Los maestros

Recuerdo el aula de piso de tierra donde se podían apreciar las paredes de adobe encaladas en lo que quizá fue una pequeña estancia, había bancas de madera dobles, las más antiguas que he visto en toda mi vida, pero de una comodidad, aroma y textura que aun despiertan la nostalgia, y a cargo de mi primera aventura escolarizada Angelita (literal) Villalobos, la dueña de ese venerable espacio, ejemplar maestra de kínder antes de que esa categoría existiera en la educación oficial.

Fui afortunado de contar con mis padres que compartieron y acompañaron (sin abandonar) la responsabilidad de la educación con mis maestros de escuelas oficiales, con lecturas, música, y tareas para las “primeras letras”.

También me vienen a la memoria amigas y amigos de la infancia que salieron de sus casas después de la secundaria, para ir a estudiar en las Normales de otros estados de la república porque no había ni la capacidad económica ni las opciones de estudiar otra cosa, muchos de ellos ya maestros siguieron estudiando hasta completar carreras universitarias, e incluso posgrados.

Hay muchas malas historias asociadas a la educación en México, principalmente por la indolencia de las autoridades y de los líderes sindicales que mantienen un nivel deplorable en el sistema educativo, y también por actitudes de algunos malos maestros y “aviadores”, debemos trabajar para tener buenas historias.

Según el informe 2015 sobre los docentes en México recién publicado por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, algunas deficiencias en la formación de maestros pueden ser debidas a sus limitaciones por venir de familias pobres, y por otra parte señala que cada vez menos jóvenes se interesan en ser maestros por el sistema de ingreso al servicio docente, los salarios y las expectativas de mejora a largo plazo (pág. 122).

La historia de esta pareja de maestros no es distinta de la de muchos docentes que iniciaron su formación de jóvenes en comunidades rurales o indígenas a través de la telesecundaria.

Él hijo de padres rarámuris educado en una comunidad de las barrancas de Chihuahua, ella de Cuauhtémoc, comunidad agroindustrial enclavada a la entrada de la sierra del mismo estado. Se conocieron en preparatoria y se casaron, todo su matrimonio viviendo y educando a sus tres hijos, dos de ellos adolescentes y uno todavía niño mientras seguían preparándose, certificándose y superándose.

Un día ella consiguió una plaza en la frontera, así que mientras el esposo esperaba que le reasignaran su plaza de maestro en una comunidad rural, a donde viajaba acompañado de su hijo menor a dar clases todo los días, ella se fue a trabajar a otra ciudad haciendo milagros para trasladarse cada fin de semana de aventón, o en camiones “irregulares” a mitad de precio para estar con su familia.

Digamos que es un caso de éxito con final feliz, ¡sólo tuvo que esperar cinco meses a que le llegara su primer pago! Finalmente su esposo también consiguió que le transfirieran su plaza y nuevamente está reunida toda la familia.

El contraste entre la vida de los funcionarios educativos y líderes sindicales y la de la gran mayoría de profesores es escandaloso. Los maestros brindan un servicio invaluable a la sociedad, y muchos lo hacen enfrentando todo tipo de limitaciones. ¿No debería la Reforma Educativa atender estos problemas? ¿Por qué no es prioridad del gobierno o del sindicato? ¿Qué celebramos el día del maestro? ¿Estamos conscientes de que la educación es una herramienta poderosa para construir la paz y el desarrollo? ¿Los padres de familia asumimos nuestra responsabilidad educativa?

Felicidades a todos mis maestros desde Angelita hasta mi tutor en el doctorado, y también a todos los que con su dedicación y a pesar de obstáculos y limitaciones, sirven tanto a buenos como a malos estudiantes y les brindan la oportunidad de ser mejores.


Oscar Fidencio Ibáñez Hernández
@OFIbanez

Casado, padre de 3 hijos, profesor e investigador universitario, y bloguero. Ingeniero Civil, Maestro en Ingeniería Ambiental y Doctor en política y políticas ambientales.

Mexicano, católico, autor entre otros textos de “El Espíritu Santo en tiempos de Twitter: Documentos del Concilio Vaticano II para tuiteros. Celebrando el #AñoDeLaFe”

Admirador de la Creación en todas sus dimensiones. Nací en La Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Mansos del Paso del Norte (Hoy, Ciudad Juárez, Chihuahua).

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