Curación de dos ciegos y un endemoniado mudo

A medida que la fe se extiende con los milagros, la oposición también. Dos ciegos le llaman hijo de David, lo que equivale a reconocerle como Mesías, y piden su curación. Los fariseos le critican por la curación de un endemoniado. Es sorprendente la libertad del ser humano y su capacidad de reacciones opuestas ante lo mismo.

"Al marcharse Jesús de allí, le siguieron dos ciegos diciendo a gritos: Ten piedad de nosotros, Hijo de David. Cuando llegó a la casa se le acercaron los ciegos y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer eso? Respondieron: Sí, Señor. Entonces tocó sus ojos diciendo: Según vuestra fe, así os suceda. Y se les abrieron los ojos. Pero Jesús les ordenó severamente: Mirad que nadie lo sepa. Ellos, por el contrario, una vez que salieron divulgaron la noticia por toda aquella región"(Mt).

"Cuando se habían marchado, le presentaron un endemoniado mudo. Expulsado el demonio, habló el mudo, y la multitud se admiró diciendo: Jamás se ha visto cosa igual en Israel. Pero los fariseos decían: En virtud del príncipe de los demonios arroja a los demonios"(Mt).

Reproducido con permiso del Autor,

Enrique Cases, Tres años con Jesús, Ediciones internacionales universitarias

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