Dios y las Ciencias

Diosylasciencias.encuentra.com.intEl 22 de noviembre de 1951, SS el Papa Pío XII pronuncia un discurso ante la Pontificia Academia de Ciencias que iba a marcar un importantísimo precedente en torno al tema que hoy nos ocupa, esto es, las pruebas de la existencia de Dios ante la luz de la ciencia natural moderna.

Introducción

El carácter de dicho discurso no es dogmático ni siquiera para la importancia de una encíclica, sino más bien tiene el sentido de un estímulo a seguir investigando en el ámbito propiamente científico de los rastros o huellas del Creador en su obra.

Es de destacar que el texto del Pontífice está muy sólidamente documentado acerca de los conocimientos alcanzados por la ciencia hasta ese momento, sobre todo teniendo en cuenta que a la fecha de pronunciarse estaba aún muy cercano el descubrimiento de E. Hubble en el Observatorio de Monte Wilson en 1929, de que las galaxias se alejaban con una velocidad proporcional a su distancia y siguiendo una constante universal (H). Un poco antes, el mismo Hubble (1889-1953) y H. Shapley (1885-1972) habían develado la estructura de las galaxias en los albores del siglo XX.

En 1927, C. Lemâitre (1894-1966), belga sacerdote católico, astrofísico y profesor y presidente de la P.A.C., sobre la base de la Teoría de la Relatividad General explica la recesión de las galaxias con la hipótesis de un universo en expansión.(1) El trabajo de Lemâitre fue dado a conocer al público en 1930 por Eddington, un año después del trascendente descubrimiento de E. Hubble.

Y este discurso papal fue pronunciado un año antes de darse a conocimiento público la teoría sobre el universo en expansión o Bing-Bang clásico por primera vez con precisión científica, cuyo autor fue Gamow (1952), físico ruso exiliado en los Estados Unidos en 1934. Este había expuesto su teoría tres años antes al publicar en 1932 «The Creation of the Universe».

De modo que el discurso papal está a tono con los tiempos y al tanto de los últimos descubrimientos y teorías de las ciencias de la naturaleza, y por eso muestra un conocimiento y precisión plausibles.

El actual Pontífice también se ocupa de la cosmología científica en ocasión de un discurso de inauguración en un simposio científico en la academia citada (1981). De esto da testimonio el conocido físico teórico inglés S. Hawking en su obra Historia del Tiempo, por cierto de un modo superficial y muy poco preciso.

En realidad, en esta ocasión el Pontífice, igual que lo hiciera Pío XII en el discurso citado, sostiene que una hipótesis científica sobre el origen del mundo como la del Bing-Bang «deja abierto el problema relativo al inicio del universo. La ciencia no puede por sí sola resolver ese problema; le hace falta el conocimiento del hombre que se eleva por encima de la física y de la astrofísica y que se conoce con el nombre de Metafísica, hace falta sobre todo el saber que viene de la Revelación de Dios». (2) Estas palabras del Papa colocan la cuestión del origen del universo en un plano que excede el de las ciencias naturales, encontrando su sitio en la Filosofía Primera y la Revelación en perfecta consonancia con lo dicho en su momento por Pío XII.

Fuera de estas dos manifestaciones, los Pontífices no se ocuparon de la cuestión del origen del mundo ni los problemas cosmológicos en lo sucesivo.

Hoy es mi intención investigar esta cuestión. Sobre todo en lo tocante a los puntos de partida de cada una de las cinco vías, en relación con las ciencias de la naturaleza.

Al problema de Dios se enfrenta inevitablemente todo hombre, por su misma naturaleza intelectual que se hace conciente en acto por la percepción de aquello primero que cae en su intelecto, el ente en el cual se resuelven todas sus concepciones ulteriores;, éste , el ente finito lo percibe por doquier en el mundo porque ente es todo lo que es de algún modo, se muestra independiente de él, pero limitado, y sin tener en sí la razón de su existencia. Junto con la percepción del mundo se conoce nuestra propia existencia con las mismas características y con los mismos interrogantes, límites, insuficiencia e imperfección, con el mismo carácter inevitablemente contingente y por lo mismo dependiente. Este planteo es similar en lo esencial para los hombres de todas las épocas.

En la situación particular que tiene el hombre de fin del siglo XX, nos encontramos en una situación muy diferente por la incidencia que tienen los avances científicos y técnicos qn la cultura que nos toca vivir.

Las ciencias de la naturaleza invaden toda nuestra existencia y nos dan explicación de los fenómenos más variados que protagonizamos cada día. Pero el sentido del ser está ausente de ella, » de modo que – al decir de Jacques Maritain – cuando nos acontece experimentar el choque del ser sobre nuestro espíritu, se nos aparece como una especie de revelación intelectual y tomamos claramente conciencia a la vez, de su poder de despertar y de liberación, y del hecho de que entraña un conocimiento que está separado de la esfera del conocimiento propio de la esfera de las ciencias naturales. Al mismo tiempo comprendemos que el conocimiento de Dios…es primeramente y ante todo un fruto natural de la intuición de la existencia.»(3)

Pero una vez advertida nuestra situación particular, vamos a dar una rápida mirada a los aportes que las mismas ciencias nos ofrecen como puntos de apoyo para la búsqueda de Dios.

Las Vías y las Ciencias de la naturaleza en el momento actual

En la actualidad, como decía Cornelio Fabro en 1979 con motivo del centenario de la Aeterni Patris, » La seguridad del creyente, para quien la mira de afuera, tal vez podría confirmar y exasperar la separación entre el cristianismo y el mundo moderno y agudizar la oposición entre ciencia y fe, entre naturaleza y Gracia, entre filosofía y teología, que parece ha llegado ahora al punto máximo de tensión y saturación…».

Ante todo se ha de reafirmar la distinción entre ciencia y filosofía en cuanto pertenecientes a perspectivas intencionales radicalmente diversas. La ciencia moderna se ha ido desarrollando siempre de un modo más autónomo respecto de la filosofía, inventando sus propios métodos según modelos y esquemas matemáticos.

Por lo tanto, los progresos de la ciencia no son en modo alguno una prueba o confirmación de la filosofía moderna. La ciencia, tanto en la investigación como en los métodos está en continua evolución y progreso; en tanto la noción de verdad y la relación fundamental del hombre con el ser no pueden nunca ser mudables. De allí nuestra intención en este trabajo, con un concepto altísimo de la dignidad del hombre y con una firme convicción de las posibilidades de su intelecto, de tomar como propio el deber de descubrir en la naturaleza y a partir de los resultados que nos muestran las ciencias que se ocupan de ella, los signos de la Inteligencia Suprema.

Santo Tomás desarrolla en varias de sus obras, en los umbrales de su teología, sólidos argumentos que llama Vías, para demostrar la existencia de Dios. Si bien tenemos a la vista varias de sus formulaciones, vamos a tomar como texto principal debido a ser el más sistemático, el de la Suma Teológica con las célebres Cinco Vías , que constituyen junto con otras verdades de orden natural preámbulos para la Fe.

Estos argumentos se apoyan en cinco evidencias de orden sensible o modos de ser distintos, accesibles a todos los espíritus.

Primera Vía

La Primera y más evidente, en el decir de Santo Tomás, es la vía del Movimiento, que se funda en la evidencia del movimiento o cambio que se da en la naturaleza.

En una primera aproximación nos es manifiesto que todo cambia en el mundo, hecho éste tan evidente que constituyó uno de los dos polos que asombraron al hombre en los comienzos de la filosofía griega, es célebre y lugar común la doctrina de Heráclito y las soluciones parciales a los problemas que implica, de Platón, Parménides , etc, hasta llegar a Aristóteles que lo define en su física (la Primera Filosofía de la Naturaleza sistemática) que lo define como el Acto de lo que está en potencia en tanto que potencia»(4)

Aristóteles es el primero que formuló esta vía, a la que desarrolla en la Física VII y en la Metafísica XII, pero Santo Tomás va luego a incorporarla a su propia Metafísica del Ser y la reformula siguiendo fielmente a Aristóteles pero incorporándolo como un sólido punto de apoyo a su propia doctrina.

No es motivo de este trabajo el comentario de toda la Vía en su exacto alcance metafísico, sino que es nuestra propuesta mostrar que, trascendiendo el ámbito del hombre común, las ciencias de la naturaleza tienen mucho que mostrar hoy sobre el movimiento o cambio en la naturaleza, punto de partida de la primera vía.

En su primera formulación por Aristóteles hace 24 siglos, el cosmos para el mundo griego, era de características completamente diversas de lo que hoy entendemos por universo. Era lo que se conoce como Universo Estático , en donde al movimiento en todos sus géneros se daba sólo en el «Mundo Sublunar» , no se conocía aún el Microcosmos o el universo a nivel de las partículas elementales. Las estrellas o cuerpos celestes tenían sólo movimiento local y uniforme.

Hoy, lejos de acotarse, el cambio en la naturaleza adquiere un carácter universal tanto a nivel del macro como del microcosmos, desde los particulares elementales hasta el universo en su conjunto.

Los descubrimientos principales de los últimos 160 años, van a cambiar la visión en conjunto del universo. A mitad del siglo pasado, Helmholtz formula en 1847 las leyes de la Termodinámica y el principio de la conservación de la energía en su Primera Ley, donde expresa que en un sistema cerrado la energía total se mantiene siempre constante en sus transformaciones.

En 1850, Rudolph Clausius, W. Thompson y Lord Kelvin, enuncian el Segundo Principio, llamado «De degradación de la energía o aumento de la entropía» y dice que en un sistema cerrado, las transformaciones energéticas tienden a asumir la forma más degradada o desordenada, que es la calórica, uniformemente distribuida. La entropía o medida del desorden de un sistema tiende a aumentar si el sistema es cerrado. Esto es luego llevado a nivel universal puesto que el mismo universo es un sistema cerrado. El universo va a una muerte térmica, envejece y tiene su tiempo fijado.

El universo entero está en devenir. Aún no se hablaba de su origen y ya se pensaba en su fin con fundamentos científicos. La Física nos decía lo que la Fe ya nos había enseñado: que nuestro mundo debe acabarse. Esto expresa lo que luego Santo Tomás dirá en la tercera vía: los entes contingentes tienen potencia para no ser, es decir, el 2º Principio Termodinámico nos da un claro indicio de la contingencia del universo en su conjunto.

En la segunda mitad del Siglo XIX se desarrollan los métodos espectroscópicos que nos mostraron la naturaleza físico-química de las estrellas y permitieron el paso de la astronomía a la astrofísica. Este descubrimiento nos mostrará la unidad físicoquímica del universo, que está constituido por los mismos elementos, con gran predominio de H+ y He.

Las estrellas también mutan pues en ellas se desarrolla un proceso energético que termina agotando toda su energía como si se gastara un combustible.

El espacio está surcado por radiaciones electromagnéticas y por rayos cósmicos (partículas subatómicas) que siguen las leyes Maxwell.

En 1924, Hubble, con el gran telescopio del Monte Wilson, comienza el descubrimiento de las galaxias. Cada una tendría aproximadamente 100.000 millones de estrellas y según algunos, habría unos 100.000 millones de galaxias. Las galaxias se aglomeran y forman cúmulos y supercúmulos que nos dan una idea de la estructura del universo a gran escala. Nuestra galaxia, la Vía Láctea, pertenece al supercúmulo de la Virgen.

En 1929, E. Hubble formula su descubrimiento de la recesión de las galaxias (según la Ley Hubble): Las galaxias se alejan a una velocidad proporcional a sus distancias. Esta es la verdadera clave de la cosmología actual, pues es la verificación de un comportamiento mutable a gran escala de todo el universo. La fuga de las galaxias asigna a todo el universo una dirección temporal unívoca y hace pensar en un momento primordial de concentración de la masa de todo el Cosmos.

El Universo tendría algo análogo a una historia, ya no es más el movimiento en el mundo sublunar que concebían Aristóteles y los hombres de su tiempo, sino que todo el Cosmos está en constante mutación.

No es distinta la situación a nivel subatómico pues hay todo un mundo por investigar, el de la mecánica cuántica, la física de las partículas subatómicas.

Creemos que hasta aquí podemos dar por suficientemente confirmado a escala cósmica el punto de partida de la Primera Vía del Angélico Doctor: «Vemos que en el mundo hay cosas que se mueven». Es más, la noción de reposo es enteramente trascendente al mundo físico, que es el mundo de nuestra experiencia.

Segunda Vía

En esta vía se parte de la evidencia de la causalidad eficiente en el mundo. Santo Tomás nos remite a Aristóteles en el L. II de la Metafísica como su fuente en esta vía pero en ese texto del filósofo, vemos que trata sobre la causalidad en todos sus géneros, pero no presenta una prueba elaborada sobre la existencia de Dios, y menos aún una mención de la causalidad eficiente propiamente tal como la entiende Tomás, de modo que pareciera que es una formulación propia del Santo con elementos aristotélicos en el contexto de la doctrina del ser de Tomás. Pero de todos modos es solo un comentario, pues esta cuestión no es tema del presente estudio.

Santo Tomás comienza su formulación diciendo: Hallamos que en este mundo de lo sensible hay un orden determinado entre las causas eficientes;

Esta proposición con la cual comienza la vía , evidente para Santo Tomás, fue puesta en duda no solo desde el lado filosófico con las críticas empirista: D. Hume , J. Locke, nominalista :G. de Occam, conceptualista: I. Kant.; sino también en este siglo por la misma ciencia física.

En el año 1900 Max Planck descubre la cuantificación de la energía y el carácter dis-continuo de los procesos energéticos que da origen a la mecánica cuántica, que es aquella parte de la física que estudia los fenómenos subatómicos. Este descubrimiento revoluciona el mundo científico, pues la absorción o la emisión de energía radiante por saltos y no en forma continua crea una imagen del mundo físico distinta del modelo clásico aceptado hasta entonces..

En 1927 W. Heisenberg propone su principio de indeterminación, según el cual en el mundo físico del electrón y demás partículas subatómicas y en los fenómenos que se dan con valores menores a la constante de Planck h = 6.55 x 10 a la -27 existe una interacción entre el sistema físico observado y el observador que provoca en aquel una perturbación imposible de evitar y valorar adecuadamente y por consiguiente se pierde a ese nivel el carácter de previsibilidad de los fenómenos físicos al ser imposible para el observador establecer una relación causal . Es decir, al no poder percibir un sistema fisico por debajo del orden de la constante de Planck en su situación A (antecedente), no podemos calcular la situación B (consecuente).

El propio Heisenberg concluye:…..»Pero en la formulación precisa de la ley de causalidad: Cuando conocemos suficientemente el presente, podemos calcular el futuro, no es falsa la consecuencia sino la premisa. En principio no podemos conocer el presente en todos sus mínimos detalles. Por ello toda observación es una selección entre una multitud de posibilidades y una restricción del futuro posible. Luego, el carácter estadístico de la teoría quántica esta tan ligado a la imprecisión de toda observación que uno podría sentirse inducido a suponer la existencia detrás del mundo estadístico percibido, de un mundo real donde rige la ley de causalidad; pero tal especulación nos parece, insistimos, estéril y sin sentido. la física no debe sino describir formalmente relaciones de observaciones; mas aún se puede caracterizar mucho mejor el estado de cosas así : Puesto que todos los experimentos caen bajo las leyes de la mecánica cuántica y por ello de la igualdad, así se constata definitivamente, por medio de la mecánica cuántica la invalidez de la ley de causalidad. Hasta aquí Heisenberg. Con esto se desmorona el determinismo de la física clásica de I. Newton, y por eso provoca provoca también reacciones dentro del mundo de la física como mas adelante veremos.

Hasta ese momento reinaba en el ámbito de las ciencias físicas el mundo de I. Newton, en donde la ley de la causalidad y un conocimiento con exactitud matemática posibilitaban expresiones como la de Laplace: «Debemos pues considerar el estado presente del universo como el efecto de su estado anterior y como la causa del que debe seguirle. Una inteligencia que en un instante dado conociera a todas las fuerzas que animan a la naturaleza y la situación respectiva de los seres que la componen y que por otra parte fuera lo suficientemente amplia como para someter estos datos al análisis, abarcaría en la misma formula los movimientos de los cuerpos mas grandes del universo y los de los átomos mas ligeros; nada le sería incierto y tanto el futuro como el pasado estarían presentes delante de ella».

Declarar la invalidez de la causalidad significa ni mas ni menos que afirmar la imposibilidad de la ciencia, pues ciencia es un conocimiento de las cosas por sus causas entendiendo por estas a todos los géneros de causas (eficiente, final, formal y material) si bien la ciencia físico-matemática se ocupa fundamentalmente de la causa eficiente y material, la gravedad de la situación la entendieron tanto científicos como filósofos, entre ellos el mismo Max Planck quien llegó a proponer un nuevo enunciado del principio de causalidad a fin de poder mantenerlo, o el mismo A. Einstein quien se negó a aceptar la nueva situación como valida.

Ahora bien. ¿Cuál es el alcance de la argumentación de Heisenberg?

En primer lugar no se debe confundir una ley física de alcance fundamentalmente empírico, con un principio por si evidente que encuentra su lugar propio en la metafísica.

La causalidad, desde un punto de vista empírico aparece como una simple sucesión de fenómenos donde el antecedente se considera siempre como la causa y el consiguiente como efecto, pero en este orden nunca estamos en condiciones de probar que el consecuente (efecto), involucra interna y necesariamente al antecedente (causa), puesto que un fenómeno en cuanto hecho puramente empírico, no supone necesariamente otro. Este es el plano donde se puede negar la causalidad. Pero el principio de causalidad es de distinto orden, connota un aspecto ontológico ineludible, porque es una relación de ser a ser, recibiendo el efecto el ser que le da la causa. De ahí que la causa es activa y el efecto pasivo, la causa es acto el efecto en cambio está en potencia respecto de la perfección que le comunica la causa.

En cuanto principio por si evidente Santo Tomás lo expresa con diversas fórmulas pero prefiere, afín de mostrar su carácter per se nota las formulas de la participación, pues el ente por participación tiene evidentemente el ser recibido y por lo tanto es causado como inmejorablemente lo dice en una formula que recapitula todas las otras en la Summa Theologiae en el tratado de la creación: «porque de ser ente por participación, se sigue que ha de ser causado por otro. Por consiguiente tal ser no puede existir sin ser causado». I q 44 a.1 ad 1.

Es decir pertenece a la esencia de lo causado el ser participado.

Así entendida, la causalidad en su lugar gnoseológico propio se ve en toda su dimensión la confusión de planos de Heisenberg pues el principio de causa es evidente en si mismo y para todos, basta solo enunciarlo correctamente, como expresa una relación ontológica de ser a ser es de orden metafísico y no depende de ninguna medición de tipo físico valga la redundancia.

En la vida cotidiana, tenemos todos los seres humanos una percepción del ente sensible no es aún una percepción metafísica, pero nos permite establecer las primeras relaciones inmediatas y evidentes una de ellas es la de causa efecto en la producción de todos en la vida cotidiana, Veamos un ejemplo : En el desarrollo de este escrito veo tres especies de causalidad: La espiritual pura ,expresada en la voluntad y en la dirección de las i ideas ; la de la mano que escribe, y finalmente los movimientos de la pluma que traza los caracteres sobre el papel. Esto es una recta fenomenología percibiendo el fenómeno me abro al ser y puedo percibir la causa como evidente .Pero esto también lo sabe Heisenberg, pues debió de admitir que la causa de la incertidumbre en la experiencia cuántica estaba en el observador.

Con esto podemos dar por evidente el punto de partida de la segunda vía de Santo Tomás.

Tercera Vía

En la tercera vía el Angélico parte de los seres contingentes o entes que pueden ser o no ser hasta ascender al Primer Necesario por sí mismo.

Santo Tomás habría tomado esta vía del árabe Avicena, también se la vuelve a encontrar en el filósofo judío Maimónides, pero Santo Tomás la desarrolla como la tercera vía de la Suma Teológica reformulándola según su propia doctrina del ser.

En la primera vía se ha demostrado que Dios es el Primer Motor Inmóvil, en la segunda la Primera Causa Incausada, y en ésta se demostrará que es el Primer Ser Necesario y Causa de todos los demás.

El punto de partida es sensible como en todas las vías y parte del fenómeno universal de la generación y corrupción con la expresión: «en la naturaleza hay seres que se producen y seres que se destruyen».

A propósito de la primera vía, cuando analizamos el movimiento según las ciencias naturales, vimos que este fenómeno de producción y destrucción es universal desde los núcleos atómicos hasta las galaxias. Y desde los seres vivientes más elementales hasta el hombre. Es más, la sola concepción de un universo en expansión, con todas las precisiones del B.B. clásico muestran que la contingencia en el mundo es universalmente manifiesta. A medida que descendemos al mundo subatómico se hace más imprecisa la necesariedad de las leyes físicas. Es lugar común de los físicos teóricos decir que «todos los cálculos de los fenómenos físicos se han de hacer dentro del principio de incertidumbre»(6).

Por otra parte como quiera que se afectan nuestra misma percepción de los fenómenos subatómicos como mostrara Max Planck la emisión y la absorción de energía por parte de los cuerpos que es la base de los cuerpos físicos es discontinua, al contrario de lo que se creía en la física clásica.

De modo que hoy la noción de contingencia sale del mundo sublunar y se hace universal desde los fenómenos subatómicos hasta el cosmos en su conjunto.

Este es el punto de partida de la tercera vía por la cual el Angélico nos invita a ascender con nuestro intelecto hacia Dios.

Cuarta Vía (7)

La cuarta vía, quizá la más compleja y metafísica de todas, parte de los grados de perfección que hay en los seres. Para la elaboración de esta vía Santo Tomás toma elementos de Aristóteles, el Pseudo Dionisio, Proclo, etc. (8)

En esta vía Santo Tomás se sirve de la noción de participación y parte de la continuidad del ser en el orden sensible.

Hoy las ciencias de la naturaleza han verificado hasta en sus más íntimos detalles un orden ascendente de complejidad y perfección en los entes corpóreos. En la formación del Cosmos nos muestran las teorías cosmológicas actuales la aparición de núcleos atómicos desde el hidrógeno hasta los núcleos más pesados, cubriendo todo el espectro de la Tabla Periódica. La espectroscopía (9) ha mostrado la existencia y abundancia de todos estos elementos en el universo.

También se ve la exquisita gama de puntos de contacto entre los seres vivientes que hoy todos los biólogos aceptan, aunque el primero en ponerlo de manifiesto el siglo pasado fue Darwin (10), quien lo percibió sin entenderlo totalmente. Es la manifestación de la scala naturae de Aristóteles que muestra la continuidad del ser en el orden sensible, expresión de la participación metafísica de cada especie en la especie superior y la participación de todas las cosas respecto de Dios en el orden del ser. Participación que muestra y está fundada en la causalidad trascendente de Dios que es Causa Primera sobre las causas segundas, las cuales operan según el modo de ser de cada una. Este es un orden dinámico como cada vez mejor lo muestran las ciencias de observación, pues el ente corpóreo es ser en movimiento como hasta aquí se ha visto.

Hasta aquí la cuarta vía.

Quinta vía

La quinta vía la toma Santo Tomás según dice en la S. contra Gentiles L l cap. 13 de San Juan Damasceno De fide orthodoxa l cap 3. En el texto de la Summa Theologiae dice: La quinta vía se toma del gobierno del mundo. Vemos en efecto que cosas que carecen de conocimiento como los cuerpos naturales, obran por un fin como se comprueba observando que siempre o casi siempre , obran de la misma manera para conseguir lo que mas les conviene; por donde se comprende que no van a su fin obrando al acaso, sino intencionadamente. Ahora bien , lo que carece de conocimiento no tiende a un fin sino lo dirige alguien que entienda y conozca, a la manera como el arquero dirige la flecha. Luego existe un ser inteligente que dirige todas las cosas naturales a su fin, y a este llamamos Dios. (11)

Esta vía que se funda en la finalidad que tiene toda la naturaleza, es tal vez hoy la mas manifiesta.

Los hombres de ciencia de los tiempos modernos, siempre han objetado, la finalidad que los filósofos encuentran en la naturaleza, por eso es particularmente interesante conocer las opiniones y comprobaciones dominantes en el mundo científico sobre este tema.

La finalidad no solo se manifiesta en el obrar de los entes naturales, sino que estos están de tal modo hechos, que parecen como con vistas a un resultado.

En el siglo pasado se fustigaba esta noción desde el lado de las ciencias particulares, por no ser científicamente comprobable. En efecto voces autorizadas como la de Claude Bernard han escrito:» La causa final no interviene en modo alguno como ley de la naturaleza actual y eficaz» (12)

Es cierto, que la causa final no se deja ver fácilmente en el laboratorio del científico, pero en modo alguno contradice a lo que se verifica por el experimento, antes bien , lo enriquece, dándole una dimensión racional mas profunda.

Pero en la cosmología actual, el universo en su conjunto es considerado con un orden de finalidad manifiesto y esto se deja ver claramente desde el lado de las ciencias positivas, con una doctrina aparecida en el seno de la cosmología científica a partir de 1960, el denominado principio antrópico.

La cosmología moderna se había atenido al principio copernicano, según el cual no se debe atribuir ninguna posición privilegiada en el universo a la tierra ni al hombre, al menos desde una perspectiva científica.

Según el principio cosmológico, nada hacía pensar que el sistema solar, la Vía Lactea, o el grupo local, o el Supercúmulo local fueran situaciones especiales dentro de la monotonía de un cosmos uniforme. (13)

En 1961 en Princeton, R. Dicke (14) Publica un estudio en donde muestra que la edad del Universo era la exactamente requerida para permitir la formación de planetas habitados como la Tierra.

Con la asunción de un Universo evolutivo, a T (edad del Universo) de algún modo su valor está limitado por las exigencias biológicas que se encuentran en la época del hombre.

La primera de estas exigencias es que el Universo y por tanto las Galaxias, hayan envejecido lo suficiente como para que existan otros elementos aparte del (H+) Hidrogeno.

Es bien sabido que se requiere (C) carbono para la química de la vida .Un límite superior para la época del hombre está en la exigencia que tenga un hogar habitable en la forma de un planeta que gire alrededor de una estrella luminosa (15)

Este razonamiento llamativo en un científico nos sorprende gratamente, en realidad no es científico en el sentido moderno del término, sino propiamente filosófico, pues razona teniendo en cuenta la finalidad de su objeto. Esta sería la primera propuesta del llamado principio antrópico débil.

En 1973 Collins y S. Hawking publican un artículo en el que preguntan porque el universo es isotrópico ( igual en todas direcciones) en el cual responden : La isotropía del universo y nuestra existencia son a la vez el resultado de que el Universo se esté expandiendo justo en torno al valor crítico ( de densidad de masa con omega menor o igual a 1 pero cerca de ese valor). (16)

En 1974 B. Carter (17) en Cambridge publica el principio antrópico en su formulación fuerte que dice así :» El universo y por tanto los parámetros fundamentales en los que se basa debe ser tal que permita la creación de observadores, en su interior en algún estadio suyo. Parafraseando a Descartes Cogito ergo mundus talis est.

Dejando de lado la mención Cartesiana que poco tiene que ver con un argumento de corte finalista o al menos con connotaciones de tal como este, y que probablemente tenga que ver con las interpretaciones y el papel del observador en la mecánica cuántica, Carter lo que nota es que las constantes fundamentales del cosmos , en sus relaciones mutuas y con sus exactos valores numéricos son absolutamente necesarias, para permitir la existencia de la vida y del hombre, hasta el punto de que con que solo variaran mínimamente el hombre no podría existir.

Es decir, en su versión fuerte, el universo debe poseer las propiedades que permiten el desarrollo de la vida en él , en algún estadio de su historia». Esta formulación también admite decir que es no solo antrópico sino también biótico el principio considerado pues es para todo ser viviente.

La proposición antrópica en el seno de la cosmología científica nos invita a algunas reflexiones.

El mundo físico según el estado actual de la ciencia, se centra en cuatro fuerzas fundamentales según los últimos descubrimientos de la física de partículas.

En primer lugar, la fuerza de gravedad, la fuerza o energía electromagnética, la fuerza de atracción fuerte que une las partículas que componen el núcleo atómico tales como los protones y neutrones, y la fuerza de atracción débil. Según el equilibrio dinámico de estas cuatro fuerzas se organizan todos los cuerpos del universo. Por ejemplo si hay una mayor densidad de masa habrá un mayor predominio gravitatorio lo que pasado un valor crítico produce un colapso gravitatorio, si fuera la inversa cambiarían las características de agrupación dispersándose la materia cósmica impidiéndose de este modo la formación de galaxias, estrellas y planetas. A su vez según un equilibrio ideal para los fines de nuestro universo (que es el único del cual tenemos experiencia),de estas condiciones se requiere un determinado tiempo para producir todos los requerimientos indispensables para la vida inteligente . Para ampliar el panorama y porque no, el asombro que movió al científico a especular sobre este principio, las constantes físicas, esto es los valores en torno a los cuales se ordena nuestro universo no es estadísticamente el mas probable sino al contrario de tal modo que podemos decir que aparece, desde el punto de vista científico, finely tuned o en fina sintonía con la vida. Como dice J.J. Sanguineti :»La naturaleza se manifiesta como un autentico cosmos en el antiguo sentido de los griegos, es decir como una armonía matemática muy específica, pensada para que en ella encaje perfectamente el planeta de la vida y el hombre..

Con lo ya dicho podemos concluir que el Universo en su totalidad se mueve y obra por un fin por lo cual se muestra como pensado por un ser inteligente, que es quien lo dirige a su fin, y al que llamamos Dios, como nos enseña Santo Tomás, y permiten afirmar las ciencias de la naturaleza con rigor en nuestro tiempo, al fin del siglo XX.

Conclusión

Lo que he escrito no pretende ser un desarrollo de las vías con formulación aggiornada, sino examinar los puntos de partida y algunos conceptos que están implicados en su desarrollo, que podrían hoy ser puestos en duda.

Es, según creo, invariable lo notorio de los puntos de partida de las vías para el sentido común de los hombres de todas las épocas, porque siendo evidencias cotidianas son apoyos firmes como primer escalón para ascender al Creador. Chesterton decía: Denme cualquier cosa de la naturaleza que me servirá de punto de partida para una vía hacia Dios. Comparto totalmente la posición del genial escritor ingles, no se equivoca, pues para comenzar cualquier vía para demostrar la existencia de Dios solo hace falta un existente.

En este estudio quise darle la palabra a las ciencias de la naturaleza de nuestro tiempo, a fin de poner a prueba, asumir con un sentido mas riguroso, o bien enriquecer con nuevos aportes nuestras verdades de sentido común, a la luz de los conocimientos actuales.

Debo hacer algunas aclaraciones:

En primer lugar, le he dado la palabra fundamentalmente a ciencias fisico-matematicas, como la física teórica, la cosmología científica, la astrofísica, y la mecánica cuántica, si bien solo pasando revista a los aspectos de esas disciplinas tocantes a mi tema de estudio. Estas ciencias en el marco sapiencial tomista, las llamadas ciencias medias en donde las matemáticas (2º grado de abstracción) se aplican a la física (1ºgrado de abstracción) .

En segundo lugar tengamos en cuenta algo que no es de poca monta:

a) La matemáticas pone entre paréntesis a la ontología e ignora la existencia (18)

b) La física y el análisis empiriológico supone la existencia de su objeto pero no la trata.(19)

c) En cambio la metafísica parte de una existencia para llegar a otra existencia, el acto de ser es su meta y en el ente resuelve toda su temática de modo que alli es donde encuentran su lugar gnoseológico las vías de la existencia de Dios, pero dado que el punto de partida es un existente sensible, serán las ciencias de observación las llamadas a enriquecer nuestra percepción de dichos puntos de partida.

Luego de concluido este estudio creo que el balance es positivo sobre todo en cuanto al acercamiento de las ciencias y mas que nada los científicos al Creador en este final de siglo. Los científicos no tienen en cuanto tales que ocuparse de filosofía, pero en tanto hombres, les resulta inevitable vivir con un determinado y aceptado universo de ideas donde inscribir su existencia , por eso es mejor conocer algunas cosas básicas que vivir confundido , o esclavizado a la propia ignorancia , pues lo que no se sabe se inventa cuando nos es imprescindible .

Por último, voy a recomendar una vez mas, para llegar a Dios como causa trascendente de todo lo que es, siempre hemos de partir de una existencia para llegar al Puro SER que es la razón de todo el universo es decir de una existencia a otra Existencia que propiamente hablando no existe sino que simplemente ES.

Por Guillermo Alberto Romero


NOTAS

1. Pio XII y las Pruebas del a Existencia de Dios. Discurso a la P.A.C., 22 de noviembre de 1951, Acta Apostólica Sedis, 44, 1952, pp 31 a 43.-

2. Juan Pable II, Acta Apostolica Sedis, 73, 1981, pp 669-670.-

3. J. Maritain, Aproximaciones a Dios., Ed. Encuentro, Madrid, 1994. Trad. R. Rovira, pp 12 y 13.-

4. Aristóteles, Física VII

6. S. Hawking, Historia del Tiempo,

7. S. Theol. I, q II, c. Cuarto arg.

8. Cornelio Fabro, Drama del hombre y misterio de Dios, pp. 362 y sig. Ed. RIALP SA, Madrid, 1977.-

9. J.J.Sanguinetti, El origen del Universo, pp. 151 y sig., Ed, UCA, Buenos Aires, 1994.

10. Ch. Darwin, El origen de las especies,

11. Summa Theologiae l pars q 2 a.3 c.

12. Lecciones sobre los fenómenos vitales comunes a los animales y a los vegetales. Librairie Philosopfique. J. Vrin París 1966

13. J:J: Sanguineti o.c. pag. 223

14. R. Dicke, Dirac`»s Cosmology and Mach»s principle, Nature. 192. 1961 New York

15. ibidem pag 440 y 441

16. Collins, S. Hawking- ¿Why is the universe isotropic?. The Astrophisical journal 180, 1973 pp 317-334

17. B. Carter, Large number coincidences and the anthropic principle in cosmology, en M.S. LONGAIR(ed)op

18. Ch. de Koninck El Universo vacío también E. Gilson Ese difícil ateismo Ed. U.C. de Chile Instituto de Filosofía Santiago de Chile 1991

19. J. Maritain Los Grados del Saber ed Club de Lectores Bs. As.

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