“Nuestra sociedad está tan herida a causa del aborto, estoy convencido de ello”. Estas fueron las contundentes palabras de un hombre extraordinario residente en Austin, Texas donde también vive esta servidora.
Es extraordinario porque es un católico que se ha convertido en otro seguidor de Cristo que pasa en nuestra ciudad. Es fundador de Movile Loaves & Fishes, una organización sin fines de lucro que cada día da de comer a cientos de personas que no tienen hogar en los alrededores de Austin. Puedes visito su sitio aquí https://mlf.org/us/
No contento con esto, Alan también es fundador de Community First Village (Villa La Comunidad Primero) un complejo de viviendas ubicadas en 27 áreas de terreno y que otorga vivienda permanente a los deshabilitados y vagabundos crónicos. Esta comunidad existe para amar y servir a los vecinos que les ha tocado vivir en las calles a causa de sus problemas, puedes visitar el sitio aquí https://mlf.org/community-first/
Esta semana decidí reservar un tiempo de esta ocupada época de regalos y fiestas para venir a escuchar su testimonio en el almuerzo de la Asamblea de Católicos Profesionales en Austin. Como escribí anteriormente es un hombre e instrumento de Dios extraordinario.
Para su conferencia y explicar por qué ha creado esta comunidad para ayudar a otros, utilizó el cuadro La incredulidad de Santo Tomás pintado por Caravaggio en 1602.
El cuadro muestra a Cristo resucitado ante sus discípulos, pero Tomás se niega a creer, por lo que Jesús le ofrece que toque sus heridas. Alan comienza explicando que las personas cuando ven el cuadro tienden a mirar ciertos aspectos del mismo. Unos miran la ropa de Mateo deteriorada y sucia; otros miran la actitud tierna de Jesús; hay aquellos que miran a los apóstoles como acusando a Mateo de ser incrédulo y aquellos que fijan sus ojos en la herida, en la llaga de Dios, Cristo resucitado. Me impresionó mucho esta explicación al punto de hacer brotar mis lágrimas.
Alan habló de lo herida que está nuestra sociedad y que el mensaje cristiano nos reclama a nosotros que tenemos casa y comida, salir ayudar, amparar y ser compasivos con estos hermanos.
Muchas de estas personas, dice, son gente con enfermedades mentales, metidos en la droga, otros han abortado muchas veces, son delincuentes y no tienen un hogar.
Este hombre valiente va mucho más allá de todo y eso y a mi parecer se enfoca en salvar almas. El punto es que quiero aprovechar para hablar de que tú y yo esta Navidad también tenemos que pensar en todas estas mujeres que van abortar, las que ya lo hicieron por ignorancia, falta de responsabilidad y miedo.
Vuelvo a retomar las palabras con las que comienzo a escribir este artículo: “Nuestra sociedad está herida a causa del aborto, estoy convencido de ello”. Yo también estoy convencida de ello. Cuando una mujer aborta se mete un puñal ella misma sin ser consciente de que esa herida va a sangrar la vida entera. Abortar es abortar-me, es hacerme daño yo misma, es detener el plan de Dios para la vida, cambiarle la dirección por completo, es un crimen horrendo y brutal que ofende a Dios.
Después de abortar ya no serás la misma mujer nunca. Nunca. Esto solo lo puede comprender en toda su profundidad una mujer que haya vivido la dolorosa experiencia una o varias veces y por la misericordia de Dios haya tenido la oportunidad de darse cuenta del pecado tan horrible que cometió, se haya arrepentido y haya caminado por la vía purgativa durante los años que Dios decida, para sanar y después ayudar a otros. Es así. Sólo Dios en su gran misericordia puede curar, restaurar el corazón, la mente y la autoestima que ha abortado.
Por ello es mi deseo que esta navidad, caigamos de rodillas y contemplemos muchas veces a ese bebé, Jesús, que nace pobre, dependiente de una mujer pues es ella quien lo recibirá en sus brazos y le va a dar de comer. Es ella, la mujer a la que le toca hacer esto. Esto es una verdad absoluta.
Caigamos de rodillas para pedirle perdón por las heridas que las mujeres conscientes o no hemos causado a la sociedad por haber tomado la decisión de abortar. Oremos por las que quieren abortar para que descubran la presencia de Dios y no hieran su amantísimo corazón, que se encuentren con una amiga de verdad que no las lleve a decidir por su bebé. La vida la regala Dios. Es un don que se nos da. La vida es propiedad de Dios. Yo no puedo hacer lo que yo quiera con mi cuerpo. No.
Es preciso y urgente alzar la voz en Navidad para que no olvidemos que no todos desean que un bebé nazca, no todos celebran la navidad, no todos quieren ver nacer a Jesús.
Pidamos a “la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios por quien se vive” que a nosotras las mujeres nos de ese corazón y esa sensibilidad para trabajar como voz en el mundo y hablar más y sin tapujos sobre el aborto y sus funestas consecuencias.
“No tengas miedo de hacer el bien, de vivir el Evangelio y defender la vida”. Pide ayuda a tu ángel de la guarda para no tener miedo de hacerlo.
Gracias a Alan por despertarme y darme la fuerza de escribir esto gracias a su mensaje. Dios lo bendiga. Feliz Navidad a todos.
Sheila Morataya
Austin, TX
sheilamorataya.co
Feliz Navidad Sheila!, el mundo necesita más Natividad de Dios en los corazones y hogares del mundo entero, para curar las injusticias y tener Vida en abundancia.
Gracias nuevamente.