¿Franciscanos vs. Franciscanismo?

En términos duros: ¿Francisco fue traicionado por sus hermanos, y se tergiversó su espíritu? Es necesario matizar mucho una visión como esta.

Algunos textos tradicionales del franciscanismo dan lugar a esta interpretación de los hechos. Por ejemplo las Florecillas, escrito anónimo salido de un grupo de los más próximos a San Francisco. Pero hay que tener en cuenta el contexto. Tras la muerte de Francisco y aún durante su vida, se formaron dos tendencias en el franciscanismo. Unos apoyaban la organización y los estudios, las reglas y la estabilidad. Otros se consideraban fieles al espíritu original y rechazaban estas lineas en favor de la libertad evangélica y la pobreza radical. Las Florecillas apoya radicalmente la segunda opción. Este grupo se llamó de "los espirituales".

La oposición entra ambos sectores se mantuvo durante varios decenios, al final "los espirituales" se negaron a acatar la obediencia de la Iglesia, dieron lugar a ideas como la llegada de una era del Espíritu Santo (Joaquin de Fiore) en la que la institución eclesiástica perdía su sentido y terminaron como un grupo de herejes. De alguna forma, el protestantismo que apareció posteriormente pudo inspirarse en algunas de estas ideas.

Tambien hay que tener en cuenta algunos antecedentes del franciscanismo.

Francisco no surge de la nada. Su propio apodo indica su vinculación con Francia, su madre francesa, su padre viajero por Francia, su pasión por lo francés. En Francia, desde el siglo XI se venían gestando movimientos religiosos en favor de una nueva pobreza evangélica. Ante una Iglesia que había asumido muchas responsabilidades de autoridad en la sociedad civil y que se rivalizaba con el poder político del emperador, la prosperidad económica y el incremento del comercio y comunicaciones generó en el sur de Francia numerosos casos de predicadores ambulantes que vivían en la pobreza más radical y reunían tras si a numerosos seguidores. En algunos casos estos grupos se disolvieron, otras veces fueron llevados por los obispos a formar una vida de pobreza estable de manera que fueron creando monasterios, en otros casos se convirtieron en grupos heréticos que al trastocar las bases del poder civil generaron revoluciones y guerras. La secta más perniciosa que surgió en este ambiente fueron los cátaros. Se apartaron completamente del cristianismo, tomando la forma de un nuevo maniqueismo.

Otro grupo importante fue el de los valdenses. Pedro Valdo era un rico comerciante, que sintió el llamado a una pobreza radical, dio sus bienes a los pobres y predicó el evangelio. Numerosas gentes lo siguieron. Estos grupos inevitablemente tenían fricciones con la Iglesia, bien por los intereses de los eclesiásticos o bien por la misma ignorancia de estos predicadores ambulantes, analfabetos, que careciendo de formación caían fácilmente en errores graves. Hay registrados en los archivos históricos centenares de estas historias de esta época en toda Europa, especialmente en Francia. Los valdenses, después de varios intentos de asimilación por parte de la Iglesia, acabaron enfrentados radicalmente a la misma. El caos político que esto generaba llevó a crueles guerras civiles y cruzadas. La inquisición europea nació en este contexto, por la necesidad de aclarar por medios jurídicos y razonables la autenticidad o falsedad de las doctrinas que surgían en este ambiente.

El papa Inocencio III intentó acercar a la Iglesia al grupo de los valdenses. Algunos de los seguidores de esta secta se reconciliaron con la Iglesia,como Durán de Huesca, un clérigo de esta ciudad desde la que escribo, que siguió a Pedro Valdo en la pobreza evangélica en los primeros años, cuando no se había producido la ruptura con la Iglesia. Durán de Huesca, una vez retornado a la Iglesia y apoyado por Inocencio III fundó varias comunidades de religiosos y predicadores ambulantes que vivían en pobreza radical. Sin embargo, la desconfianza que habían generado los herejes en estas zonas, produjeron un rechazo popular a este movimiento.

Los continuos apoyos del papa no pudieron con la desconfianza – en cierto modo justificada – de la gente. Todo esto sucedía unos años antes de que este mismo Papa, Inocencio III, viera postrarse ante sí al grupo de los jóvenes de Asís. Es decir, era el Papa el que ya había intentado canalizar dentro de la Iglesia el espíritu de pobreza evangélica antes de que Francisco llegara a su conversión. En las crónicas de los primeros años del franciscanismo se puede leer entre líneas. En pocos años, 5.000 jóvenes siguen al santo. No hay reglas, no hay disciplina, solo el espíritu evangélico. Fantástico. Pero ¿qué pasaba entre esos 5.000 jóvenes dispersos, mal formados cuando Francisco no estaba delante? ¿qué pasaba cuando Francisco se metía en una cueva en soledad durante varias semanas? ¿o cuando se iba de peregrinación? Sin duda debían producirse muchos disparates. El papa quiere apoyar a toda costa el movimiento, pero de alguna forma ha de encauzarlo. Son necesarias las normas objetivas, formación, un orden. Francisco es un artista, un poeta, un visonario. Su sensibilidad le ha llevado a iniciar el movimiento que el mismo Papa, un gran papa, no lo olvidemos, ansiaba. Pero la sensibilidad de una artista, de un poeta, no es la misma que la que necesita un hombre que ha de dirigir a 5.000 jóvenes en un movimiento que se está formando.

Sinceramente, creo que en general no hubo traición en las presiones que se hicieron en Francisco para que abandonara el cargo de General de la Orden. Si Francisco se hubiera aferrado al cargo, tal vez el franciscanismo no hubiera cuajado y se hubiera quedado en un movimiento más olvidado absolutamente en la noche de la historia. Creo que Francisco comprendió eso.

En resumen, y en apoyo de la idea de que no hay un enfrentamiento real entre Francisco y el franciscanismo, yo diría que hay que tener en cuenta:

1) Algunos textos del franciscanismo primitivo están escritos en la situación de un enfrentamiento entre sectores rivales. Los "espirituales", que acabaron dando lugar a herejías fueron los que difundieron la idea de que los ideales de Francisco había sido traicionados.

2) Hay que tener en cuenta la situación que se había dado en Francia. Movimientos que habían partido con ideales parecidos a los de Francisco habían generado, en vez de paz, crueles guerras. ¿Hubiera sido prudente, por parte de los hermanos y de la jerarquía, dejar desarrollarse el movimiento sin un control, sin unas reglas, sin una formación?

3) La idea de crear congregaciones religiosas que vivieran la predicación ambulante y la pobreza evangélica estaba en el papa Inocencio cuando Francisco era un niño, de hecho ya había promovido intentos como el de Durán de Huesca. La idea de que Francisco se presenta ante Roma con una idea de exigencia evangélica jamás soñada por la jerarquía, es, por tanto, falsa. La jerarquía estaba creando movimientos de estas características.

4) Las cualidades personales de Francisco están en la línea de una gran imaginación, sensibilidad estética, espíritu profético. Pero gobernar una organización con un crecimiento tan rápido requiere más bien las extraordinarias cualidades organizativas que demostró el hermano Elías, capaz de construír la basílica de Asís en tres o cuatro años y de hacer el papel de intermediario en las difíciles tensiones entre el Papa y el Emperador. Este asunto me recuerda una anécdota que contaba Juan Pablo I, el papa de la sonrisa, en un libro que escribió cuando era cardenal de Venecia:Los cardenales tenían que elegir un papa entre tres candidatos: Uno era un santo, otro un sabio, el otro un político. El dictámen final fue: El santo, que ore por nosotros, el sabio, que nos enseñe, el político, que nos gobierne. Y eligieron al político.

En fin, todo esto no quiere decir que la interpretación que sugiere que los franciscanos traicionaron el espíritu de San Francisco sea totalmente errónea. Creo que ese es un aspecto de la realidad, y que la verdad suele tomar el aspecto de paradojas. Yo me quedaría, en toda esta historia con los siguientes aspectos:

1Francisco de Asís acertó a vivir en la realidad los ideales evangélicos y de arrastrar a su tiempo en este sentido. Muchos antes que él intentaron lo mismo, la originalidad de San Francisco está en hacerlo todo en un espíritu de amor y obediencia a la Iglesia jerárquica. Gracias a este espíritu de obediencia (aunque a veces le costara muchísimo), su movimiento pervivió y no se perdió en la herejía como otros anteriores.

2)El Papa Inocencio III, al mismo tiempo que sostenía cruzadas y luchas con el Emperador, fue capaz de comprender que la Iglesia necesitaba revitalizar los ideales de la pobreza evangélica y de entender que Francisco y Domingo de Guzmán podían llevarlos a cabo, y de apoyarlos de manera que estos ideales cuajaran en movimientos que renovaran a la Iglesia.

3) Entre los franciscanos hubo grandes talentos que permitieron sacar adelante un proyecto con el que Francisco solo no habría podido. Recordemos, por ejemplo, a un franciscano contemporáneo que gozó de tanta o más popularidad que Francisco: San Antonio de Padua, de exquisita formación académica, como canónigo que había sido de Oporto, está entre los que empezaron a enseñar una doctrina sólida entre los animosos pero frecuentemente ignorantes seguidores de Francisco.

En resumen.Creo que en esta historia, cada cual cumplió su papel, que todos lo hicieron bastante bien y que el resultado no fue malo. No deja de ser sorprendente que una institución, la Iglesia, en su momento de mayor brillo, que había acumulado gran cantidad de poder a lo largo de los siglos (en beneficio de la gente, al fin y al cabo, pues era la única institución en la que se podía confíar) fuera capaz de comprender que el camino evangélico llevaba justamente por el otro extremo, el de la pobreza radical.

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