Las zonas más marginadas de México son también las que menos cobertura de agua potable y alcantarillado tienen, y paradójicamente, los lugares donde la gente tiene menor acceso al agua potable no son necesariamente los más secos del país, por el contrario son los lugares en donde más llueve durante el año, así que no es un problema de falta de agua, sino de atención, infraestructura, prioridades y política.
Hace 3 años se aprobó una modificación a la Constitución mexicana para incluir el derecho humano al agua en los siguientes términos: “toda persona tiene derecho al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible”, hoy se discute una nueva Ley General de Aguas (LGA) que establecería la manera en que el estado garantizaría dicho derecho humano, lamentablemente incluye conceptos y redacción que en la práctica anulan la posibilidad de goce del derecho a quienes hoy son excluidos.
En ningún lado se establece como prioridad y ni siquiera se menciona hacer llegar el agua a los nueve millones de personas que hoy el gobierno federal dice (Programa Nacional Hídrico 2014-2018) que no tienen acceso al agua potable y a los trece millones de habitantes que no cuentan con alcantarillado; siendo que estos excluidos, son quienes verdaderamente necesitan que se les garantice el derecho humano al agua. La iniciativa dice que se debe “garantizar el derecho humano al agua de forma progresiva”, el problema es que en ningún lado se define en que consiste eso, ¿en diez, en cincuenta o en cien años? Hay que definir plazos y metas concretas.
Por una parte se define el mínimo vital para consumo humano y doméstico en 50 litros por habitante por día, lo cual podría parecer suficiente ya que el agua que tomamos y usamos para cocinar diariamente pueden ser cinco litros, sin embargo si consideramos que cada vez que se descarga el baño utilizamos quince litros y que bañarse en la regadera puede tomar hasta 200 litros, entonces se podría pensar que es un mínimo insuficiente para los consumos urbanos.
Sin embargo en las zonas rurales, no todo mundo se baña diario y no se utiliza tanta agua en las letrinas, ni se usa regadera sino cubetas o baldes de agua, por lo que el consumo es menor, excepto que el consumo doméstico incluye agua para pequeños huertos familiares y para alimentar a los animales que muchas veces proveen de alimentación de subsistencia a dichas comunidades, y que no se incluye en la definición.
El problema es que la iniciativa establece que el servicio de agua debe pagarse “acordes con la capacidad económica de los usuarios”, y entonces se nulifica la definición del mínimo vital para consumo humano y doméstico, ya que quien no tenga para pagarlo de nada le sirve que esté definido un mínimo en la ley, simplemente tendrá que pagar ese mínimo vital y entonces el estado no estaría cumpliendo con lo que establece la constitución.
Yo soy un convencido de que el servicio de agua debe pagarse, porque cuesta extraerla, tratarla, distribuirla y sanearla, sin embargo también estoy convencido de que hay un mínimo vital que debe ser accesible a toda persona indistintamente de su capacidad de pago, he aquí el primer problema y dilema de la ley que se está discutiendo, mi propuesta es que se establezca un valor mínimo y mecanismos para subsidios cruzados que hagan factible que toda persona goce del derecho aunque no pueda pagarlo, y que así se establezca con claridad en la ley.
Que cierto es cuando el Papa Francisco nos dice en el número 53 de Evangelii Gaudium: “no a una economía de la exclusión y la inequidad’. Esa economía mata a millones de personas y los deja fuera de los beneficios fundamentales para la vida y la salud, en este caso el agua. Es de tal importancia para la vida, salud, seguridad y economía de los mexicanos esta nueva ley, que es indispensable que se revise con el tiempo y cuidado necesarios para que sea un verdadero instrumento que mejore el uso del recurso y beneficie a las personas, y no uno que se convierta en un instrumento de exclusión.
Oscar Fidencio Ibáñez Hernández
@OFIbanez
Casado, padre de 3 hijos, profesor e investigador universitario, y bloguero. Ingeniero Civil, Maestro en Ingeniería Ambiental y Doctor en política y políticas ambientales.
Mexicano, católico, autor entre otros textos de «El Espíritu Santo en tiempos de Twitter: Documentos del Concilio Vaticano II para tuiteros. Celebrando el #AñoDeLaFe»
Admirador de la Creación en todas sus dimensiones. Nací en La Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Mansos del Paso del Norte (Hoy, Ciudad Juárez, Chihuahua).
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Felicidades Óscar por tus enseñanzas y comentarios en este sitio web que llega a todo el mundo. La forma de evangelizar también cambia y este es un gran medio para hacerlo, y es bueno saber que tu una persona con muy buenos principios y tanta capacidad pueda evangelizar de esta manera. Esto es un gran don que Dios te dio . Felicidades y ¡Adelante con tu trabajo!
Gracias, el comentario ilustra claramente acerca de la necesidad y el derecho. Espero se de una ley justa y mecanismos adecuados para el acceso al agua. También me gustaría conocer mis deberes respecto del cuidado y uso del agua, ya que soy de los beneficiados de poder utilizar de este necesario elemento. Anexo a este derecho, quisiera se nos formará en la responsabilidad de su adquisición, posesión y uso racional y adecuado. Creo que todos tenemos noción de su importancia, pero poca ilustración y menos compromiso en nuestro deber al tenerla. Gracias.
Excelente artículo, bien fundamentado. Pero más alegría me produce saber que escribe para los católicos y sobre todo, del Espíritu Santo
Es muy interesante el tema del agua, ya que es un recurso indispensable y vital para todos. Yo pienso que dentro de la politica a discucion, se dede de atender a las personas de menores recursos que aunque exista el agua por sus lugares de vivienda (rurales) no tienen acceso directo. Sin en cambio en las ciudades existen personas que consumimos el agua en abundancia (mas de la requerida) o sea la desperdiciamos. A esto pienso que se debe poner un tope, quien mas consume mas pague. Y este excedente utilizarse en el gasto para las grandes comunidades en donde carecen de agua. Gracias