¿Estamos ya en la tercera guerra mundial?

Unos pequeños exploraban entre los libros de un armario  de los abuelos y encontraron unos objetos que los desconcertaron por ser la primera vez que los veían. ¿Qué son estos platos negros? –Preguntó uno de los niños- Después de esbozar una leve sonrisa, un adulto empezó a explicarles que apenas hacía algunos años, antes de que existieran los CD (Compact Disc), o la manera de descargar música en iTunes, existían los discos LP (Long Play) y eran los que todo mundo utilizaba para escuchar música.

Esta semana durante el decimotercer aniversario de los ataques a las torres gemelas de Nueva York, el ex secretario de prensa @AriFleischer de Estados Unidos hizo público vía Twitter un documento histórico, la crónica de lo que sucedió el día del ataque terrorista en el círculo interno del Presidente norteamericano, y explicó cómo entonces no existía ni Twitter, ni mensajes de texto, menos mensajes de BlackBerry o WhatsApp.

Estas dos consideraciones me dan pie a comentar lo que el Papa Francisco expresó en la visita que realizó esta semana al Sagrario de Redipuglia, cementerio de miles de soldados que murieron en la Primera Guerra Mundial en el norte de Italia. Entre otras cosas dijo: “quizás se puede hablar de una tercera guerra combatida «por partes», con crímenes, masacres, destrucciones…

Hasta antes del atentado terrorista de 9/11, aun se hablaba de guerras convencionales entre ejércitos, lo que fue claro entonces, y es la constante ahora en los diversos conflictos más sobresalientes en el mundo, es que la guerra ya no es lo mismo, por decirlo de alguna manera, quienes estábamos acostumbrados a escuchar música en discos LP en lugar de en los celulares, o a utilizar máquinas de escribir en lugar de tabletas electrónicas, también deberíamos conceptualizar las guerras tradicionales de manera diferente.

Hoy las masacres que se realizan en distintos lugares del planeta, algunas incluyendo claras herramientas de terrorismo con ejecuciones en vivo o diferidas a través de redes sociales, nos hacen ver que las guerras actuales tienen características distintas. En nuestro país –y en muchos otros- el combate que puede ser entre grupos criminales de narcotraficantes, o bandas de crimen organizado y los aparatos de seguridad del estado incluyendo  a sus militares, genera un número de muertes, desapariciones, y actos de crueldad y exhibicionismo terrorista, que con propiedad se puede hablar de una guerra combatida “por partes”.

Es una manera de entender la declaración del Papa Francisco, que conmovido después de orar por los muertos y sus familias (incluyendo la de él mismo), nos invita a pensar en cómo la indiferencia nos lleva a exclamar: “¿Y a mí qué me importa?” La respuesta cristiana tiene que vencer la indiferencia y estar cerca del que sufre no sólo las consecuencias de la guerra, sino del más pequeño: “el hambriento, el sediento, el forastero, el encarcelado…”

Hay muchas maneras de reflexionar sobre la violencia y las guerras que nos toca vivir en esta época, quizá sea una tercera guerra mundial “diferente” a lo que fueron las primeras dos guerras mundiales en su despliegue, sin embargo no deja de ser “una locura” en sus consecuencias de destrucción y rompimiento entre personas, o en sus motivaciones: “La avaricia, la intolerancia, la ambición de poder…

Las nuevas formas de la guerra también implican nuevas y creativas formas de construcción de paz, ¡ese es el reto importante para todos! Para los políticos y actores de seguridad y justicia, entender que hoy el crimen con sus elementos de guerra es un fenómeno distinto, y por lo tanto requiere de atención distinta; y a los ciudadanos, además de no permitir que nos gane la indiferencia o el miedo, emprender procesos de largo plazo que inician con arrepentimiento, conversión, y actitudes que construyen la paz, como el perdón.


Oscar Fidencio Ibáñez Hernández
@OFIbanez

Casado, padre de 3 hijos, profesor e investigador universitario, y bloguero. Ingeniero Civil, Maestro en Ingeniería Ambiental y Doctor en política y políticas ambientales.

Mexicano, católico, autor entre otros textos de «El Espíritu Santo en tiempos de Twitter: Documentos del Concilio Vaticano II para tuiteros. Celebrando el #AñoDeLaFe»

Admirador de la Creación en todas sus dimensiones. Nací en La Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Mansos del Paso del Norte (Hoy, Ciudad Juárez, Chihuahua).

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2 comentarios

  1. Creo que definitivamente hay que buscar soluciones distintas a problemáticas distintas.
    Se me ocurre culturizar, construir tejido social, educar, pero eso sigue siendo vago. Es algo que se tiene que ir madurando, pues es de mucha relevancia.
    Un abrazo!

  2. Oscar, te conozco como muchos otros por la TV. creo como tu también lo creerás que en la época que nos ha tocado vivir no podemos desdeñar como una de las formas de apostolado el uso de la Internet, yo como soy una persona mayor (84) ya mi actividad se ha reducido, y solo llevo un pequeño grupo de amigos a los que catequizo y apoyo a mi parroquia con preparación para los pre-sacramentales de adultos que son casos fuera de lo de todos los días, no hago grupos sino que veo a las personas o parejas individualmente. y con el tiempo que me queda pues tengo muchos quehaceres, llevo dos blogs, uno en Ingles y el que te mencioné arriba. Me interesa mucho tu opinión como experto en nuestra religión, así como cualquier comentario en el sentido de esta manera de apostolado. Atte. Jorge.

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