Conversando con Roberta Grillo, profesora de Religión y presidenta del Grupo de Investigación e Información Socioreligiosa (GRIS) de Milán
Movimientos religiosos alternativos y sectas satánicas: «Cuidado con el lobo»
Nuevo libro de la presidenta del Grupo de Investigación Sociorreligiosa de Milán
En su libro divide los movimientos según la New Age, la matriz islámica, gnóstico-teosófica, mágico-ocultista y del potencia humano y dedica un amplio capítulo a los grupos de matriz cristiana, ya sean los provenientes del protestantismo como los del catolicismo (sedevacantistas y movimientos fundados en revelaciones privadas).
¿Piensa que las personas que frecuentan estos nuevos grupos religiosos alternativos se encontrarían bien en la Iglesia?
-Roberta Grillo. Las razones que impulsan a una persona a entrar en alguno de estos grupos son muchas, mientras que lo que les permite permanecer en ellos se debe en parte al masivo condicionamiento mental que siempre se ejerce sobre la víctima.
A veces, el factor desencadenante que ha causado su ingreso es una falta de acogida o una grave incomprensión por parte de un familiar, un amigo o un educador.
A veces ha sido la curiosidad o el deseo de adquirir instrumentos que den poder, éxito… Siempre el deseo de alcanzar la felicidad.
Creo que la Iglesia, justo porque es «madre» debería facilitar a estas personas «en búsqueda» encontrar en ella acogida y caridad, unidas a ciencia, a una buena orientación y a un acompañamiento psico-espiritual discreto y sabio.
A veces, el miedo de algunos padres frente a los nuevos movimientos religiosos alternativos, crea en ellos desconfianza cuando sus hijos entran a formar parte de los nuevos movimientos de la Iglesia. ¿Cómo disolver esta confusión?
-Roberta Grillo. Hay una diferencia sustancial entre estas dos realidades. Los movimientos religiosos alternativos crean siempre un condicionamiento mental vinculante fortísimo. Los movimientos eclesiales en cambio son tales porque están fundados en el Evangelio. Y el Evangelio es una propuesta, no una imposición.
A veces, la Iglesia puede parecer una familia demasiado amplia. Una persona entonces puede elegir dentro aquél «movimiento» o «comunidad» eclesial en la que encontrar aquellos «carismas» más cónsonos consigo, como por ejemplo la solidaridad (Comunidad de San Egidio, Focolares, voluntariado en todas sus expresiones); en otro puede encontrar un camino más ligado a la «Palabra» (Camino Neocatecumenal), en otro la política (Comunión y Liberación), en otro todavía la oración espontánea (Renovación en el Espíritu)…
Para no hablar de las órdenes religiosas, empeñadas ya desde hace siglos en la Iglesia, cada una según los carismas recibidos (oración contemplativa, dedicación a los pobres y a los que sufren, predicación).
Usted incluye en su elenco incluso el Reiki y afirma que no se puede ser cristiano y practicar el Reiki. ¿Qué es y por qué lo considera peligroso?
-Roberta Grillo. Se trataría de una energía universal, poseída antiguamente por los profetas y por Jesucristo.
La pena es que en lugar de referirse a Jesucristo, a la Biblia y a los Evangelios, estos «terapeutas» saquen su poder de la espiritualidad budista y de la doctrina de los «chacra», conocida por el yoga y practicada por el hinduismo y el budismo.
Propuesto como instrumento positivo, útil para el bienestar propio y de los otros, el Reiki es en realidad una disciplina secreta en los símbolos y en los contenidos, asociada a terapias de salud que no tienen ningún fundamento científico como la cristaloterapia y la astrología terapéutica, la aromaterapia y la cromoterapia; pero también la floroterapia e incluso la danzo-energía, la energía vibracional y la musicoterapia.
Por no hablar de la relación entre Reiki y cristianismo. No puede haber ninguna compatibilidad para el cristiano, si no es la acogida amorosa debida a cada persona, según la palabra del Evangelio.
No puede darse, por tanto, «doble pertenencia», que incluya adhesión a este sistema panteísta, gnóstico y ocultista, diametralmente opuesto al cristiano.
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