Creador, en el silencio.

Sólo yo, persona tengo capacidad para conocer a Dios por medio de mi inteligencia. Sólo tú y yo podemos escoger transformar una situación de profunda confusión en una oportunidad para convertir el propio corazón y esto lo podemos hacer por medio de la voluntad y la libertad. Solo tú puedes escoger qué acción, qué actitud, qué sentimientos quieres dejar que habiten en tu corazón.

Un corazón que no conoce el silencio, que huye de él, no podrá hacer estas cosas.

Hacer silencio, vivir en silencio, convertirse en silencio es acercarse y conocer la naturaleza y esencia de Dios.

¿Dónde encontrar a Dios? En la brisa suave y el silencio. Esto lo descubrió Elías (1 Reyes 19, 11- 13) “Sal fuera y permanece en el monte esperando a Yavé, pues Yavé va a pasar.” Vino primero un huracán tan violento que hendía los cerros y quebraba las rocas delante de Yavé. Pero Yavé no estaba en el huracán. Después hubo un terremoto, pero Yavé no estaba en el terremoto. Después brilló un rayo, pero Yavé no estaba en el rayo. Y después del rayo se sintió el murmullo de una suave brisa.  Elías al oírlo se tapó la cara con su manto, salió de la cueva y se paró a su entrada…”

Allí estaba Dios

Jesús conocía las Escrituras, sabía esto. Por eso se levantaba de madrugada, cuando el silencio es más denso, más profundo, más etéreo. Y Jesús inclinaba quizá su cabeza, se recogía en sus rodillas, bajaba a su corazón y entraba el continente del Padre, el silencio. Este continente es el continente del Amor. Se puede decir que el silencio es como un lugar donde podemos reconocer el Amor del Padre.

Cuando se entra ahí, el alma es instruida, es tocada, es iluminada, es procesada, es moldeada, es transformada porque va al Padre que es Amor y cuando esto pasa cada persona, la que visita con frecuencia este continente, vuelve al continente Tierra lista para hacer una diferencia ahí mismo , a donde Dios le ha enviado desde esa relación de amor.

El silencio es vocación natural de cada persona, para escuchar a Dios.

El silencio es vocación natural de cada persona, para escuchar a Dios.

En silencio se gesta la vida en el vientre. La madre busca el silencio para amamantar a su hijo porque sabe que procede del silencio, sabe que es su naturaleza. Por eso al silencio no hay que tenerle miedo sino anhelarlo como los Padres del Desierto. Silencio de amor.

“Lo que falta, si algo falta, no es el escribir o el hablar, que esto antes ordinariamente sobra, sino el callar y el obrar”. (San Juan de la Cruz)

Ahora te invito a buscar y disfrutar del silencio todos los días. Si haces esto así, Dios te mostrará su rostro y su luz brillara en ti y en todas tus actividades.

Te invito a cerrar los ojos y hacer la conexión hacia tu corazón y ahí decir:

“Padre mío querido, aquí estoy para lo que gustes comunicarme. Quiero saber cuál es tu voluntad para la jornada de este día. Padre Amado y bueno, ayúdame a ser como Tú en medio del sufrimiento. Padre Admirable, conviérteme en un bien para el mundo”.

Sheila Morataya
Austin, TX
www.sheilamorataya.com
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Sheila Morataya es la Editora de la sesión de la mujer desde la creación de encuentra.com Es psicoterapeuta, coach de vida y talento para la radio y la televisión en los Estados Unidos. Actualmente es Productora Ejecutiva para Relevant Radio en español en los Estados Unidos. Autora de 6 libros entre ellos «El espejo: ámate tal como eres».

Cuando no está trabajando puedes encontrarla sembrando flores, dando clases de desarrollo personal a jovencitas o cocinando para su familia. Puedes escribirle a  sheila@sheilamorataya.com

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3 comentarios

  1. Cada día me gustan mas tus reflexiones, recientemente he iniciado mi aprendizaje sobre el silencio de la mente mediante la meditación, gracias a un curso en mi Parroquia, basado en la técnica del Padre Laurence Freman OSB, debo confesar mi recelo inicial por considerarlo como una práctica oriental y no cristiana, sin embargo, es en ese continente que mencionas del Silencio, cuando comenzamos a escuchar y a conectarnos, sólo entonces dejaremos de llegar al Sagrario con miles de peticiones y buscaremos amar al Amor y con toda nuestra imperfección consolarlo. Mientras tanto me esforzaré en ello.
    Gracias nuevamente.

  2. QUE ELOGIO Al SILENCIO,DONDE REALMENTE ENCONTRAMOS A DIOS´
    EL ESPÍRITUT SANTO DICTA TUS ESCRITOS.TE AMO.

  3. todos deberías hacer como la Virgen María, todo lo hizo en silencio, cuando uno ora en silencio, Dios nos escucha mas

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