Santas Perpetua y Felicitas, mártires (+ 203)
A causa de su conversión al cristianismo, Perpetua, joven noble de 22 años, madre de un hijo y Felicitas, su esclava, que dió a luz en la cárcel, fueron atormentadas. El padre de Perpetua intentó por todos los medios disuadirla de su fe. Murieron alegremente por Cristo. Las actas de su martirio fueron leídas, desde los tiempos de S. Agustín, el día de su conmemoración, en las comunidades cristianas del norte de África. Se hace mención a ellas en el Canon Romano de la Santa Misa. Las presiones exteriores no pueden, nunca, llevarnos a negar nuestra fe.
San Pablo el Simple (siglo IV)
Era un hombre sencillo cuya joven mujer le era infiel continuamente. La gente se lo decía una y otra vez, pero él no se lo creía, hasta que un día volvió del campo antes de lo habitual y la pilló en flagrante delito. “Encárgate de ella y de los niños- le dijo al cómplice- porque no volveré nunca más por aquí”. Y se fue a buscar a San Antonio al desierto de Tebas, en Egipto.
“A los sesenta años eres demasiado viejo para hacerte monje,” le dijo Antonio, y no quiso verlo más. Pero Pablo se quedó allí a imitarlo. ¿Qué se arrodillaba Antonio? Pablo se ponía de rodillas ¿Qué comía o bebía? Pablo hacía lo mismo, y cuando Antonio increpaba al demonio, Pablo gritaba más fuerte que él. Al cabo de quince días, Antonio le permitió instalarse en una gruta vecina y durante un año le instruyó en la vida espiritual. Pablo recibió tantas gracias que se convirtió en uno de los ermitaños de más renombre en todo Egipto.
* El amor a Dios las llevó a ofrecer su vida por El.