"Y recorría ciudades y aldeas enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén. Y uno le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan?".
La pregunta parece fácil, pero no lo es, pues si dice que Dios es tan bueno que todos se salvan ¿para qué molestarse en vivir una vida exigente de amor y evitar el pecado? si, en cambio, son poquísimos y nadie prácticamente se salva, ¡vivamos aprovechando los placeres del momento, olvidados del futuro! Jesús va al centro del problema y les contestó: "Esforzaos para entrar por la puerta angosta, porque muchos, os digo, intentarán entrar y no podrán". La salvación es un don y una tarea. Sin la gracia de Dios nadie puede salvarse, pero sin el ejercicio de la propia libertad para el bien, tampoco. Aquí reside el drama de la existencia humana; saber vivir de acuerdo con una libertad amante y rechazar la libertad esclava del pecado. Esta es, en resumen, la lucha para entrar por la puerta angosta, la única que conduce al cielo- "Una vez que el dueño de la casa haya entrado y cerrado la puerta, os quedaréis fuera y empezaréis a golpear la puerta, diciendo: Señor, ábrenos. Y os responderá: No sé de dónde sois. Entonces empezaréis a decir: Hemos comido y hemos bebido contigo, y has enseñado en nuestras plazas. Y os dirá: No sé de dónde sois; apartaos de mí todos los que obráis la iniquidad. Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán y a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras que vosotros sois arrojados fuera. Y vendrán de Oriente y de Occidente y del Norte y del Sur y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios. Pues hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos"(Lc) La velada alusión a los fariseos y a los escribas queda reforzada por la apertura del reino a todos los hombres de todos lo pueblos. El amor a la patria de los padres, y la conciencia de ser un pueblo elegido por Dios, no puede llevar a la exclusión de otros pueblos del Dios, creador y redentor de todos los hombres, sea cual sea su raza y condición.
Reproducido con permiso del Autor,
Enrique Cases, Tres años con Jesús, Ediciones internacionales universitarias
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Un saludo saludo atento y por agradecerles sus mensajes tan bellos y muy bien expresados, Que Dios siempre derrame muchas bendiciones sobre ustedes. y les inspire mucho mas para llegar a la Fè y a la Gracia de Nuestro Padre Omnipotente.
Un abrazo,
Les agradezco su buena labor que están realizando en bien de toda la comunidad espiritual, por favor sigan adelante Dios les tendrá un premio que es una habitación el reino de los cielos.
Hola, soy César de Guatemala, el comentario de esta Parábola está muy bien redactado y es fácil su comprensión. Felicito al autor y a Uds. «encuentra.com