Dios nos quiere santas…

Creemos que Dios siempre es una actividad de segunda mano, algo que se hace "si me queda tiempo". Cuando Dios es tu actividad central, te sorprenderás de cómo te alcanza el tiempo… 

La vida diaria, las obligaciones típicas de cada día, la velocidad con la que hoy se quieren lograr las metas y las propias ambiciones muchas veces nos hacen perder de vista el verdadero sentido de nuestra vida sin darnos apenas cuenta. Estamos muy ocupadas.

Cuando nuestra vida es demasiado agitada y nos dejamos ahogar por la rutina, los resultados no se hacen esperar: estamos agresivas o no le hallamos sabor a nada; vivimos quejándonos o estamos mal humoradas. Tal vez comienzas tu día pidiendo permiso a la cama para levantarte pues en realidad estás fatigada. Lo peor de todo es que tienes que levantarte casi de madrugada pues ya las obligaciones son diferentes. Tengo dos, tres niños y hay que prepararles desayuno, quizá planchar una camisa a mi marido y luego, si queda tiempo arreglarme en 10 minutos llenos stress para llegar a tiempo al trabajo y marcar la tarjeta.

 

Llego a mi trabajo, me meto en él 8 o 10 horas y salgo corriendo a preparar la cena. Si tienes la suerte de tener empleada a una chica que te ayude en casa es algo que tienes que pasar por alto, pero aun así los niños te reclaman un tiempo para hacer las tareas, para jugar, para ser escuchados y que los lleves a la cama y les leas un cuento.

 

Muchas veces el marido no colabora, prefiere ver televisión y te encuentras con la imaginación a mil pensando que eres la "mil usos". Te preguntas, ¿qué sentido tiene todo esto?

 

Si no tienes a Dios como centro de tu vida, créeme que tarde o temprano acabarás hartándote.

Una mujer que no tenga muy claro que Dios es su Padre y que todas sus actividades giran en torno a Él acabará en la desesperación y en el "sin sentido". ¡Si supiéramos que todo ese torbellino de actividad es una materia prima increíble para convertirnos en santas! Si, así como lo oyes, Santas, con mayúsculas. Pero detengámonos un poco. ¿Qué significada para ti ser santa? ¿Con qué intensidad persigues la unión con Dios cada momento de tu vida? ¿Piensas que la santidad de una mujer solo se puede alcanzar en un convento? Déjame contarte algunas cosas…

 

Dios nos necesita santas

 

Tú y yo formamos parte de la familia de Cristo, porque El mismo nos escogió antes de la creación del mundo, para que seamos santas y sin mancha en su presencia por la caridad, habiéndonos predestinado a como hijas adoptivas por Jesucristo, a Gloria suya, por puro efecto de su buena voluntad.* Esta elección gratuita te marca a ti y a mi un camino propio a seguir: ser santas. ¿Por medio de qué? Nos lo pone muy claro: la caridad.

 

Cómo nos hace falta a cada una de nosotras las mujeres re-pensar lo que es la caridad, lo que es el amor pues nuestra sociedad está y seguirá estando así de convulsionada mientras no haya mujeres dispuestas a "ser el amor" en el corazón de una sociedad que pide la caridad a gritos.

 

Nutrirse con el Amor

 

Pero para dar amor, caridad verdadera, hay que zambullirse amiga, tal y como lo hace un clavadista, en la vida de Cristo. Todas tenemos en casa una Biblia, y si no tienes una es hora de que te consigas una buena Biblia Católica. Lee el Evangelio, quizá solamente diez minutos cada día, pero hazlo con atención, con pausa. Yo te invito a conocer a muchas amigas mías que aparecen ahí: la Samaritana, la pobre mujer que tenía hemorragias (la Hemorroisa), Marta y María que atendían tan bien a Nuestro Señor en Betania junto con Lázaro a quien el Señor resucitó, también están santa Isabel, Ana de Fanuel, Juana la mujer de Cusa, por supuesto la Magdalena, la mujer encorvada, también la madre de los Apóstoles, una viuda pobre que daba aún de lo que no tenía, las santas mujeres que acompañaron al Señor al pie de la Cruz, y la más grande de todas: la Santísima Virgen María. Cada una de estas queridísimas amigas vive en el Evangelio y por medio de ellas podemos conocer más a Jesús.

 

Zambullirse en la vida de Nuestro Señor Jesucristo también es caminar junto con Él cada una de las catorce estaciones del Calvario. ¡No tengas miedo! Muchas veces le "damos vuelta" a los pasajes de la Pasión. Al contrario, sólo metiéndose así en su vida, observando y analizando el por qué de tanto dolor, sacrificio y entrega podremos ir conociéndolo, con una increíble fascinación ante Su humanidad y amándolo apasionadamente.

 

Hay que amar apasionadamente a Jesucristo Hombre y Dios para convertirse en discípulas comprometidas, auténticas, intrépidas, fieles y libres interiormente para poder hacer cultura de amor en esta sociedad tan lacerada por la falta de respuestas de silencio interior que se hacen tan necesarias a la hora de amar y sanar.

 

Tú y yo amiga, necesitamos cada día "sanar" pues cada día algo o alguien nos lástima. Cada día también nos cansamos o irritamos. Cada día nos "brota la humanidad" y se hace necesario un "volver a empezar". Con una vida interior profunda, anclada en el Maestro, tus raíces serán fuertes y sanas, tu tronco ancho y sólido con un color vibrante y tus frutos jugosos y exquisitos pues estarás bebiendo constantemente de ese manantial puro, limpio y refrescante para poder dar respuestas inteligentes y de verdadera mujer al mundo. Serás como un árbol plantado junto a corrientes de agua, que da a su tiempo el fruto, y jamás se amustia su follaje: todo lo que hace sale bien.(Salmo,1,3)

 

¡Dios nos ama tanto, y nosotras que nos acordamos tan poquito de Él! Decídete a partir de este día amiga mía, a perseguir de una forma más intensa y comprometida tu propia Santidad personal para poder mostrar a los otros ciudadanos del mundo el gozo que da conocer a Cristo y hacerse ipse Christus, Otro Cristo.

 

Una guía para ser Santas

 

Bueno, pues todo lo anterior suena muy bien, pero ¿Cómo me hago santa entre niños, marido malhumorado, 8 o 10 horas de trabajo? Yo te invito a que lo hagas de una manera sencilla, pero que te exigirá disciplina y sobre todo te mantendrá con Dios en la mente y el corazón cada segundo. Te presento mi agenda y verás lo práctico que es:

 

Ofrecimiento de obras. Ofrécele al Señor tu día, tu trabajo, la jornada entera. Inicia tu día con la mente en el Amor de tu vida, en Jesucristo.

 

Lectura del Evangelio. Puedes hacerla a cualquier hora del día, con diez minutos es suficiente. Empieza con el Evangelio de San Mateo y cuando termines el Evangelio de San Juan comienza de nuevo (no se te olvide tener una Biblia Católica y lee también con atención las notas explicativas).

 

Rezo del Rosario. ¡Hay que recordar a la Santísima Virgen! Ella nos dará fuerzas y nos ayudará. No hace falta que lo reces todo de un solo tirón (aunque por supuesto eso es excelente y lo más recomendable), pero puedes rezar una parte mientras vas en el coche hacia la oficina o si eres más jovencita mientras vas a la escuela. Puedes aprovechar cualquier tiempo muerto para completar tu rosario: en el consultorio del médico mientras esperas, en la calle. Cómprate un decenario pequeñito y discreto y podrás rezar el rosario a cualquier hora.

 

Lectura Espiritual. Hay muchos y muy buenos libros espirituales, en cualquier librería católica encontrarás algún libro que te servirá para mejorar espiritualmente. Algunos libros contienen frases breves para reflexionar en ellas. Los que a mí más me gustan son "Orar con Juan Pablo II", "Imitación de Cristo" de Kempis o "Camino" de Mons. Josemaría Escrivá.

 

Misa diaria. ¡Qué reto es conseguir todos los días un tiempo para la Santa Misa! A mí no me es fácil, y a ti tampoco te lo será, pero es el centro de nuestra vida Cristiana y no es algo solo para los domingos. ¿Acaso los novios se conforman con verse solo los domingos durante cuarenta y cinco minutos? ¡Por supuesto que no! Quieren verse, hablarse todos los días, a cualquier hora. La Santa Misa nos hace estar más atentas y conscientes de que además formamos parte de la Iglesia Católica. Las misas entre semana suelen ser más breves, algunas llegan a durar solo veinte minutos. Afortunadamente muchísimas parroquias tiene misas adecuadas a los horarios de la mayoría de los trabajos o de la escuela. Investiga los horarios de misas de las parroquias cercanas a tu casa, escuela u oficina y ¡Escápate a ver a tu amado!

 

Rezar el Ángelus. Es una oración tan cortita de mediodía que nos permite recordar a la Santísima Virgen, yo suelo rezarla justo a mediodía, a las 12:00. Mi agenda Palm tiene varias alarmas que me recuerdan por ejemplo hacer mi lectura espiritual, o leer el Evangelio o rezar el Ángelus -de hecho en mi Palm tengo un devocionario completo que me permite rezar en cualquier parte a cualquier hora-. ¡Son practiquísimas! (Además todo el mundo pensará que eres una mujer ultramoderna)

 

Oración de la Tarde. En la tarde es fundamental que hagas un ratito de oración. Pueden ser tres minutos, diez minutos o media hora. Yo trato de hacer media hora, y nunca hago menos porque esté cansada o no esté "inspirada" y nunca hago más aunque tenga muchas ganas pues es una forma de dominar la voluntad. La oración es el centro de la vida interior, así como la Misa diaria es el centro de nuestra vida como católicas, la oración es el centro de nuestra actividad espiritual interna.

 

Examen de conciencia. Antes de dormirte tómate tres minutos para hacerte tres preguntas: ¿Qué hice bien? ¿Qué hice mal? ¿Qué puede hacer mejor? Haz propósitos concretos para el otro día.

 

Tres Ave Marías. Antes de dormirte, reza tres Ave Marías pidiéndole a la Santísima Virgen que te de pureza en el corazón.

 

Confesión frecuente. No olvides confesarte con frecuencia, aún si no has cometido pecados mortales. Este sacramento fortalece nuestra lucha y es un momento increíble de encuentro con Dios. Trata de confesarte cada ocho días.

 

Dirección Espiritual. Esto no es tan fácil, pero es muy importante, necesitas a alguien que te de dirección espiritual, que te permita observarte y conocerte más, que te conozca de pe a pa sin secretos. La dirección espiritual ordinariamente la da un sacerdote (cualquier sacerdote) pero si conoces a alguna amiga muy piadosa y cuya vida sea coherente a la fe católica tal vez pueda ayudarte, quizá en el colegio de tus niños puedas encontrar alguien que te guíe. No olvides que aún santas de la talla de Santa Teresa de Jesús tuvieron un director espiritual.

 

Bien, pues esta es la guía práctica y fundamental a la santidad. No es fácil, menos aún en nuestras vidas tan agitadas y llenas de actividades (activismo, es el término correcto), sin embargo no se te olvide nunca algo que me dijeron a mí y que me ha marcado toda la vida: Dios no te quiere eficaz, Dios te quiere santa. Creemos que Dios siempre es una actividad de segunda mano, algo que se hace "si me queda tiempo", o que dedicarle cada minuto de tu vida implica irse a un convento. ¡Nada de eso! Hay mujeres con una vocación religiosa y eso es maravilloso, pero si tú estudias, o trabajas o estás casada, también puedes dedicarle a Dios cada minuto de tu vida. Cuando Dios es tu actividad central, te sorprenderás de cómo te alcanza el tiempo, cómo tu actividad rinde más y es increíble, puedes incluso volverte una mujer increíblemente eficaz.

 

No amiga mía, no es fácil. Ser santa no es algo sencillo, no fácil. Pero ¡Roma no se hizo en un día! Empieza poco a poco y no quieras hacerlo "todo de golpe". Esto es algo que tú y yo podemos alcanzar. ¡Haz la prueba!

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