¿Cómo se reconoce a una mujer católica y practicante?

Para ser una mujer católica solo hay dos condiciones que cumplir: ser mujer y ser católica. No hay un modelo único de santidad.

Para ser católico en el mundo de hoy es importante recordar lo que dijo Jesús :

«Los escribas y fariseos enseñan desde la cátedra de Moisés. Así que lo que sea que te puedan decir, hazlo y obsérvalo. Pero no actúes según sus obras, porque dicen y no hacen. Atan cargas pesadas, difíciles de llevar, y cargan con ellas los hombros de la gente; pero ellos mismos no quieren influir en ellos».

( Mt 23, 1-4 )

Y esto, ¿qué tiene que ver con ser una mujer católica? Si pasas mucho tiempo en las redes sociales es posible que veas el enlace. Algunas personalidades muy influyentes en Internet insisten en que asumamos cargas adicionales en nuestras vidas que son mucho más pesadas de lo que la Iglesia realmente pide a cada persona.

Es posible que hayas visto mujeres criticadas por tal o cual elección, por su forma diferente de vestir o de presentarse, o madres católicas criticadas por ser amas de casa, o viceversa, por trabajar fuera de casa.

Tal vez hayas visto a alguien criticar el uso de métodos de observación del ciclo femenino por parte de otra pareja o criticar su número de hijos. A menudo escuchamos críticas y juicios. Sin embargo, cuando miramos la historia de la Iglesia y lo que realmente enseña, surge un mensaje diferente.

En la historia del cristianismo, en efecto, las mujeres santas son radicalmente diferentes entre sí. Está Santa Catalina de Génova que nunca pudo tener hijos, la beata Chiara Badano que amaba bailar con la música pop o Conchita Cabrera de Armida que era una madre de familia que se santificó en sus labores cotidianas. Esto nos demuestra la gran variedad de santos que hay en la Iglesia católica y sus ejemplos muestran una infinidad de modos diferentes de ser fieles a Cristo.

Solo dos condiciones

Para ser mujer católica, en definitiva, solo hay dos condiciones que cumplir: ser mujer y ser católica. No hay un modelo único de santidad. No importa quién seas o lo que ames, siempre serás bienvenida como una hermana en esta alegre y hermosa familia que llamamos la Iglesia católica.

Entonces, cuando alguien diga que las mujeres católicas tienen que verse de cierta manera, actuar, hablar o vestirse de cierta manera, recuérdeles lo que dijo Jesús. No hay razón para imponer cargas adicionales entre sí, más allá de lo que la Iglesia realmente requiere. Es importante que este mensaje se escuche alto y claro. En su lugar, difundamos este otro mensaje: ¡tú perteneces aquí!

Por Theresa Civantos Barber 
es.aleteia.org

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