Hasta los tiempos de Cristo, el matrimonio, aunque de institución divina, era sólo un contrato civil entre un hombre y una mujer. Pero Jesús tomó este contrato civil entre un hombre y una mujer y lo hizo canal de su gracia, es decir, lo transformó en sacramento para los cristianos (*)
El motivo por el que Jesús elevó a sacramento la institución natural del matrimonio no es difícil de entender. Desde el comienzo de la humanidad, el matrimonio era algo muy especial. Era el instrumento divino para engendrar, criar y educar cada generación de seres humanos. Resultaba de tal importancia para el bien social y el bien universal que de algún modo era obligado, podríamos decir, que fuera enaltecido a la categoría de sacramento.
Jesús sabía también lo difícil que resulta para dos personas vivir juntas día tras día, año tras año, con los inevitables errores y defectos de su personalidad chocando entre sí. Lo difícil de ayudarse mutuamente a crecer en bondad y perfección a pesar de estas faltas; lo difícil de vencer el propio egoísmo para poner siempre antes y en todo al otro cónyuge. No, no es sendero sin obstáculos. Y para ‘reforzar’ la idea divina de que el matrimonio es un camino para llegar al Cielo, Él lo elevó al rango de lo sagrado.
Había además otra razón para esa necesidad adicional de gracia: Jesús dependería de los padres para el continuo crecimiento de su Cuerpo Místico que es la Iglesia, de esa unión en la gracia por la que todos los bautizados somos uno en Cristo. En lo sucesivo no sería suficiente que los padres católicos engendraran, criaran, educaran y ejercitaran a la prole para la vida natural: Jesús les confiaba esta tarea también para la vida sobrenatural; había de contar con ellos para llenar el Cielo.
Es muy razonable, pues, que Jesucristo elevara el matrimonio a la categoría de sacramento. En el instante en que los novios prometen ante el sacerdote la entrega mutua de sus personas y de sus vidas, ahí está Cristo, en medio de ellos, haciendo pasar por sus palabras y sus gestos la gracia sobrenatural que transfigurará su amor humano en amor divino. Estos cristianos casados tendrán la dicha de poderse amar no sólo con su amor humano, sino también con el amor en Cristo.
(*) Los sacramentos son siete: Bautismo, Confirmación, Penitencia o Reconciliación, Eucaristía, Unción de enfermos, Orden sacerdotal y Matrimonio. Todos fueron instituidos por Cristo.
Es un compromiso q se ase con dios para unirnos mas como seres humanos y aser una buena familia catolica
Cuando usted lee la parabola de las 10 virgenes puede entender como era el matrimonio en los tiempos de Jesus.
El rasgo central y característico de la boda propiamente dicha era la manera solemne de llevar a la novia de la casa de su padre a la casa de su esposo en la fecha acordada; con este acto se manifestaba el significado del matrimonio, representado por la admisión de la novia en la familia del esposo. (Mt 1:24.) Antes de la Ley, en los días de los patriarcas, la boda consistía simplemente en lo antedicho. Era un acontecimiento totalmente civil. No había ninguna ceremonia o rito religioso, y ningún sacerdote oficiaba o daba validez al matrimonio. El novio llevaba a la novia a su casa, o a la tienda o casa de sus padres. Se daba a conocer públicamente, se reconocía y se registraba, y el matrimonio ya era válido. (Gé 24:67.)
Sin embargo, tan pronto como se concertaba el casamiento y los contrayentes estaban comprometidos, se les consideraba como si estuvieran unidos en matrimonio. Por ejemplo: las hijas de Lot todavía estaban en su casa, bajo la jurisdicción de su padre, pero a los hombres que estaban comprometidos con ellas se les llamó los “yernos [de Lot] que habían de tomar a sus hijas”.
Aunque en Israel las bodas no iban acompañadas de ninguna ceremonia, se celebraban con gran gozo. El día de la boda, la novia se arreglaba con esmero en su propia casa. Primero se bañaba y se untaba con aceite perfumado. (Compárese con Rut 3:3 y con Eze 23:40.) A veces, ayudada por sirvientas, se ponía “fajas para los pechos” y un vestido blanco espléndidamente bordado, dependiendo de su condición social. (Jer 2:32; Rev 19:7, 8; Sl 45:13, 14.) Si podía, se engalanaba con adornos y joyas (Isa 49:18; 61:10; Rev 21:2), y después se cubría con una prenda fina, una especie de velo, que se extendía de la cabeza a los pies. (Isa 3:19, 23.) Esto explica por qué Labán pudo engañar fácilmente a Jacob, de manera que este no se dio cuenta de que se le daba a Lea en lugar de a Raquel. (Gé 29:23, 25.) Rebeca se puso una mantilla cuando se dirigía al encuentro de Isaac. (Gé 24:65.) Este acto simbolizaba la sumisión de la novia a la autoridad del novio. (1Co 11:5, 10.)
El novio se vestía también con su mejor atavío y frecuentemente con una prenda hermosa para la cabeza y una guirnalda encima. (Can 3:11; Isa 61:10.) Partía de su casa al anochecer y se dirigía a la casa de los padres de la novia acompañado por sus amigos. (Mt 9:15.) Desde allí, la procesión, acompañada de músicos, cantores y, normalmente, de personas que llevaban lámparas, se dirigía hacia la casa del novio o la casa de su padre.
Aquellos que se encontraban a lo largo de la ruta tomaban gran interés en la procesión. Las voces de la novia y del novio se oían con alborozo. Algunos se unían a la procesión, en especial doncellas que llevaban lámparas. (Jer 7:34; 16:9; Isa 62:5; Mt 25:1.) El novio podía pasar un tiempo considerable en su casa y después la procesión también podía demorarse antes de partir de la casa de la novia, por lo que sería bastante tarde y algunos de los que esperaban a lo largo del camino podrían adormecerse, como en la ilustración de Jesús sobre las diez vírgenes. El cantar y el alborozo se podían oír a cierta distancia, y los que lo oían gritaban: “¡Aquí está el novio!”. Los servidores estaban preparados para dar la bienvenida al novio cuando llegase, y los que estaban invitados a la cena de bodas podían entrar en la casa. Después que el novio y su séquito habían entrado en la casa y se cerraba la puerta, era demasiado tarde para que entraran los invitados que se habían retrasado. (Mt 25:1-12; 22:1-3; Gé 29:22.) Se consideraba un gran insulto rehusar la invitación a un banquete de bodas. (Mt 22:8.) En algunas ocasiones, a los invitados se les proporcionaban trajes (Mt 22:11), y con frecuencia aquel que había extendido la invitación era quien designaba los lugares que se debían ocupar. (Lu 14:8-10.)
esto no me gusta osea busque oficio o busque a alguien q los alluden}
Se que Dios instituyo el sacramennto del Matrimonio, pero en que fecha fue su inicio y como se casaban antes de Cristo.
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hermanos ando buscando una respuesta mas convincente en cuanto a cuando se decidio institucinalizar el matrimonio necesito una respuesta razonable por favor ayudenme basandose en la biblia porsupuesto si se puede.
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