En su segunda visita a Jerusalén, Jesús realiza otro milagro.
Jesús acude de nuevo a Jerusalén, para la fiesta de la dedicación que se celebra en otoño. Con Él van un buen grupo de discípulos: no podemos precisar quiénes y cuántos, pero sabemos que ellos le acompañan y bautizan a los que van creyendo, al modo como lo hacía Juan Bautista. En Jerusalén todo son comentarios sobre el mensaje y los milagros del Señor. Los espíritus están divididos, pero ninguna oposición es sólida. El ambiente es de querer saber a qué atenerse. En esas circunstancias, realiza el milagro semioculto del leproso; seguirá la conversación nocturna de Nicodemo con Jesús. El hecho de que Nicodemo sea fariseo, doctor de la Ley y miembro del Sanedrín hace muy relevante esta conversación. Los importantes también se interesan positivamente por el Señor.
Reproducido con permiso del Autor,
Enrique Cases, Tres años con Jesús, Ediciones internacionales universitarias
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