Contra el qué dirán: Abuelo y Nieto montados en un Jumento

Una espléndida mañana de primavera, viajaban juntos a la ciudad abuelo y nieto. Iban montados en un burro. Al cabo de cierto tiempo de caminar, el pobre animal empezó a dar señales de fatiga, en el preciso momento en que pasaban junto a unos segadores que estaban entregados a las faenas del campo. Uno de los segadores, indignado, por el excesivo peso que llevaba el burro, les gritó: "¡Eh, viejo! Ya podíais bajar del burro los dos, que buenas piernas tenéis y no cansar al pobre animal que no puede con vosotros dos." El viejo le dijo a su nieto: "¿Sabes que tiene razón? Anda, hijo, vamos a apearnos." Abuelo y nieto se bajaron del burro y siguieron el camino andando junto al burro.

Al poco rato tropezaron con unos labradores que, al ver al abuelo y al nieto caminar a pie sin hacer uso del animal, se echaron a reír de los dos caminantes. Uno de los labradores dijo en voz alta: "¿Para qué querrá ese viejo el burro, si los dos van a pie? Podría montar uno de ellos por lo menos." El anciano pensó y le dijo a su nieto: "¿Sabes que tiene razón ese labrador? Mira, monta tú, hijo, que yo caminaré a pie." Y así lo hicieron.

Poco antes de entrar en la ciudad pasaron junto a unos hombres que descansaban a la vera del camino y quedaron sorprendidos de ver al pobre viejo andar con algo de cansancio y al nieto montado tranquilamente en el burro. Entonces uno de los hombres exclamó: "El viejo apenas puede andar, mientras el chico que tiene buenas piernas va montado en el burro." Al pobre viejo le convencieron las razones de aquel hombre. Y le dijo a su nieto: "Mira, muchacho, baja del burro que yo subiré." Bajó el chico y se montó el abuelo.

Satisfecho iba el viejo montado en el burro, esperando que nadie le reconviniera ya sobre si ir montado en el burro o caminar a pie, cuando cruzaron con dos hombres y una mujer que, al verlos, dijo uno de ellos: "Mirad a ese viejo, qué pocos sentimientos tiene. Deja ir a pie al pobre niño, mientras él, tranquilo y descansado, va montado en el burro. Ya podría bajar él y subir el chico." El abuelo reflexionó un momento y le dijo a su nieto con toda calma: "Ves, hijo, no se puede hacer nada a gusto de todos. Unos te dicen una cosa y otros otra. Ya vayamos montados los dos juntos en el burro, ya lo haga yo solo o tú, o ya vayamos caminando los dos a pie, daremos motivos a las gentes a que nos digan algo en contra o a favor. Mira, hijo mío, desde este instante vamos a hacer lo que nos convenga."

Explicación Doctrinal:

En la vida tienes que poseer un espíritu independiente, libre, para hacer lo que te convenga y jamás debes obrar, ni actuar por el qué dirán los demás. Hacer tal cosa o no hacerla por miedo a las gentes, o porque los demás lo hacen lo vas a hacer tú, eso es de esclavos, es tener un espíritu encogido y servil. Y tú, que eres hombre, debes ser decidido, hacer lo que te conviene y no estés nunca pensando qué dirán fulano o mengano, si digo esto o hago aquello. Nos debe tener sin cuidado lo que piensen los demás. Lo importante es que hables y obres con verdad, rectitud y justicia, y luego hacer lo que más te convenga.

Norma de Conducta:

Hablaré y obraré con rectitud, sin pensar en el qué dirán los demás.

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