Conversando con Dios

ConversandoconDios.encuentra.com.intYa sé que esto lo han hecho los Santos. A veces desearía que Tú, mi Dios y mi Señor, pudieras hablarme y decirme las cosas claras. Que las entienda a la primera. Que no me cueste tanto comprenderte.

Es como si el viaje de la vida del alma fuera un no acabar nunca.

¿Alguna vez el alma se ilumina?

Cuando el alma es ordinaria y sencilla… ¿cómo puede saber si está en el camino adecuado? ¿Cómo sabe que está haciendo la voluntad del Padre?

Ya sé que me dirás que uno siente una gran paz, una felicidad de niño recién nacido, una especie de confianza. Yo siento todo eso pero también experimento momentos como éste, sobre todo a falta de un director espiritual.

Tú sabes que lo busqué y sabes que lo sigo buscando con ahínco y he aquí mi dilema. ¿Cómo sé que estoy en tu voluntad si no tengo un director espiritual? ¿Cómo puedo comprender que las veces en lo que he buscado siempre se me dé una negativa, o se me pida paciencia y mi alma se quede con ese sentir que quizá yo para Dios no soy importante?

Quiero más de ti Señor. Y clamo como el salmista:

“¿A quién tengo en los cielos sino a ti? y fuera de ti nada más quiero en la tierra. Mi carne y mi corazón se consumen por ti, mi Roca, mi Dios, que es mío para siempre. Los que se alejan de ti se pierden, tú aniquilas a los que te son infieles. Para mí lo mejor es estar junto a Dios, he puesto mi refugio en el Señor…” (Salmo 73, 25 – 28)

¿Cómo puedo saber si es normal? Quiero hacer el bien y llego a pensar que lo hago, entonces me pasan cosas con tus hijos y me siento mal y siento que no estoy haciendo las cosas bien. Y topo, topo porque en realidad no hay un director que me escuche y que me guíe, a quien pueda yo expresarle mis inquietudes espirituales, contarle lo que me pasa, mostrarle mi vida interior.

Quizá este sea el modo en que tú me amas. Quizá con esto quieras mostrarme que confías en mí, que todo está bien…. Sin embargo… yo quisiera señales. Como por ejemplo vender muchos libros, ser solicitada como conferencista, viajar por el mundo hablando de lo que amo: la maravilla de ser persona, de tener una vida única e iré. De dejar huella. Y porque esto no pasa como yo quisiera pienso que soy mala, que no merezco tener las cosas con las que sueño.

Al escribir siento un alivio. Que me ves. Que me escuchas. Que ves mi lucha interior, mi lucha por comprender que es ser sincero, éticamente limpio.

Muéstrame Señor tus sendas, lo que quieres de mí, desde muy pequeña he querido servirte y conocerte, mirarte, amarte y llevarte a los demás.

Por ahora anotaré la oración del abandono de Charles de Foucauld. Y la rezaré a diario para recordar que debo aceptar en todo tu santa voluntad.

Padre mío, me abandono a Ti.
Haz de mí lo que quieras.

Lo que hagas de mí te lo agradezco,
estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo.
Con tal que Tu voluntad se haga en mí
y en todas tus criaturas,
no deseo nada más, Dios mío.

Pongo mi vida en Tus manos.
Te la doy, Dios mío,
con todo el amor de mi corazón,
porque te amo,
y porque para mí amarte es darme,
entregarme en Tus manos sin medida,
con infinita confianza,
porque Tu eres mi Padre.

Sheila Morataya
Austin, TX
sheilamorataya.co

Publicaciones relacionadas

3 comentarios

  1. Gracias por tu columna, que siempre espero y gusto.
    Desconozco cuántas personas nos hemos beneficiado de tus reflexiones y meditaciones, pero ten por seguro que somos muchos, gracias y que Dios te siga guiando a donde Él quiere porque es lo mejor para tí.

  2. Muy profunda esta meditacion, pero quien no se a sentido así?? En el Camino del Señor.
    Gracias Sheila Morataya por compartir esto con nosotros tus lectores,La Paz de Cristo reine en tu corazón.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba

Copyright © 2024 Encuentra by Juan Diego Network. Todos los derechos reservados.