El 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua, y cada año se hace énfasis en algún tema particular, en esta ocasión el lema elegido es: “No dejar a nadie atrás”, con este motivo el Papa Francisco envió un mensaje al Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura donde reflexiona acerca de la importancia de valorar adecuadamente el agua.
“El agua es un bien imprescindible para el equilibrio de los ecosistemas y la supervivencia humana, y es necesario gestionarla y cuidarla para que no se contamine ni se pierda.” A pesar de esta verdad tan evidente, la realidad es que la desperdiciamos y la contaminamos, y en general la infravaloramos, ni siquiera estamos dispuestos a mejorar la eficiencia en su utilización, o pagar por tener el servicio, mucho menos pensar en llevarla a quienes no la tienen, ni como conservarla para las futuras generaciones.
Además de contaminar ríos y mares, y dejar de limpiar el agua que utilizamos, los acuíferos de donde se extrae cada vez más los sobre explotamos, y erosionamos e incluso desertificamos más áreas por el mal uso de bosques y cubierta vegetal. Por otra parte, las modificaciones del ciclo del agua derivadas del cambio climático aumentan la incertidumbre en lluvias, escurrimientos y evaporación, junto con fenómenos de sequías e inundaciones.
El Papa propone entre otras medidas el trabajo conjunto: “Será posible si se unen esfuerzos en la búsqueda del bien común, donde el otro con rostro concreto, tome protagonismo y se coloque en el centro del debate y de las iniciativas. Es entonces cuando las medidas que se adopten tendrán sabor de encuentro y el valor de respuesta a una injusticia que necesita ser sanada.” En mi experiencia profesional, este camino ha resultado el más eficiente para llevar agua a los excluidos, ya que, desde su dignidad respetada y fortalecida, son capaces de generar otros beneficios además del acceso al agua.
En comunidades marginadas, algunos voluntarios llevan tecnologías alternas para obtener el agua con el apoyo financiero de algunos gobiernos, pero el componente fundamental reside en la aceptación y colaboración de los usuarios quienes se involucran en la construcción de los sistemas de agua, así como en el mejoramiento de su entorno.
Otra propuesta del mensaje responde a la necesidad que tenemos de cambiar nuestra relación con el agua: “tomar conciencia de la necesidad de responder con hechos concretos; no sólo con el mantenimiento o perfeccionamiento de estructuras hídricas, sino también invirtiendo en futuro, educando a las nuevas generaciones para el uso y cuidado del agua. Esta tarea de concienciación es una prioridad en un mundo en el que todo es descartable y despreciado, y que no estima en muchos casos la importancia de los recursos que tenemos a nuestro alcance.”
“Las nuevas generaciones están llamadas —junto con todos los habitantes del planeta— a valorar y a defender este bien.” Ya que los retos para su aprovechamiento cada vez son mayores y requieren de “una nueva visión de este bien, produciendo generaciones que valoricen y amen los recursos que nos da nuestra madre la Tierra.”
El Papa nos recuerda que “los desfavorecidos de la tierra nos interpelan para poner remedio a la falta de agua en sus países; nos retan también, desde su miseria y límites, a que demos el valor que merece a este bien indispensable para el desarrollo de todos los pueblos.”
Este Día Mundial del Agua nos brinda una excelente oportunidad para que en el contexto de la cuaresma busquemos mejorar nuestra relación con el agua, a través de la oración para reconocerla como parte de la creación de Dios, en el ayuno que nos permita recordar que sin ella ni nosotros ni ningún ser vivo puede subsistir, y finalmente en hacer cosas concretas para compartirla con los demás, que nuestro trabajo o servicio se conviertan en dar de beber al sediento, ya sea persona o ecosistema.
Oscar Fidencio Ibáñez Hernández
@OFIbanez
Casado, padre de 3 hijos, profesor e investigador universitario, y bloguero. Ingeniero Civil, Maestro en Ingeniería Ambiental y Doctor en política y políticas ambientales.
Mexicano, católico, autor entre otros textos de “El Espíritu Santo en tiempos de Twitter: Documentos del Concilio Vaticano II para tuiteros. Celebrando el #AñoDeLaFe”
Admirador de la Creación en todas sus dimensiones. Nací en La Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Mansos del Paso del Norte (Hoy, Ciudad Juárez, Chihuahua).