Para las mujeres no nos ha sido fácil ejercer un liderazgo efectivo en el trabajo, y fácilmente nos confundimos y creemos que debemos parecer, comportarnos y actuar como hombres para tener un liderazgo real. Esto no tiene que ser así.
Cada día más mujeres nos encontramos en posiciones directivas: jefes de departamento, gerentes, directoras e incluso presidentes de grandes corporaciones. Por supuesto, para las mujeres no nos ha sido fácil ejercer un liderazgo efectivo entre los hombres, y fácilmente nos confundimos y creemos que debemos parecer, comportarnos y actuar como hombres para tener un liderazgo real. Sin embargo la clave está en conservar nuestra propia feminidad, y al mismo tiempo saber qué actitudes verdaderamente efectivas pueden ayudarnos a ejercer un liderazgo más eficiente.
Para ello creo que el mejor ejemplo es Alejandro, un joven que murió muy joven, (igual que James Dean, estaba en la cumbre), y sin embargo ya había conquistado al mundo… Literalmente.
Cuando Alejandro estuvo en edad de comenzar su preparación, su padre le dejo claro al maestro que había elegido para su hijo que quería que fuera un gran conquistador. El maestro le aseguró que le enseñaría a ser noble y generoso con el vencido….y a hacerse amar de sus súbditos. El padre insistía en que quería que fuera fuerte, que supiera mandar y que era importante que conociera la superioridad de todo griego….El maestro agregaba: “pero también es importante que ame la sabiduría, que sepa pensar y que aprenda que la modestia hace invencible a los hombres que la practican. Una perfecta combinación de fuerza y mente.
Gracias a las enseñanzas de su maestro, Alejandro se convirtió en el uno de los líderes más grandes de la historia. Por supuesto que hablamos de Alejandro Magno, de su maestro Aristóteles y del padre de Alejandro, el Rey Filip. Alejandro magno fue un ejemplo vivo de lo que significa convertirse en verdadero líder de equipo. Podemos estudiar algunas de sus cualidades que nos llevarán a la conclusión, que las empresas de hoy necesitan desarrollar estás habilidades actitudinales en sus líderes.
Nuestras empresas están llenas de gente, con diferentes historias biográficas, costumbres y hábitos. Pero también es gente, que está ávida por conocimiento y que está ansiosa de trabajar en equipo con un jefe que los inspire. Este líder tiene que tener una mente orientada a alcanzar los objetivos proyectados y un trato humano, que haga sentir que la gente, es el primer principio dentro su escala de valores. Alejandro aprendió a considerar que nada podría llevarse a cabo sin aunar los esfuerzos de los que formaban la comunidad helénica. Era un jefe profundamente juicioso y sus acciones las planeaba muy cuidadosamente. Su justicia llegó a darle esa fama de Magno,(en sentido moral), ya que era magnánimo hasta con sus peores enemigos. Un ejemplo es lo que hizo con su más poderoso rival Darío al conquistar su territorio, -“llegó a perdonarle la vida a su esposa e hijas”- Un noble gesto que Darío nunca llegó a agradecer ya que murió en el campo de batalla.
La revista Training & Developmet en su edición de Marzo 2000, hace un estudio de los líderes a través de la historia con interesantes conclusiones en cuánto a halilidades de carácter que los jefes deben aprender a desarrollar:
Ejecutivos justos y magnánimos. Ejecutivos con un comportamiento fuertemente equilibrado.
Un fuerte énfasis en el continuo desarrollo humano de su equipo de líderes.
La identificación de las competencias de liderazgo de cada uno para sostener la estrategia.
Un alto nivel de unidad a nivel gerencial y un fuerte compromiso a continuar con la renovación continua de la organización.
Si reflexionamos estás cualidades podríamos decir, que son las mismas fuerzas de fondo que sostenían la visión de Alejandro Magno para llegar a ser un gran conquistador.
Sobre todo, este líder aprendió, que para conquistar lo que sea, hay primero que aprender a pensar. Es desde nuestra mente que desarrollamos y ponemos en acción nuestros valores creativos en el trabajo.
Cuando manifestamos el trato justo y la tolerancia nos convertimos en ejemplo que arrastra a los demás a seguirnos.
Como gerentes, jefes, directores, emprendedores de una estrategia organizacional, tratemos de empezar por el principio: aprendamos a armonizar con nosotros mismos.
PENSÁNDOLO
1- ¿Cómo escucho a mi empleado a la hora de la resolución de un conflicto?
2- ¿Me esfuerzo en entender sus razonamientos y sentimientos?
3- ¿Estoy consciente que el conflicto interpersonal es la mayor fuente de sufrimiento?
4- ¿Realmente pienso que lo que voy a decir va a ser útil a esa persona?
5- ¿Cómo es mi Mirada cuándo tengo un conflicto?
Muy buena reflexion, felicidades