Materiales para la SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS y para el resto del año 2009
Estarán unidas en tu mano (Ez 37, 17)
Preparados conjuntamente por el Consejo Pontificio para la promoción de la unidad de los cristianos y la Comisión Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias
A todos aquellos que organizan la Oración por la unidad de los cristianos
Buscar la unidad durante todo el año
Tradicionalmente, la Semana de oración por la unidad de los cristianos se celebra del 18 al 25 de enero. Estas fechas fueron propuestas en 1908 por Paul Watson para cubrir el periodo entre la fiesta de san Pedro y la de san Pablo. Esta elección tiene un significado simbólico. En el hemisferio Sur, donde el mes de enero es tiempo de vacaciones de verano, se prefiere adoptar igualmente en otra fecha, por ejemplo en torno a Pentecostés (sugerido por el movimiento Fe y Constitución en 1926) que representa también otra fecha simbólica para la unidad de la Iglesia.
Guardando esta flexibilidad de espíritu, os animamos a considerar estos textos como una invitación para encontrar otras ocasiones, a lo largo del año, y expresar el grado de comunión que las Iglesias ya han alcanzado, y orar juntas para llegar a la plena unidad querida por Cristo.
Adaptar los textos
Estos textos que han sido propuestos, cada vez que sea posible, se procurará adaptarles a las realidades de los diferentes lugares y países. Al hacerlo, se deberá tener en cuenta las prácticas litúrgicas y devocionales locales así como el contexto social-cultural. Tal adaptación deberá comportar normalmente una colaboración ecuménica.
En muchos países, las estructuras ecuménicas existen y permiten este género de colaboración. Esperamos que la necesidad de adaptar la «Oración» a la realidad local pueda animar la creación de esas mismas estructuras allí donde éstas no existen todavía.
Utilizar los textos de la Oración por la unidad de los cristianos
Para las Iglesias y las Comunidades cristianas que celebran juntas la «Oración» durante una sola ceremonia, este folleto propone un modelo de Celebración ecuménica de la Palabra de Dios.
0. Las Iglesias y las Comunidades cristianas pueden igualmente servirse para sus celebraciones de las oraciones y de otros textos de la Celebración ecuménica de la Palabra de Dios, de los textos propuestos por el Octavario y de las oraciones presentes en el apéndice de este folleto.
0. Las Iglesias y Comunidades cristianas que celebran la «Oración por la unidad de los cristianos» cada día de la semana, pueden encontrar sugerencias en los textos propuestos para el Octavario.
0. Las personas que desean realizar estudios bíblicos sobre el tema del año 2009, pueden servir de apoyo igualmente los textos y las reflexiones bíblicas propuestas para el Octavario. Los comentarios de cada día pueden concluir con una oración de intercesión.
0. Para las personas que desean orar en privado, los textos de este folleto pueden animar sus oraciones y su llamada a la comunión con todos aquellos que oran en todo el mundo por una mayor unidad visible de la Iglesia de Cristo.
El Señor me dirigió la palabra:
En cuanto a ti, hijo de hombre, toma una vara y escribe en ella: “Judá y los israelitas asociados a él”. Toma otra vara y escribe en ella: “José, vara de Efraín, y todos los israelitas asociados a él”. Júntalas después de modo que, cuando las agarres, parezcan una sola vara. Y, cuando tus compatriotas te digan: “¿No nos vas a decir qué es eso que tienes ahí?”, les responderás: “Esto dice el Señor Dios: Voy a tomar la vara de José, que está en la mano de Efraín, y a las tribus de Israel asociadas a él, y pondré encima de ellas la vara de Judá: así los convertiré en una sola vara; serán una sola cosa en mi mano”. Sujetarás con la mano las varas en las que has escrito, de modo que las vean, y les dirás: Esto dice el Señor Dios: Voy a recoger a los israelitas de entre las naciones por las que han vagado, los reuniré de los países limítrofes y los traeré a su tierra. Los convertiré en una nación en el país, en los montes de Israel, y seré para todos un rey único; no volverán a ser dos naciones ni se escindirán de nuevo en dos reinos. No volverán a contaminarse con sus ídolos, sus imágenes y sus crímenes; los pondré a salvo de las infidelidades que cometieron y los purificaré. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. Mi siervo David será su rey: será un único pastor para todos ellos; se conducirán según mis leyes y respetarán y cumplirán mis normas. Se instalarán en la tierra que di a mi siervo Jacob, donde estuvieron instalados vuestros antepasados; en ella vivirán siempre ellos, sus hijos y sus nietos, y mi siervo David será su príncipe para siempre. Haré con ellos una alianza de paz, que será para ellos una alianza eterna, y haré que se multipliquen. Pondré mi santuario en medio de ellos para siempre; mi morada estará junto a ellos. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Las naciones reconocerán que yo soy el Señor, que santifico a Israel, cuando mi santuario esté en medio de ellos para siempre.
El tema bíblico Los textos para la Semana de oración por la unidad de los cristianos 2009 provienen de la experiencia de las Iglesias en Corea. Frente a la división de su país, las Iglesias han buscado la inspiración en el profeta Ezequiel, quien también vivió en un país trágicamente dividido y que deseaba la unidad para su pueblo.
Ezequiel, profeta y sacerdote, fue llamado por Dios a los 30 años de edad. Su actividad que abarcaba el período que iba de 594 a 571 antes de Cristo, fue ampliamente influido por las reformas políticas y religiosas que emprendió el rey Josías en 621 antes de Cristo. Lanzándose a reformas referidas al restablecimiento de la ley y del culto verdadero del Dios de Israel, el rey Josías pensaba eliminar la herencia nefasta dejada por la conquista precedente de Judá por los asirios. Sin embargo, después de la muerte de Josías durante una batalla, su hijo el rey Joaquín rinde homenaje a Egipto y el culto de numerosos dioses se difundió. Los profetas que se atrevían a criticar a Joaquín fueron suprimidos brutalmente: Ouriya fue ejecutado y Jeremías desterrado. Después de la invasión babilónica y la destrucción del templo en 587 antes de Cristo, los responsables políticos y los artesanos del país -entre ellos se encontraba el joven Ezequiel- fueron capturados y deportados en Babilonia. Allí, Ezequiel, como Jeremías, critica a los "profetas" que suscitaban esperanzas poco realistas y este hecho endureció la hostilidad y el desprecio de sus hermanos israelitas en el exilio.
A pesar de tales sufrimientos, el amor de Ezequiel a su pueblo aumentó. Criticaba a los jefes que actuaban contra los mandatos de Dios y procuró devolver a su pueblo a Dios, poniendo de relieve que sigue fiel a la alianza que concluyó con su pueblo del que es solidario. Pero sobre todo, en esta situación aparentemente sin salida, Ezequiel no desesperaba y por el contrario proclamaba un mensaje de esperanza: la renovación y la unidad del pueblo de Dios, que por encima de todo finalmente podría ser realizada. Dos visiones animaron a Ezequiel en sus esfuerzos, la primera bien conocida era la del valle donde los huesos secos, por la acción del Espíritu de Dios, vuelven a la vida (Ez 37,1-14).
Los textos de la Semana de oración de este año tienen como tema la segunda visión de Ezequiel, donde dos trozos de madera simbolizan los dos reinos en que Israel fue dividido. Los nombres de las tribus de cada uno de los reinos (dos de las doce tribus en el Norte y diez en el Sur) son inscritos sobre estos trozos de madera que luego son unidos para formar uno sólo (Ez 37, 15-23).
Para Ezequiel, la división de su pueblo era el reflejo y la consecuencia del pecado y del alejamiento de Dios. Formar de nuevo un solo pueblo era posible a condición de renunciar al pecado, de convertirse y de volver hacia Dios. Pero en definitiva, es Dios quien une a su pueblo purificándole, renovándole y librándole de sus divisiones. Para Ezequiel esta unidad no es una reunificación simple de grupos antes separados; se trata más bien de una creación nueva, del nacimiento de un pueblo nuevo que deberá ser un signo de esperanza para otros pueblos y para toda la humanidad.
Encontramos el tema de la esperanza en otro texto querido por las Iglesias de Corea. El Apocalipsis (21,3-4) menciona la purificación del pueblo de Dios que es llamado a encarnar la paz verdadera, la reconciliación y la unidad que está allí dónde está Dios: "habitará con ellos. Ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos. Enjugará las lágrimas de sus ojos y no habrá ya muerte, ni luto, ni llanto ni dolor…"
Estos son los temas bíblicos -la unidad como voluntad de Dios para su pueblo, la unidad como don de Dios necesitado de la conversión y la renovación, la unidad como la creación nueva, y la esperanza para que el pueblo de Dios pueda ser finalmente uno- que han inspirado a las Iglesias de Corea en la preparación de este folleto para la Semana de oración 2009.
El tema teológico
Los cristianos del mundo entero rezarán por la unidad en 2009 "con el fin de que estén unidos en tu mano" (cf. Ez 37,17). Ezequiel -cuyo nombre significa "Dios lo hace fuerte"- fue llamado a devolver la esperanza a su pueblo en la situación política y religiosa desesperada que siguió a la caída y la ocupación de Israel y al exilio de una gran parte de su pueblo.
Los miembros del grupo local de Corea han encontrado que el texto de Ezequiel presentaba similitudes sorprendentes con la situación que conocen en su país dividido y la de los cristianos desunidos. Las palabras de Ezequiel les dan la esperanza de que Dios reunirá de nuevo su pueblo para hacerlo uno sólo, al que pertenecerán y que les bendecirá para hacerles un pueblo poderoso. Una nueva y gran esperanza nació: Dios creará un mundo nuevo. Como en el texto de Ezequiel donde el pecado es considerado bajo sus formas más diversas, el pueblo se mancha a través de los ídolos y la trasgresión, así ocurre con el pecado de la división de los cristianos, que es causa de escándalo en el mundo de hoy.
Leyendo este texto del Antiguo Testamento, los cristianos pueden reflexionar sobre la manera en la que puede aplicarse nuestra situación de división. En particular, comprendemos que Dios solo puede restablecer la unidad, reconciliar a los hombres y originar una situación nueva. Israel unido, perdonado y purificado viene a ser un símbolo de esperanza para el mundo entero.
Como hemos subrayado más arriba, la segunda profecía sobre los dos trozos de madera unidos para formar uno sólo se encuentra en Ezequiel 37. La primera, que probablemente es más familiar a las Iglesias, es la de los huesos secos que vuelven a la vida por la acción del Espíritu de Dios. En una y otra, Dios es el que da la vida, el que es la fuente de un nuevo comienzo. En la primera profecía, el Espíritu de Dios es el espíritu de vida. En la segunda, es Dios mismo quien aporta la unidad, la reconciliación y la paz en una nación dividida. En otros términos, es la unión de las dos partes divididas la que da la vida nueva.
Los cristianos pueden ver el anticipo de la vida nueva que Cristo nos ofrece y a la que accedemos por la victoria sobre la muerte conforme a la voluntad de salvación de Dios. A través de ambos trozos de madera que forman su cruz, Jesús nos reconcilia con Dios; la humanidad es también llena de una esperanza nueva. A pesar de nuestros pecados, a pesar de la violencia y las guerras, a pesar de la disparidad entre ricos y pobres, a pesar de nuestra falta de respeto hacia la creación, a pesar de la enfermedad y los sufrimientos, a pesar de las discriminaciones y a pesar de nuestra desunión y nuestras divisiones, Jesucristo -con los brazos abiertos sobre la cruz- abraza a toda la creación y nos da el shalom de Dios. En sus manos, somos uno y somos atraídos hacia el mismo que está en la cruz.
Tomando como punto de partida la situación del país dividido pero que quiere superar las fracturas en las que sufre no sólo en el plano político sino también a nivel de las Iglesias cristianas desunidas, las Iglesias coreanas proponen el tema que sigue para la Semana de oración 2009: "estarán unidas en tu mano". Perciben que una nueva esperanza ha nacido de esta reflexión sobre la acción de Dios que reconcilia y trae el shalom al pueblo de Dios.
El octavario
A partir del texto central de Ezequiel, nuestra reflexión a lo largo del "octavario" de la Semana de oración por la unidad de los cristianos nos hace tomar conciencia de que la unidad de la Iglesia también contribuye a la renovación de toda la comunidad humana. Esto entraña para nosotros una responsabilidad importante: todos los que confiesan a Cristo como Señor deben esforzarse por cumplir su oración "para que ellos sean uno… y el mundo crea que tú me has enviado" (Jn 17, 21).
Por eso el Octavario comienza con una reflexión sobre la unidad de los cristianos. Frente a nuestras divisiones doctrinales y frente a nuestro pasado escandaloso hecho de divisiones -y a veces de odio- entre cristianos, rezamos para que Dios, que hace venir el Espíritu de vida a huesos secos y que modela entre sus manos nuestra unidad en la diversidad, haga soplar un viento de vida y de reconciliación sobre la aridez de nuestros corazones y sobre nuestras divisiones actuales. En este primer día y durante todo el Octavario, somos invitados a rezar por las situaciones del mundo donde la reconciliación es necesaria, y estar atento en particular al papel que la unidad de los cristianos puede jugar en su favor.
En el segundo día, las Iglesias oran para que la paz triunfe sobre las guerras y la violencia, para que, como discípulos del Príncipe de la Paz, los cristianos puedan aportar, a pesar de los conflictos, esta reconciliación que está arraigada en la esperanza. El tercer día nos ofrece una meditación sobre la fuerte disparidad entre ricos y pobres. Nuestra relación con el dinero, nuestra actitud hacia los pobres son un lugar de comprobación de nuestra vida de discípulos seguidores de Cristo, que vino para liberarnos y anunciarnos la buena noticia a los pobres, la libertad a los esclavos y la justicia para todos ellos.
La intención del cuarto día es rezar con el fin de que los cristianos comprendamos que juntos podemos proteger las maravillas de la creación que Dios nos confió, el aire que respiramos, la tierra que nos ofrece sus frutos y la creación que glorifica a su autor.
En el quinto día rezamos para que cesen los prejuicios y las discriminaciones en nuestras sociedades de hoy. Reconociendo que nuestra dignidad nos viene de Dios, nuestra unidad como cristianos testimonia la unidad del que, por su amor, hace de cada uno de nosotros un ser único. Somos llamados a edificar un reino de justicia y de amor, en el que las diferencias son respetadas porque somos uno en Cristo.
En el sexto día nos acordaremos en la oración de los que sufren y de todos los que les asisten. Los Salmos nos ayudan a comprender que los gritos de sufrimiento o de dolor que lanzamos hacia Dios pueden ser la expresión de un lazo profundo y fiel con él. La compasión de los cristianos frente a la desesperación de los que sufren es un signo del Reino. Unidas, las Iglesias cristianas pueden hacer cambiar las cosas tratando de obtener para los enfermos la ayuda material y espiritual que necesitan.
El séptimo día trata de los cristianos frente al pluralismo y rezando por su unidad en Dios. Sin esta unidad, nos será difícil construir un reino de paz con todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Con las intenciones de la oración para el día octavo, volvemos a nuestro punto de partida porque rezamos con el fin de que las bienaventuranzas aporten su espíritu a este mundo. Los cristianos llevan en ellos la esperanza que todo se renueva según el orden nuevo que Cristo estableció. Así es como pueden ser portadores de esperanza y artesanos de la reconciliación frente a las guerras, la pobreza, las discriminaciones y todas las demás situaciones donde seres humanos sufren y donde gime la creación.
Origen de los textos El proyecto de base ha sido preparado por un grupo de representantes de la Conferencia de los Obispos Católicos de Corea (CBCK) y del Consejo Nacional de las Iglesias en Corea (NCCK) compuesto por las personas siguientes: Rev. Dr. Chai Soo-il, profesor en la Han Shin University (PROK/NCCK); Rev. Dr. Kim Woong-Tae, presidente de Dong-Sung High School (CBCK); Rev. Dr. Shim Kwang-Sup, profesor del Seminario teológico metodista, KMC (NCCK); Sra Jung Hae-Sun, secretaria general del NCCK; Rev. Padre Kang Diego, misionero de la Consolata en Corea (CBCK); Sra Han Mi-Sook, miembro del Movimiento de los Focolares de Corea (CBCK). Agradecemos muy sinceramente la seriedad y el empeño con que han cumplido su tarea.
El encuentro preparatorio internacional en Marsella (Francia)
Desde hace algunos años, uno de los miembros del grupo preparatorio internacional de la Semana de oración propuso organizar una reunión en Marsella. En efecto, un movimiento social muy interesante nació en esta ciudad: jefes religiosos de diversas confesiones, religiones y culturas se reagruparon alrededor del alcalde con el fin de asegurar la comunicación entre los grupos religiosos, mejorar sus relaciones mutuas y prevenir toda polarización entre partes diversas de la población de esta ciudad.
Esta organización se llama Esperanza Marsella. Conjuntamente, sus miembros superaron ciertos hechos a nivel local e internacional (profanación de tumbas, ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, etc.) que manifestaban la intolerancia religiosa y el odio y consideraban que su empeño común en favor de la tolerancia contribuyó a evitar ciertos disturbios de carácter interreligioso o intercultural que marcaron otras ciudades europeas. Independientes de todo partido político, observan un silencio total durante los períodos electorales. (La laicidad es un principio fundamental de la vida pública francesa). Su preocupación principal es la conservación de la paz en la ciudad, dejando voluntariamente a otros grupos ocuparse del diálogo teológico.
El grupo preparatorio internacional que comprendía a miembros protestantes, ortodoxos y católicos, así como dos miembros del grupo coreano que habían trabajado en el proyecto inicial (y sus dos consejeros) se reunió del 24 al 29 de septiembre 2007, en el Centro Nuestra Señora de Roucas, confiado al Camino Nuevo, una acogedora comunidad católica con vocación ecuménica: esta casa soleada que domina el mar está situada no lejos de la Basílica Nuestra Señora de la Guardia. El trabajo de adaptación de todo el texto, redactado en coreano, luego traducido al inglés y revisado para su difusión internacional, se celebró en una atmósfera alegre y confiada, fruto de un respeto mutuo entre todos los miembros del grupo. Al final del encuentro, los representantes del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos agradecieron sinceramente a Tom Best y Carolyn McComish antes de su próxima jubilación sus numerosos años de colaboración en el seno del grupo preparatorio internacional.
Durante esta semana, el grupo ha sido recibido por los miembros de Esperanza Marsella (ME) que le presentaron sus actividades, visitando lugares diversos particularmente significativos de Marsella para ME -entre otros la iglesia de la Abadía Saint-Victor y la mezquita de la ciudad. Agradecemos a Esperanza Marsella la acogida y la hospitalidad que nos han ofrecido, todas las informaciones detalladas sobre sus actividades así como el interés mostrado con respecto al trabajo del grupo preparatorio internacional. El grupo internacional ora con el fin de que la obra de Esperanza Marsella continúe no sólo garantizando la paz en la ciudad sino también siendo un enriquecimiento en la vida de los habitantes de Marsella, por el ejemplo de tolerancia religiosa que ofrece a todos.
Presentación
En Ezequiel (37,15-19; 22-24a) descubrimos el deseo ardiente de unidad que Dios quiere para las tribus divididas de Israel. El gesto profético inspirado a Ezequiel, de juntar dos trozos de madera, es la imagen de la reunificación de los reinos del Norte y del Sur de Israel: "Junta estos trozos uno contra otro para formar uno sólo, y estarán unidos en tu mano" (Ez 37,17).
Dios cuenta con su profeta para realizar esta obra de renovación en la unidad. Ezequiel recibe la misión de anunciar a Israel que esta restauración es una iniciativa y una obra de Dios. Acercar unas tribus a otras y “tenerlas unidas en su mano” es voluntad de Dios.
Ezequiel debe también llamar al pueblo a la conversión para preparar los caminos de este futuro nuevo de reconciliación. Este futuro mejor de unidad y de paz para Israel pasa en efecto por una conversión sincera de su parte. Proclamar la urgencia en el nombre del Señor es tarea de los profetas. El que quiere la unidad según la Alianza debe comprometerse a dejar los ídolos y dejarse purificar por Dios: "los libraré de todas las iniquidades de las que fueron culpables, los purificaré. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios". La renovación de la esperanza pasa por la renovación de la fidelidad a Dios.
Israel en tiempo de Ezequiel aspiraba a su unidad nacional. Esperamos, como cristianos enviados a todas las "naciones", la comunión plena en Cristo por la cual rezamos. Esta celebración elaborada a partir de Ezequiel (Ez 37) nos llama por consiguiente a interpretar, en la luz de Cristo, la llamada del profeta a la unidad del pueblo de Dios. He aquí el desarrollo.
Desarrollo de la celebración
La celebración comienza al sonido del gong, evocación de nuestra comunión de oración con los cristianos de Corea. En el espíritu de Ezequiel llamando a la conversión de su pueblo, el acto penitencial nos empuja, como buenos servidores de Dios y de la unidad cristiana, a tomar también el camino de las necesarias conversiones personales y eclesiales para alcanzar la comunión plena.
La liturgia de la Palabra comienza por suscitar el arranque de nuestra fe en la iniciativa del Padre que quiere la unidad de sus hijos (Ez 37,15-19; 22-24a). La carta a los Romanos (Rom 8, 18-25) nos asegura que con la creación misma, estamos en la mano de Dios y que el Espíritu Santo intercede y actúa en favor nuestro. El Evangelio (Jn 17,8-11) atestigua que el don de nuestra comunión es adquirido en Jesucristo por su muerte y resurrección.
Por las intercesiones nos unimos a la oración de Jesús por nuestra unidad, a la esperanza de nuestra unidad perfecta, a la impaciencia de vernos actuar por la renovación del mundo en la unidad del amor, en la justicia y la paz.
Al término de la celebración proclamamos con Rom 8,38 que nada puede separarnos del amor de Cristo, porque Dios nuestro Padre hizo en Él nuevas todas las cosas. Nos envía como testimonio de esta creación nueva. Es un estímulo para todos los cristianos que participan también a través de su empeño ecuménico en este orden nuevo de la Comunión en Cristo resucitado.
Celebración
O Oficiante L Lector A Asamblea
Entrada
Se hace sonar el gong tres veces para señalar a los participantes el comienzo de la celebración.
Saludo
O : Que la gracia y la paz de Dios nuestro Padre y de nuestro Señor Jesucristo y el Espíritu Santo estén siempre con vosotros. A : Y con tu espíritu.
Canto: Salmo 146 (145) (otro himno o cántico relacionado con este salmo cantado)
Procesión de los oficiantes, de las personas que llevan la Biblia y de los encargados de los palos/palitos a reunir como símbolo de unidad inspirado en el texto de Ezequiel. Los portadores de los palitos se quedan delante de la cruz o en el espacio litúrgico del coro de la iglesia.
O : Acercaos a Dios. Acerquémonos a Dios, que está lleno de misericordia hacia nosotros, al que esperamos y al que buscamos.
Silencio
Rito penitencial
O : La oración de este año es propuesta por cristianos de Corea, pueblo dividido en dos países. Vamos a escuchar al profeta Ezequiel que nos cuenta su visión de los dos trozos de madera que Dios reúne. Cristianos de comunidades divididas, nos reunimos para rezar con el fin de que nos sea perdonado el escándalo de nuestra desunión y nuestra incapacidad por ser unos embajadores de reconciliación en el mundo. ¿Qué caminos de conversión personal y eclesial debemos recorrer para alcanzar la comunión plena en Cristo?
Silencio
Durante este silencio las personas que llevan los palos y que se sentaron en los primeros puestos de la asamblea o con los celebrantes, van a dispersarse por la asamblea como signo de nuestras divisiones y de nuestro pecado contra la unidad en Cristo.
O: Desde lo hondo a ti grito, Señor. Señor, escucha mi voz. A : Señor, a menudo te llamamos, pero no te llamamos a una sola voz. O : Estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. A : Imploramos la unidad pero no valoramos el precio de la reconciliación. O : Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? A : ¿Quién resistirá? Nos presentamos incapaces de responder a los sufrimientos y a las divisiones del mundo. O : Pero de ti procede el perdón y así infundes respeto. A : Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison. O : Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra. A : Mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. O: Ezequiel pronuncia esta palabra del Señor: les libraré de todos sus pecados, les purificaré. Entonces serán mi pueblo y yo seré su Dios. Serán uno en mi mano. Señor, tu eres nuestra única esperanza. A : Ayúdanos a ser instrumentos de tu reconciliación.
Celebración de la Palabra de Dios Primera lectura: Ez 37,15-19; 22-24a Himno Segunda lectura: Rom 8,18-25
¡ Aleluya!
Evangelio: Jn 17,8-11 Predicación
Silencio
Intercesiones
O : Con fe, oremos a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. A: Señor, escucha nuestra oración.
L1: Oremos por nuestras comunidades cristianas locales, nuestras Iglesias y nuestros grupos ecuménicos, por los que están presentes y los que hoy están ausentes de nuestra asamblea. Señor, perdónanos cuando somos indiferentes a los demás y cúranos las heridas y las divisiones que todavía nos separan. L2 : Oremos para que aprendamos a reconocer mejor nuestro bautismo común que nos une en el único cuerpo de Cristo. Señor, apoya a cada uno de nosotros y cada una de nuestras comunidades en el camino de la unidad que deseas para todos tus discípulos. A : Señor, escucha nuestra oración.
L1 : Oremos por nuestros guías espirituales y por los responsables de nuestra Iglesia; que el Espíritu los ilumine y les empuje a trabajar en la concordia, la alegría y el amor. L2 : Oremos por todas las autoridades civiles. Señor, recuérdales trabajar por la justicia y la paz y dales la sabiduría para atender las necesidades de todos, particularmente de los más despojados. A : Señor, escucha nuestra oración.
L1 : Oremos por todas las naciones y las comunidades que conocen divisiones profundas y conflictos internos. Señor, pensamos en particular en el pueblo de Corea del Norte y del Sur; que su búsqueda de la unidad, a pesar de las divisiones políticas y la separación que viven, sea fecunda; que sean signo de esperanza para todos los que buscan la reconciliación en un mundo dividido. L2 : Oremos y demos gracias por los que, inspirados por ti, Señor, desempeñaron un papel importante en nuestra vida de cristianos, y por todos los que hemos reconocido tu perdón, tu compasión y tu amor. Que sus dones y su generosidad alimenten nuestro propio deseo de dar y de poner nuestra vida en el servicio de los demás. A : Señor, escucha nuestra oración.
L1 : Oremos por todos los que dejan oír el mensaje del Evangelio en los grandes desafíos éticos que hoy nos interpelan. Señor, haz que cada uno de nosotros aprenda a ejercer su propio papel para limitar los efectos nefastos de la globalización y la destrucción del medio ambiente que son fuente de sufrimientos para el hombre y que ponen en peligro tu creación. L2 : Oremos por todas las Iglesias cristianas. Señor, ayúdalas a fin de que un día todas ellas puedan reunirse alrededor de la misma mesa y participar juntos en la comunión santa. A : Señor, escucha nuestra oración.
Padre Nuestro
L : Cada uno en su propia lengua y como nos ha mandado el Salvador, nos atrevemos a decir: A : Padre Nuestro… L : Como signo de nuestro empeño en buscar la reconciliación, intercambiemos ahora un signo de paz.
El signo de la paz es acompañado por un canto.
Gesto simbólico
Los portadores de los palos de madera los unen ahora de dos en dos como signo de nuestra reconciliación, y como iniciativa y obra de Dios que nos tiene unidos en su mano. Durante la proclamación de la confesión de fe, se puede presentar la cruz acercándola simbólicamente a los palos unidos de dos en dos. El baptisterio será en ciertos casos el lugar más adecuado para significar este gesto simbólico en memoria del bautismo que ya nos tiene "unidos en la mano de Dios".
Símbolo Niceno-Constantinopolitano L : Juntos profesemos nuestra fe con el Símbolo Niceno-Constantinopolitano. A : Creo en un solo Dios …
Oraciones finales y envío (Preferentemente un joven) L: “Estoy seguro de que ni muerte ni vida, ni ángeles ni otras fuerzas sobrenaturales, ni lo presente ni lo futuro, ni poderes de cualquier clase, ni lo de arriba ni lo de abajo, ni cualquier otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro" (Rom 8,38).
O : Vamos a dejar este lugar de oración y encontrar las diversas circunstancias de nuestra vida. Nos dispersamos fuertes en nuestra fe y en nuestra esperanza, porque Dios nuestro Padre hizo en Jesucristo nuevas todas las cosas. Nos envía como testigos de su amor y actores de la nueva creación. Que Dios, que conoce nuestras alegrías, nuestras angustias y nuestros sufrimientos, nos guíe siempre. Que tengamos coraje para permanecer fieles y llevar una vida digna de nuestra fe cristiana.
A : Señor, quédate con nosotros.
Himno Si posible un canto que celebre a Dios, que por su cruz nos da la reconciliación. Durante el canto, los portadores de los palos los vuelven a tomar y se los dan a miembros de la asamblea que representan a diversas comunidades cristianas como signo de comunión.
Bendición final
O : Cristianos de esta asamblea, hermanos y hermanas en la fe, nosotros que deseamos ser un signo de reconciliación por la fuerza de la cruz: Que el Señor os bendiga y os guarde. Que el Señor haga brillar su rostro sobre vosotros y os conceda su favor. Que el Señor vuelva su mirada a vosotros y os conceda la paz.
Día primero:
Las comunidades cristianas ante sus viejas y nuevas divisiones Estarán unidas en tu mano
Ez 37, 15-19.22-24a Uno en tu mano
Sal 103, 8-13 o 18 El Señor es misericordioso, benévolo y lleno de fidelidad
1 Co 3, 3-7.21-23 Hay entre vosotros celos y disputas …vosotros sois de Cristo
Jn 17, 17-21 Que todos sean uno… para que el mundo crea
Comentario
Los cristianos son llamados a ser los instrumentos del amor fiel y reconciliador de Dios en un mundo marcado por tantas separaciones y alienaciones. Bautizados en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y profesando nuestra fe en Cristo crucificado y resucitado, somos un pueblo que pertenece a Cristo, pueblo llamado a ser el cuerpo de Cristo en y para el mundo. Por ello, Cristo oró por sus discípulos: que sean uno, para que el mundo crea.
Las divisiones entre los cristianos sobre cuestiones fundamentales de la fe y de la vida como discípulos de Cristo atentan gravemente contra nuestra capacidad de dar testimonio ante el mundo. En Corea, como en otros numerosos países, el Evangelio del Cristo ha sido anunciado por voces contradictorias que proclaman la Buena Noticia de maneras discordantes. A veces estamos tentados de considerar las divisiones actuales, y todos conflictos subyacentes que implican, como la herencia natural de nuestra historia cristiana más que ver allí una contradicción interna en el anuncio de que Dios reconcilió el mundo con Cristo.
La visión de Ezequiel de ambos trozos de madera sobre los cuales son inscritos los nombres de los reinos divididos del antiguo Israel y que vienen a estar en la mano de Dios, es una imagen muy fuerte del poder reconciliador de Dios para con su pueblo, sumergido en sus divisiones y que no puede hacer por sí mismo. Esta metáfora evoca muy bien la división de los cristianos y prefigura la fuente de toda reconciliación que está en el corazón de la proclamación cristiana. Sobre ambos trozos de madera que forman su cruz, el Señor de la historia repara las heridas y las divisiones de la humanidad. En el don total de sí mismo en la cruz, Jesús une el pecado del hombre con el amor fiel y redentor de Dios. Ser cristianos significa estar bautizados en esta muerte por la cual el Señor, en su misericordia infinita, graba los nombres de una humanidad herida en la madera de su cruz, uniéndonos a él y restableciendo así nuestra relación con Dios y con nuestro prójimo.
La unidad cristiana es una comunión que se funda en nuestra pertenencia a Cristo y a Dios. Convirtiéndonos más a Cristo, nos descubrimos reconciliados por la fuerza del Espíritu Santo. Orar por la unidad cristiana, es reconocer nuestra confianza en Dios, es abrirnos totalmente al Espíritu. Junto a otros esfuerzos que cumplimos para promover la unidad de los cristianos -el diálogo, el testimonio común y la misión-, la oración por la unidad es un instrumento privilegiado por el cual el Espíritu Santo manifiesta al mundo nuestra reconciliación en Cristo, este mundo que vino a salvar.
Oración
Dios compasivo, tú nos amas y nos perdonas en Cristo, tú has querido reconciliar a todo el género humano en tu amor redentor. Mira con bondad a todos los que trabajan y oran por la unidad de las comunidades cristianas divididas. Danos ser hermanos y hermanas en tu amor. Que podamos ser uno, uno en tu mano. Amén.
Los cristianos ante la guerra y la violencia Estarán unidas en tu mano
Is 2, 1-4 No se adiestrarán para la guerra
Sal 74, 18-23 No olvides sin fin la vida de tus pobres
1 Pe 2, 21-25 Sus cicatrices nos curaron
Mt 5, 38-48 Orad por los que os persiguen
Comentario
La guerra y la violencia son los mayores obstáculos para la unidad de la humanidad dada por Dios. La guerra y la violencia provienen de la división que existe en el interior de nosotros mismos y que no es sanada, y de la arrogancia humana que es incapaz de volver al verdadero fundamento de nuestra existencia.
Los cristianos en Corea aspiran a poner fin a más de cincuenta años de separación entre Corea del Sur y Corea del Norte, y a ver establecerse la paz en otros lugares del mundo. La inestabilidad que reina en la península de Corea no significa solamente el dolor de una nación en un mundo todavía dividido, sino que simboliza los mecanismos de división, de paradoja, de hostilidad y de venganza que viven en la humanidad.
¿Quién pondrá término a esta espiral de guerra y de violencia?
Jesús nos muestra, en las situaciones de violencia y de injusticia más brutales, el poder que puede poner fin al círculo vicioso de la guerra y de la violencia. A sus discípulos, que reaccionan a la violencia y al furor según la lógica del mundo, enseña de modo paradójico la renuncia a toda violencia (Mt 26, 51-52).
Jesús revela la verdad de la violencia humana. Fiel al Padre, murió sobre la cruz para salvarnos del pecado y de la muerte. La cruz revela la paradoja y el conflicto inherentes a la naturaleza humana. La muerte violenta de Jesús marca la instauración de una nueva creación que clava en esta cruz los pecados de los humanos, la violencia y la guerra.
Jesucristo no enseña una no-violencia fundada solamente sobre el humanismo. Enseña la restauración de la creación de Dios y la esperanza y la fe que lleva, al fin, a los cielos nuevos y la tierra nueva. La esperanza fundada sobre la última victoria de Jesucristo sobre la cruz nos permite perseverar en la búsqueda de la unidad de los cristianos y en la lucha contra toda forma de guerra y de violencia.
Oración
Señor, tú que te eres sacrificado sobre la cruz por la unidad de los hombres, te ofrecemos nuestra humanidad herida por el egoísmo, la arrogancia, la vanidad y la ira. Señor, no abandones a tu pueblo oprimido que sufre toda forma de violencia, de ira y de odio, víctima de creencias erróneas y de divergencias ideológicas. Señor, extiende hacia nosotros tus manos compasivas y ocúpate de tu pueblo, para que gocemos de la paz y de la alegría que forman parte del orden de tu creación. Señor, haz que nosotros, cristianos, trabajemos juntos para que se cumpla tu justicia, más que la nuestra.
Concédenos el coraje de ayudar a otros a llevar su cruz, en lugar de poner la nuestra sobre sus espaldas.
Señor, enséñanos la sabiduría de tratar a nuestros enemigos con amor en lugar de odiarlos. Amén.
Día tercero:
Los cristianos ante la injusticia económica y la pobreza Estarán unidas en tu mano
Lv 25, 8-14 El jubileo como liberación
Sal 146 (145) El Señor hace justicia a los oprimidos
1 Tim 6, 9-10 El amor al dinero, la raíz de todos los males
Lc 4, 16-21 Jesús y el jubileo como liberación
Comentario
Oramos para que venga el Reino de Dios. Aspiramos a un mundo donde la gente, en particular los más pobres, no mueran antes de hora. No obstante, el orden económico del mundo actual agrava la situación de los pobres y acentúa las desigualdades sociales.
La comunidad mundial está enfrentada hoy a la debilidad creciente del trabajo humano y a sus consecuencias. La idolatría del mercado, como el amor del dinero según el autor de la carta a Timoteo, aparece como "la raíz de todos los males".
¿Qué pueden y deben hacer las Iglesias cristianas en este contexto? Volvamos juntos hacia el tema bíblico del jubileo, que Jesús evocó para definir su ministerio.
Según el texto de Levítico, en el momento del jubileo, se anuncia la liberación; los inmigrantes podían regresar a su propiedad y a su familia; si alguien había perdido todos sus bienes, podía también vivir con el pueblo como residente extranjero; no se prestaba más dinero exigiendo un interés y no se abastecía de alimento para sacar provecho de eso.
El jubileo implicaba una ética colectiva, la liberación de los esclavos y su retorno, la restauración de los impuestos territoriales, y la abolición de las deudas. Esto significa, para las víctimas de estructuras sociales injustas, el restablecimiento del derecho y la restitución de sus medios de existencia.
El fin del mundo actual que considera "lo primero el dinero" como el valor y lo más absoluto de la vida no puede ser más que la muerte. Como Iglesias, al contrario, somos llamados a vivir juntos en el espíritu del jubileo y, siguiendo a Cristo, difundir juntos esta buena noticia. Como experiencia de la curación de su división, los cristianos son más sensibles a otras divisiones que hieren a la humanidad y a la creación.
Oración
Dios de justicia, en nuestro mundo hay lugares que rebosan alimento, pero en otros no hay bastante, donde los hambrientos y los enfermos son multitud.
Dios de paz, hay en el mundo gente que saca provecho de la violencia y de la guerra, mientras que otros, a causa de la guerra y de la violencia, son forzados a abandonar sus casas y a encontrar refugio en otro lugar.
Dios de compasión, ayúdanos a comprender que no podemos vivir solamente de dinero, sino que podemos vivir de la Palabra de Dios. Ayúdanos a comprender que no podemos llegar a la vida y a la prosperidad verdadera sino amando a Dios y obedeciendo su voluntad y sus enseñanzas.
Te lo pedimos en nombre de Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Día cuarto:
Los cristianos ante la crisis ecológica Estarán unidas en tu mano
Gn 1, 31 – 2, 3 Dios vio todo lo que había hecho. Y era muy bueno
Sal 148, 1-5 Sobre su orden, fueron creados
Rom 8, 18-23 La creación liberada del poder de la nada
Mt 13, 31-32 La más pequeña de todas las semillas
La más pequeña de todas las semillas
Comentario
Dios creó nuestro mundo con sabiduría y amor. Cuando hubo terminado la obra de la creación, Dios vio que todo era bueno.
Pero hoy, el mundo está enfrentado a una crisis grave y ecológica. Nuestra tierra sufre el recalentamiento climático debido a nuestro consumo excesivo de energía. La superficie de los bosques en nuestro planeta disminuyó el 50 % en el curso de los últimos cuarenta años mientras que la desertización no deja de extenderse. Los coreanos, que aman tanto la pesca, se inquietan: las tres cuartas partes de la pesca ha desaparecido actualmente. Cada día, son más de cien especies vivas que desaparecen y esta pérdida de la biodiversidad es una amenaza seria para la humanidad misma. Con el apóstol Pablo, podemos afirmar: la creación ha sido liberada del poder de la nada, y gime, como en los dolores de parto.
No ocultemos la vista: los seres humanos tienen una responsabilidad pesada en esta destrucción del medio ambiente. Su deseo incontrolado arroja la sombra de la muerte sobre el conjunto de la creación.
Los cristianos juntos deben poner todo en práctica para la salvaguardia de la creación. Ante la inmensidad de la tarea, los bautizados no pueden actuar aisladamente. Deben conjugar sus esfuerzos: juntos podrán proteger la obra del creador.
Se puede observar el puesto central que ocupan los elementos de la naturaleza en las parábolas y la enseñanza de Jesús. Para la más pequeña de todas las semillas, Cristo manifiesta un gran respeto. Con el apoyo de la visión bíblica de la creación, los cristianos pueden contribuir con una misma voz a la reflexión actual sobre el futuro de nuestro planeta.
Oración
Dios creador, tú has creado el mundo con tu Palabra y has visto que todo era bueno. Pero hoy hacemos obras de muerte y destruimos irremediablemente nuestro medio ambiente. Danos el arrepentimiento de nuestras avaricias, ayúdanos a tener cuidado de tus criaturas. Juntos, queremos salvaguardar la creación. Amén.
Los cristianos ante las discriminaciones y prejuicios sociales Estarán unidas en tu mano
Is 58, 6-12 No te cierres a tu propia carne
Sal 133 La dulzura de los hermanos es vivir juntos
Gal 3, 26-29 Todos vosotros sois uno en Cristo
Lc 18, 9-14 A los que se tenían por justos
Comentario
Al comienzo del mundo, los seres humanos creados a imagen de Dios no eran más que uno en su mano.
Y sin embargo el pecado se metió en el corazón del hombre y no hemos dejado de construir categorías discriminatorias: aquí sobre la raza o la etnia se hace la selección; en este lugar es la identidad sexual o el simple hecho de ser hombre o mujer lo que alimenta los perjuicios; en otro lugar es la religión el factor de exclusión. Todas estas discriminaciones son deshumanizadoras. Son fuentes de conflictos y de grandes sufrimientos.
En su ministerio terrestre, Jesús se mostró particularmente sensible a toda la humanidad, a todos los hombres y mujeres. No dejó de denunciar las discriminaciones de toda clase y el orgullo que algunos de sus contemporáneos podían revelar. Los justos no son siempre aquellos a los que se cree, y el desprecio no tiene su sitio en el corazón de los creyentes.
Como los beneficios del aceite precioso o del rocío de Hermón, el salmo 133 canta la felicidad de la vida fraternal compartida. Es una alegría vivir juntos como hermanos y hermanas a los que nos es dado gustar de corazón los encuentros ecuménicos, cada vez que renunciamos a las discriminaciones confesionales.
La unidad recuperada de la familia humana, es la misión común de todos los cristianos: juntos, se debe trabajar contra toda discriminación. Es también su esperanza compartida: porque todos no son más que uno en Cristo, y no hay más judío ni griego, ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer.
Oración
Señor, haznos discernir las discriminaciones y las exclusiones que marcan nuestras sociedades. Dirige nuestra mirada y ayúdanos a reconocer los prejuicios que habitan en nosotros. Que aprendamos a desterrar todo desprecio y a gustar la alegría de vivir juntos en la unidad. Amén.
Los cristianos ante la enfermedad y el sufrimiento Estarán unidas en tu mano
2 Re 20, 1-6 ¡Oh Señor!, acuérdate de mí
Sal 22 (21), 1-11 ¿Por qué me has abandonado?
Sant 5, 13-15 La oración de la fe salvará al enfermo
Mc 10, 46-52 ¿Qué quieres que haga por ti?
Comentario
¡Cuántas veces Jesús no encuentra más que enfermos y no sólo desea curarlos! Nuestras Iglesias, aunque todavía separadas, son todas conscientes de la compasión del Señor hacia los que sufren. Los cristianos siempre han seguido su ejemplo cuidando enfermos, construyendo hospitales, dispensarios, organizando consultorios médicos y preocupándose no sólo del alma sino también del cuerpo de los hijos de Dios.
Sin embargo, esto no es tan evidente. Las personas con buena salud tienden a considerar que la salud es suya y a olvidar a los que no pueden participar plenamente en la vida de la comunidad debido a su enfermedad. En cuanto a los enfermos, se sienten a menudo apoyados por Dios, por su presencia, por su gracia y por su fuerza de salvación.
La fe profunda de Ezequías lo sostiene en su enfermedad. En este momento de dolor, encuentra palabras para recordar a Dios su promesa misericordiosa. Sí, los que sufren repiten a veces las palabras de la Biblia para gritar su dolor a Dios: ¿por qué me has abandonado? Si nuestra relación con Dios es sincera y profunda y se expresa a través de palabras de fe y de reconocimiento, también se podrá expresar en la oración nuestra pena, nuestro dolor o nuestra ira cuando es necesario.
Los enfermos no saben ser más que objeto de cuidados; por el contrario, son sujetos vivos como les descubren los discípulos en la historia que nos narra el Evangelio de Marcos. Los discípulos quieren proseguir su camino con Jesús, ignorando al hombre enfermo al borde de la muchedumbre. Cuando los llama, los desvía de su fin. Estamos acostumbrados a ocuparnos de enfermos pero no para que abiertamente se quejen y nos molesten. Hoy son a menudo los enfermos de los países pobres quienes nos gritan para pedir medicinas, lo que nos hace reflexionar sobre la cuestión de los desafíos y el provecho. Los discípulos que querían impedir al ciego acercarse a Jesús son llamados a llevarle el mensaje del Señor, un mensaje de amor que tiene un sonido nuevo: levántate, que te llama.
Solamente cuando los discípulos llevan al enfermo a Jesús, comprenden por fin lo que quiere el Señor: tener tiempo para encontrar al enfermo y hablarle, para pedirle lo que desea y lo que necesita. Una comunidad de reconciliación puede nacer sólo cuando los enfermos tienen experiencia de la presencia de Dios en sus relaciones con sus hermanas y hermanos en Cristo.
Oración
Señor, escucha a tu pueblo cuando te grita, afligido por la enfermedad y el dolor. Que los que están bien de salud te den gracias por su bienestar. Que puedan servir a los que sufren con un corazón cariñoso y manos abiertas. Señor, danos a todos vivir en tu gracia y tu providencia, para llegar a ser una comunidad de reconciliación donde todos juntos te alaben. Amén.
Los cristianos ante al pluralismo religioso Estarán unidas en tu mano
Is 25, 6-9 Es el Señor en quien confiamos
Sal 117 (116), 1-2 Alabad al Señor todas las naciones
Rom 2, 12-16 Los que ponen en práctica la ley serán justificados
Mc 7, 24-30 A causa de esta palabra, el demonio salió de tu hija
Comentario
Cada día o casi siempre, hablamos de violencias que, en muchas regiones del mundo, son provocadas por fieles de diversas religiones. En cambio, Corea se presenta como un país donde religiones diferentes -budistas, cristianos, confucianos – consiguen la mayoría de las veces coexistir en paz.
¡En un gran himno de alabanza, el profeta Isaías anuncia que Dios secará toda lágrima y preparará un rico festín para todos los pueblos y todas las naciones! Un día -dice el profeta- todos los pueblos de la tierra glorificarán a Dios y exultarán porque los habrá salvado. El Señor en quien confiamos es el huésped del festín eterno del que habla Isaías en su acción de gracias.
Cuando Jesús encuentra a una mujer no judía que le pide curar a su hija, le responde de manera sorprendente y se niega primero a ayudarla. La mujer insiste en el mismo tono que él: "pero los pequeños perros, bajo la mesa, comen las migajas de los niños". Jesús reconoce la sagacidad de esta mujer que comprendió que la misión de Cristo se dirigiera a los judíos y a los no judíos, y le invita a regresar a su casa prometiéndole curar a su hija.
Las Iglesias se comprometieron a dialogar para promover la unidad de los cristianos. En el curso de los últimos años, el diálogo se afirmó también para los fieles de otras religiones, en particular las religiones de "Libro" (judaísmo, islamismo). Se trata de encuentros que son solo enriquecedores sino que contribuyen a promover el respeto y las buenas relaciones de unos con otros, construyendo la paz en zonas de conflictos. Si nosotros, cristianos, estamos unidos en nuestro testimonio contra los prejuicios y la violencia, todo será más eficaz. Y si atentamente escuchamos a nuestros hermanos de otras religiones, ¿no podremos aprender más sobre la universalidad del amor de Dios y de su reino?
El diálogo con otros cristianos no deberá significar una pérdida de nuestra respectiva identidad cristiana; por el contrario, debemos alegrarnos de obedecer a la oración de Jesús, para que ellos sean uno, como Él es uno con el Padre. La unidad no se hará de la noche a la mañana. Se trata más bien de una peregrinación que hacemos con otros fieles y que nos lleva hacia un destino común de amor y de salvación.
Oración
Señor Dios, te agradecemos la sabiduría que nos transmiten tus escrituras. Danos el coraje de abrir nuestro corazón y nuestro espíritu a nuestro prójimo, sea de una confesión cristiana o de otra religión. Concédenos la gracia de superar las barreras de la indiferencia, de los prejuicios y del odio. Refuerza nuestra visión de los últimos días, cuando todos los cristianos caminen juntos hacia el festín final y cuando toda lágrima y todo desacuerdo sean vencidos por el amor. Amén.
Los cristianos proclaman la esperanza en un mundo dividido
Estarán unidas en tu manoEz 37, 1-14 Voy a abrir sus tumbas
Sal 104, 24-34 Renuevas la faz de la tierra
Ap 21, 1-5a He aquí que hago nuevas todas las cosas
Mt 5, 1-12 Dichosos los que …
Comentario
Os infundiré espíritu para que viváis. La fe bíblica se funda sobre la esperanza fundamental que la última palabra de la historia pertenece a Dios, y que la última palabra de Dios no es un juicio sino una palabra de vida que establece una creación nueva. Así como lo hemos visto en el curso de las meditaciones de los días precedentes, los cristianos viven en un mundo marcado por diferentes formas de división y de separación. Sin embargo, la Iglesia conserva una actitud de esperanza, anclada no en lo que el ser humano puede hacer, sino en el poder y el deseo fiel de Dios de transformar la división en unidad, el odio mortífero en amor generador de vida. Los coreanos todavía deben soportar las consecuencias trágicas de la división de su país, pero también en esta situación, la esperanza cristiana es muy fuerte.
La esperanza cristiana consigue sobrevivir en medio de grandes sufrimientos, porque nace del amor fiel de Dios que nos es revelado por la cruz de Cristo. La esperanza resucita de la tumba con Jesús, mientras que la muerte y las fuerzas de la muerte son vencidas; se difunde el día de Pentecostés por el envío del Espíritu Santo que renueva la faz de la tierra. Cristo resucitado es el comienzo de una vida nueva y auténtica. Su resurrección anuncia el fin del orden antiguo y pone las semillas de una nueva creación que será eterna, donde todos serán reconciliados en Él y Dios será todo en todos.
He aquí que hago nuevas todas las cosas. La esperanza cristiana comienza con la renovación de la creación, que lleva la intención original de Dios a su cumplimiento. En Apocalipsis 21, Dios no dice "hago nuevas cosas" sino "hago nuevas todas las cosas". La esperanza cristiana no significa una espera larga y pasiva del fin del mundo, sino el deseo de esta renovación que salió a la luz con la resurrección y Pentecostés. No se trata de la esperanza en una terminación apocalíptica de la historia que arrastra al hundimiento de nuestro mundo, sino de la esperanza en un cambio fundamental y radical del mundo que conocemos. El nuevo comienzo instaurado por Dios pone fin al pecado, a las divisiones y al finitud del mundo, y transforma la creación para que pueda participar en la gloria eterna de Dios.
Cuando los cristianos se reúnen para orar por la unidad, es la esperanza lo que les motiva y les sostiene. La oración para la unidad tiene una fuerza: la que brota de la renovación de la creación engendrada por Dios; su sabiduría es la del Espíritu Santo que sopla una vida nueva sobre los huesos secos y les devuelve vida; su autenticidad está en nuestra disponibilidad a abrirnos totalmente a la voluntad de Dios dejándonos transformar en instrumentos de la unidad querida por Cristo para sus discípulos.
Oración
Dios misericordioso, tú que siempre estás con nosotros en medio de nuestros sufrimientos y de nuestros tormentos, y que estarás hasta el fin de los tiempos. Ayúdanos a ser un pueblo profundamente lleno de esperanza, un pueblo que vive las bienaventuranzas y se pone al servicio de la unidad que tú deseas. Amén.
Woo-Ri Gi-Do (Escucha nuestra oración – Canto coreano) Señor, escucha nuestra oración, Tú que sabes lo que necesitamos y nos escuchas. Danos tu paz.
Oración por la paz y la reunificación de la Península coreana (2006) Confiamos en una reunificación fuerte y armoniosa. Esperamos que se ponga fin a un pasado de desesperación y de sufrimientos. Que pueda llegar la unidad a nuestra nación y ser un signo de esperanza para el mundo entero. …
Señor, por ti, nos atrevemos de nuevo a tener un sueño inmenso. El sueño que tuviste sobre la cruz en los tiempos remotos, el sueño inmenso de todos los hombres y de toda historia que viven y están ante ti, es también nuestro sueño.
Oración de Pascua de las Iglesias de Corea del Sur y del Norte (abril de 2007)
¡Oh Señor, tú que has vencido a la muerte y que has resucitado! ("Yo he vencido al mundo": Jn 16,33)
Alabanza al Señor resucitado que ha vencido a la cruz, que dejó detrás de él la tumba vacía y que está resucitado, todo vestido de blanco.
Señor resucitado, Tú que de las lágrimas en Getsemaní hiciste nacer las flores de la primavera, Tú que del sufrimiento en el Gólgota hiciste brotar la luz después de la oscuridad, Tú que transformas fuera de la tumba la angustia en alegría, Tú que eres la fuente de la esperanza eterna para toda la humanidad.
Nosotros que estamos cansados de la oscuridad de la división, nosotros que, llevando la cruz, erramos sobre esta tierra como por un desierto, nosotros que marchamos sobre el camino bordeado de espinas hasta la nueva aurora, aquí, hoy, en todos los valles que surcan nuestro país, las iglesias del norte y del sur se reúnen en una sola Iglesia, los cristianos del sur y del norte unen sus corazones llenos de alegría y cantan la alabanza de Dios en esta mañana nueva de Pascua.
Señor Dios, para que seamos testigos vivos de tu resurrección, haz que nuestras manos ensangrentadas, por plantar clavos de odio y lanzar flechas de condena, sean manos que vendan las heridas, manos tendidas como signo de reconciliación. Sobre los caminos del sufrimiento, ayúdanos a encontrar nuestra voz para consolar y volver al camino de la paz. Finalmente, ayúdanos a comprender que somos capaces de transformar el pasado de muerte que hemos conocido.
Entonces, como la cruz y la resurrección no son más que uno, como el río Daedong en el norte y el río Han en el sur se echan en el mismo mar, del monte Halla en el sur hasta el monte Baekdu al norte, del monte Kaesong al oeste hasta el monte Keumgang al este, pueda nuestra incompleta liberación llegar a ser una reunificación perfecta.
Por fin, que el saludo de nuestro Señor el día de Pascua: "la paz sea contigo" (Jn 20,19), sobrepase las fronteras de nuestro país, alcance Asia y el mundo entero y nos una a todos en la paz, los gritos de alegría, las risas y los abrazos fraternos. Que los días de incertidumbre que nos ofrece el pueblo planetario lleguen a ser más bien el Tercer Día de la esperanza.
Oramos en nombre de Cristo resucitado que guía nuestro país hacia la unidad, con el fin de que llegue a ser una nueva creación.
Esta oración ha sido compuesta por el Consejo nacional de las Iglesias de Corea y la Federación cristiana de Corea.
La Cruz Yun Dongju (Poeta y mártir que ha luchado por la independencia de Corea bajo el régimen colonial japonés. Fue muerto en 1945).
Los rayos del sol, que están detrás de mí todavía tienen algunos minutos, iluminan ahora la cruz en la cumbre de la iglesia.
Me pregunto cómo han podido llegar a una cumbre tan elevada. Yo nerviosamente daba cien pasos, murmurando, ninguna campana de la iglesia sonaba.
Si nunca una cruz me fue dada, como aquella sobre la que agoniza el hombre, el Cristo de la alegría dejará vaciar en silencio. Mi sangre que se abriría como una flor, y me vaciaría por el cuello bajo el cielo hasta el atardecer.
Seamos uno
Padre santísimo, protégelos por la fuerza de tu nombre -el nombre que tú me has dado- para que sean uno como nosotros somos uno. Como tú me has enviado al mundo, yo les he enviado al mundo. Y por ellos me consagro yo, para que ellos también estén consagrados. Yo en ellos y tú en mí. Que puedan alcanzar la unidad plena para que el mundo sepa que tú me has enviado y que tú les has amado como me has amado a mí.
1. El pueblo coreano: una nación unida durante 5000 años
Para comprender la actual situación ecuménica de Corea, es necesario conocer la historia muy particular de la nación y del pueblo coreanos.
Desde una óptica racial, Corea, fundada en 2333 antes de Cristo por Dankun, fue durante 5000 años una nación homogénea. Aunque gravemente fue amenazada por China en el curso de los 2000 primeros años de su existencia, Corea conservó su dignidad y permaneció como nación libre (Período Chosŏn). Desde el siglo I antes de Cristo hasta el siglo VII después de Cristo, Corea vivió bajo dinastías diversas. Desde el año 57 antes de Cristo hasta el 935 después de Cristo, las dinastías Kokuryeo (37 a.C.-668 p.C), Paikje (18 a.C.-660 p.C.) y Shilla (57 a.C.-935 p.C.) reinaron durante este período los llamados hoy comúnmente Tres Reinos de Corea (Samkuk). Al norte del país, en el curso del siglo X, sucede a la dinastía Balhae (698- 926 después de Cristo) la dinastía Koryo (918-1392). Después de este período fue fundada en el siglo XIV la dinastía Chosun (1392-1910). A lo largo de estos siglos, Corea no sólo permaneció como nación homogénea sino también conoció importantes desarrollos culturales.
En 1897 fue fundada la Corea Imperial (Daehan Jeguk) que debía marcar el principio de la era moderna en la historia de Corea. Desde 1910 a 1945, Corea fue ocupada por las tropas japonesas, pero los coreanos jamás perdieron la esperanza y nunca dejaron de luchar para reconquistar su libertad. Sus esfuerzos y su combate finalmente llevaron finalmente al fin de la ocupación japonesa en 1945 al término de la Segunda guerra mundial. La historia refleja bien la suerte de Corea: por su posición extremadamente interesante desde el punto de vista geopolítico, sufrió numerosas invasiones y ocupaciones por parte de las grandes potencias mundiales.
Corea también debió enfrentarse a sus propios conflictos internos, fruto de la oposición de ideologías diversas. Estos años de lucha ideológica acabaron con la fundación de la República popular democrática de Corea (RPDC) en Corea del Norte, basada en ideales comunistas, y de la República de Corea (RC) al sur de Corea que escogió la democracia y la libertad. El conflicto y el enfrentamiento de estas dos ideologías condujeron a la dramática Guerra de Corea (1950-1953) que costó la vida a numerosas personas. En 1953, el armisticio fue firmado y la frontera entre Corea del Norte y Corea del Sur, con su zona desmilitarizada (ZDM), fue el símbolo más evidente de la historia trágica de Corea.
Se habla de 10 millones de familias divididas por la guerra y sus consecuencias. Recientemente, estas familias tuvieron algunas posibilidades de encontrarse; pero la inmensa mayoría de ellas hasta no saben si los miembros de su familia que vive al otro lado de la línea que divide el Norte y el Sur viven todavía. Todos los coreanos sienten el dolor de estas familias; el orgullo y la misma identidad del país están profundamente dañados.
2. Norte y Meridional: reconciliación y colaboración
El 4 de julio de 1972 es considerado como una fecha decisiva en la historia de la Península de Corea. La Declaración conjunta firmada aquel día contribuyó a modificar sensiblemente la atmósfera conflictiva y hostil que reinaba antes, a reducir las injusticias recíprocas y a permitir un intercambio y esfuerzos concretos con el fin de alcanzar juntos la reunificación del país.
El Consejo ecuménico de las Iglesias y la Iglesia católica manifestaron su deseo profundo de contribuir a la paz y a la flexibilidad de las relaciones hasta aquí mantenidas. En 1988, La Asamblea general del Consejo nacional de las Iglesias de Corea (CNEC) anunció la publicación de la "Declaración de las Iglesias de Corea sobre la reunificación y la paz" y la Conferencia de los Obispos católicos de Corea (CECC) creó un Comité para la reconciliación nacional. Más tarde, diversas iglesias (tales como la iglesia católica de Changchungdang y la iglesia de Chilkok) han sido edificadas en Corea del Norte y el culto se celebra desde entonces.
Es en este contexto cuando el Premio Nobel de la Paz, Kim Dae-Jung -ex presidente de la RC- se encuentra en una conferencia al líder norcoreano Kim Jong-Il. Como respuesta a este encuentro, el 15 de junio de 2000 fue publicada una Declaración común, que reforzaba la "política del rayo de sol" de Corea del Sur junto a la Corea del Norte. No obstante, en el ZDM las tensiones vivas entre el Norte y el Sur quedaban manifiestas. Los esfuerzos a favor de la paz en Corea realizados por las negociaciones diplomáticas que están en proceso entre seis Estados dieron como resultado la colaboración y la cooperación en diversos sectores: citamos, por ejemplo, el apoyo material ofrecido a ambos gobiernos y, respecto a la sociedad civil, los intercambios en los campos de la cultura, del deporte, de la religión y del arte así como de la educación y de la economía.
3. Superar los conflictos y la división que son un obstáculo a la unidad y a la unificación
A pesar de los numerosos esfuerzos realizados para alcanzar la paz y la reconciliación en Corea, los desacuerdos, la división y los enfrentamientos son difíciles de erradicar. Para alcanzar una reunificación pacífica, el Norte y el Sur deben afrontar temas comunes: el antagonismo entre liberalismo y socialismo, el foso que divide ricos y pobres y la represión de la fe y de la religión.
El muro que separa las poblaciones del Norte y del Sur parece difícil de abatir. Pero desde ambas partes, se espera y se desea la reunificación como testimonio del célebre canto en el Norte y el Sur de Corea que expresa esta esperanza (Uri Ui Sowon Eun Tongil). A pesar de las diferencias y de los conflictos, todos los coreanos confían en una reunificación pacífica y en una reconciliación de la península coreana. Como cristianos, esperamos que venga el día en que Dios reunirá las partes divididas; entonces alabaremos y daremos gracias a Dios por este acto de reconciliación y de creación nueva.
4. La Semana de oración por la unidad de los cristianos 2009 en el contexto del movimiento ecuménico coreano
La comunidad católica fue fundada en Corea en 1784 por el primer católico bautizado, Lee Sung-Hun, que difundió la doctrina católica entre sus compatriotas. El protestantismo fue introducido en Corea en 1880. En 1919, con la llegada de otras religiones, entre otros los responsables del Budismo, del Taoísmo Chon y de otras tradiciones religiosas, los cristianos coreanos organizaron la resistencia contra la fuerza japonesa para mantener la independencia de Corea.
El nacimiento del movimiento ecuménico en Corea aumenta con las recomendaciones y el espíritu del Concilio Vaticano II (1962-1965) y en particular el Decreto sobre el ecumenismo que subrayaba la importancia de los esfuerzos de todos los cristianos con vistas a la unidad cristiana. Las Iglesias comprometidas en el diálogo interconfesional en Corea son Metropolía ortodoxa de Corea, la Conferencia de los obispos católicos de Corea, el Consejo nacional de las Iglesias de Corea (y sus Iglesias miembros: la Iglesia presbiteriana en Corea, la Iglesia metodista coreana, la Iglesia presbiteriana en la República de Corea, el Ejército de Salvación en el Territorio coreano, la Iglesia anglicana de Corea, la Iglesia evangélica de Corea, las Asambleas de Dios del Pleno Evangelio en Corea), y finalmente la Iglesia luterana en Corea. Las Iglesias miembros del Consejo nacional de las Iglesias de Corea, que representa el protestantismo y la Iglesia católica en Corea, organizan alternativamente desde principios de los años 1970 una celebración común para la Semana de oración por la unidad de los cristianos. Esta oración común les ofrece a los cristianos un espacio para orar y contribuir juntos al movimiento ecuménico en Corea. En 1977, biblistas de las Iglesias protestantes y católica han terminado una traducción común de la Biblia por lo que, por primera vez, todas las Iglesias de Corea pudieron utilizar la misma versión de la Biblia en coreano.
La actividad del movimiento ecuménico coreano propone actualmente programas conjuntos a grupos de personas, tales como el personal al servicio de las confesiones diversas, los teólogos, los estudiantes de los seminarios y los moderadores de diferentes confesiones. Desde el 2000, un grupo de estudio formado por teólogos organiza regularmente un Foro ecuménico en el curso del cual son estudiados diversos temas teológicos, con el fin de animar la comprensión mutua entre las Iglesias protestantes y la Iglesia católica. Por otro lado, un grupo nacido de la iniciativa de seminaristas propone diversas actividades, tales como visitas a seminarios y la organización de competiciones deportivas con el fin de animar la amistad entre los miembros de las diferentes Iglesias. Los Moderadores de las diversas confesiones se encuentran y regularmente comen juntos, lo que es para ellos ocasión de conocerse mejor, de apreciarse y de cambiar sus puntos de vista.
Un seminario sobre la unidad de los cristianos en Asia se ha celebrado del 24 al 28 de julio 2006 en la Aaron´s House; constituyó un acontecimiento memorable en la historia del movimiento ecuménico coreano. Esta iniciativa tuvo como principal ponente al Cardenal Walter Kasper, Presidente del Consejo Pontificio para la promoción de la unidad de los cristianos, y reunió a responsables ecuménicos de diversos países asiáticos venidos para debatir e intercambiar sus ideas y puntos de vista sobre la unidad cristiana. El 23 de julio de 2006, en la XIX Conferencia metodista mundial que se celebró en Seúl, Corea, la Iglesia metodista "se adhirió" a la Declaración común sobre la doctrina de la justificación firmada en 1999 por la Iglesia católica y la Federación luterana mundial. Es en Asia donde tuvo lugar este acontecimiento importante e internacional para la unidad de los cristianos.
La fuerte experiencia y la confianza mutua adquiridas en el marco de sus programas comunes de actividades, responsables de las Iglesias protestantes y católica en Corea organizaron una peregrinación ecuménica desde el 8 al 16 de diciembre 2006. El grupo visitó al Papa Benedicto XVI en el Vaticano, al Secretario general del Consejo ecuménico de las Iglesias en Ginebra, Suiza, y a Su Santidad el Patriarca ecuménico de Estambul, Turquía. En Roma, también han sido recibidos por el Consejo Pontificio para la promoción de la unidad de los cristianos y en Ginebra por el equipo de la Comisión Fe y Constitución del Consejo ecuménico de las Iglesias. En el curso de estas visitas el grupo sugirió confiarles la realización del proyecto de textos para la Semana de oración para la unidad de los cristianos 2009 a los cristianos de Corea. Ambos organismos ecuménicos acogieron positivamente esta propuesta y aceptaron la idea de preparar las Iglesias de Corea un proyecto de textos.
El 23 de enero de 2007, las Iglesias de Corea han organizado los servicios de oración en la Semana de oración por la unidad de los cristianos en la iglesia anglicana Chongju, así como un encuentro al que fueron invitados teólogos protestantes y católicos. En esta ocasión, dos miembros protestantes y tres católicos han sido nombrados para formar el grupo preparatorio encargado de elaborar juntos los textos destinados a la celebración de la Semana por la unidad 2009. Este comité se reunió por primera vez el 8 de febrero de 2007 y escogió como tema el pasaje de Ezequiel 37,15-23 donde se encuentra la profecía del reino reunificado de Israel. Para las Iglesias en Corea, este pasaje de Ezequiel es particularmente evocador de la situación vivida en la península coreana que queda como el único país dividido en el mundo. Se ha decidido que cada confesión se encargue de la redacción de una meditación bíblica y de una oración para cada día del "octavario". Así empezó la tarea que finalmente llevó a la redacción final de los textos distribuidos en el mundo entero para la Semana de oración 2009.
Conclusión
La situación actual de Corea -donde los coreanos de una parte de la península están en la imposibilidad de comunicar con sus padres, niños, hermanos y hermanas, familias y amigos que viven en la otra parte- es inaceptable y debe terminarse absolutamente. El sistema político norcoreano que prohíbe a sus habitantes pertenecer en la tradición religiosa de su elección es un régimen autoritario que limita la libertad de conciencia. Tales antagonismos, conflictos, violencias y guerras que nacen de hostilidades religiosas, raciales y étnicas no existen únicamente en la Península coreana sino que actualmente existen en numerosas regiones del mundo. Por esto, la situación de división y los sufrimientos que viven los coreanos interpelan ciertamente a los cristianos y las sociedades del mundo entero. Los cristianos de Corea (católicos, protestantes y ortodoxos) trabajan juntos por el bien común -para llevar una paz auténtica a la Península coreana- con sus hermanos de otras religiones (Budismo, Confucianismo y otras religiones tradicionales incluido el Budismo Won y el Taoísmo Chon – Chon Do Gyo).
Durante la Semana de oración por la unidad de los cristianos 2009, los cristianos están invitados a rezar por la promoción de la unidad y por la construcción de la paz, que son importantes responsabilidades en las que los cristianos del mundo entero deben comprometerse. La esperanza sobre la que se funda esta oración es que todos los habitantes de la tierra se hagan pueblo de Dios; que Dios sea su Dios; y que se dé a la humanidad la gracia de conocer la alegría y la prosperidad de una vez, los enfrentamientos, los conflictos y las divisiones superadas y la unidad consumada. Los cristianos deben orar con paciencia hasta la llegada "de un cielo nuevo y de una tierra nueva": "ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios" (Ez 37,23).
Temas (1968-2009)
Elaborados desde 1968 por la Comisión "Fe y Constitución" del Consejo Ecuménico de las Iglesias y por el Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos.
1968 "Para alabanza de su gloria" (Ef 1,14)
1969 "Llamados a la libertad" (Gal 5,13) Reunión preparatoria en Roma, Italia)
1970 "Somos colaboradores de Dios" (1 Cor 3,9) (Reunión preparatoria en el Monasterio de Niederaltaich, República Federal de Alemania)
1971 "… y la comunión del Espíritu Santo" (2 Cor 13,13) (Reunión preparatoria en Bari, Italia)
1972 Os doy un mandamiento nuevo" (Jn 13,34) (Reunión preparatoria en Ginebra, Suiza)
1973 "Señor, enséñanos a orar" (Lc 11,1) (Reunión preparatoria en la Abadía de Montserrat, España)
1974 "Que todos confiesen: Jesucristo es el Señor" (Flp 2,1-13) (Reunión preparatoria en Ginebra, Suiza. En abril de 1974 se dirigió una carta a las Iglesias miembros, así como a otras partes que estuvieran interesadas en crear grupos locales que pudiesen participar en la preparación del folleto de la Semana de Oración. El primero en comprometerse fue el grupo australiano, que en concreto preparó en 1975 el proyecto inicial del folleto de la Semana de Oración)
1975 La voluntad del Padre: constituir a Cristo en cabeza de todas las cosas" (Ef 1,3-10 (Proyecto de texto elaborado por un grupo australiano. Reunión preparatoria en Ginebra, Suiza)
1976 "Ahora somos hijos de Dios" (1 Jn 3,2) (Proyecto de texto elaborado por la Conferencia de Iglesias del Caribe. Reunión preparatoria en Roma, Italia)
1977 "La esperanza no defrauda" (Rom 5,1-5) (Proyecto de testo elaborado en el Líbano, en plena guerra civil. Reunión preparatoria en Ginebra, Suiza)
1978 "Ya no sois extranjeros" (Ef 2,13-22) (Proyecto de texto elaborado por un grupo ecuménico de Manchester, Inglaterra)
1979 "Poneos unos al servicio de los otros para gloria de Dios" (1 Pe 4,7-11) (Proyecto de texto elaborado en Argentina. Reunión preparatoria en Ginebra, Suiza)
1980 "Venga a nosotros tu reino" (Mt 6,10) (Proyecto de texto elaborado por un grupo ecuménico de Berlín, República Democrática de Alemania. Reunión preparatoria en Milán, Italia)
1981 "Un solo Espíritu, distintos carismas, un solo cuerpo" (1 Cor 12, 3b-13) (Proyecto de texto elaborado por los Padres de Graymoor, USA. Reunión preparatoria en Ginebra, Suiza)
1982 "¡Qué amables son tus moradas, Señor!" (Sal 84) (Proyecto de texto elaborado en Kenia. Reunión preparatoria en Milán, Italia)
1983 "Jesucristo, vida del mundo" (1 Jn 1,1-4) (Proyecto de texto elaborado por un grupo ecuménico de Irlanda. Reunión preparatoria en Celigny-Bossey, Suiza)
1984 "Llamados a la unidad por la cruz de nuestro Señor" (1 Cor 2,2 y Col 1,20) (Reunión preparatoria en Venecia, Italia)
1985 "De la muerte a la vida con Cristo" (Ef 2,4-7) (Proyecto de texto elaborado en Jamaica. Reunión preparatoria en Grandchamp, Suiza)
1986 "Seréis mis testigos" (Hch 1,6-8) (Textos propuestos en Yugoslavia (Eslovenia). Reunión preparatoria en Yugoslavia)
1987 "Unidos en Cristo, una nueva creación" (2 Cor 5,17-6,4a) (Proyecto de texto elaborado en Inglaterra. Reunión preparatoria en Taizé, Francia)
1988 "El amor de Dios elimina el temor" (1 Jn 4,18) (Proyecto de texto elaborado en Italia. Reunión preparatoria en Pinerolo, Italia)
1989 "Edificar la comunidad: un solo cuerpo en Cristo" (Rom 12,5-6a) (Proyecto de texto elaborado en Canadá. Reunión preparatoria en Whaley, Bridge, Inglaterra)
1990 "Que todos sean uno, para que el mundo crea" (Jn 17) (Proyecto de texto elaborado en España. Reunión preparatoria en Madrid, España)
1991 "Alabad al Señor todas las naciones" (Sal 117; Rom 15,5-13) (Proyecto de texto elaborado en Alemania. Reunión preparatoria en Rotenburg an der Fulda, República Federal de Alemania)
1992 "Yo estoy con vosotros… por tanto, id" (Mt 28,16-20) (Proyecto de texto elaborado en Bélgica. Reunión preparatoria en Brujas, Bélgica)
1993 "Llevad los frutos del Espíritu para la unidad de los cristianos (Gal 2,22-23) (Proyecto de texto elaborado en Zaire. Reunión preparatoria cerca de Zurich, Suiza)
1994 "La casa de Dios: llamados a tener un solo corazón y una sola alma" (Hch 4,32) (Proyecto de texto elaborado en Irlanda. Reunión preparatoria en Dublín, Irlanda)
1995 "Koinonía: comunión en Dios y entre nosotros" (Jn 15,1-17) (Reunión preparatoria en Bristol, Inglaterra)
1996 "Mira que estoy a la puerta y llamo" (Ap 3,14-22) (Proyecto de texto elaborado en Portugal. Reunión preparatoria en Lisboa, Portugal)
1997 "En nombre de Cristo… dejaos reconciliar con Dios" (2 Cor 5,20) (Proyecto de texto elaborado en Escandinavia. Reunión preparatoria en Estocolmo, Suecia)
1998 "El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad" (Rom 8,14-27) (Proyecto de texto elaborado en Francia. Reunión preparatoria en París, Francia)
1999 "Él habitará con ellos. Ellos serán su pueblo y el mismo Dios estará con ellos" (Ap 21,1-7)
(Proyecto de texto elaborado en Malasia. Reunión preparatoria en el Monasterio de Bose, Italia)
2000 "Bendito sea Dios que nos ha bendecido en Cristo" (Ef 1,3-14) (Proyecto de texto elaborado por el Consejo de Iglesias del Medio Oriente. Reunión preparatoria en el Monasterio de La Verna, Italia)
2001 "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn 14,1-6) (Proyecto de texto elaborado en Rumania. Reunión preparatoria en la "Casa de Odihna", Rumania)
2002 "En ti está la fuente de la vida" (Sal 36 [35], 10) (Proyecto de texto elaborado por el Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) y la Conferencia de Iglesias de Europa (CEC). Reunión preparatoria en el Centro ecuménico de Ottmaring (Augsburgo, República Federal de Alemania)
2003 "Este tesoro lo llevamos en vasijas de barro" (2 Cor 4, 3-18) (Proyecto de texto elaborado en Argentina. Reunión preparatoria en el Centro ecuménico "Los Rubios" cerca de Málaga (España)
2004 “Mi paz os doy” (Jn 14,27) (Proyecto de texto elaborado en Alepo, Siria. Reunión preparatoria en Palermo, Sicilia, Italia)
2005 “Cristo, fundamento único de la Iglesia” (1 Cor 3, 1-23) (Proyecto de texto elaborado en Eslovaquia. Reunión preparatoria en Piestany, Eslovaquia)
2006 “Donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18,20) (Proyecto de texto elaborado en Irlanda. Reunión preparatoria en Prosperous, County Kildare, Irlanda)
2007 “Hace oír a los sordos y hablar a los mudos” (Mc 7,37) (Proyecto de texto elaborado en Sudáfrica. Reunión preparatoria en el Castillo de Faverges, Alta Saboya, Francia)
2008 “No ceséis de orar” (1 Tes 5,17)
(Proyecto de texto elaborado en USA. Reunión preparatoria en Graymoor, Garrison en USA).
2009 “Estarán unidas en tu mano” (Ez 37,17) (Proyecto de texto elaborado en Corea. Reunión preparatoria en Marsella, Francia).
Algunas fechas importantes en la historia del Octavario por la unidad de los cristianos
1740 aprox. Escocia. Nacimiento en Escocia del movimiento pentecostal con vinculaciones en América del Norte, cuyo mensaje por la renovación de la fe llamaba a la oración por todas las Iglesias y con ellas.
1820 El Rvdo. James Haldane Stewart publica "Consejos para la unión general de los cristianos con vistas a una efusión del Espíritu" (Hins for the outpouring of the Spirit).
1840 El Rvdo. Ignatius Spencer, un convertido al catolicismo, sugiere una "Unión de oración por la unidad".
1867 La primera asamblea de obispos anglicanos en Lambeth insiste en la oración por la unidad, en la introducción a sus resoluciones.
1894 El Papa León XIII anima a la práctica del Octavario de oración por la unidad en el contexto de Pentecostés.
1908 Celebración del "Octavario por la unidad de la Iglesia" bajo la iniciativa del Rvdo. Paul Wattson.
1926 El Movimiento "Fe y Constitución" inicia la publicación de "Sugerencias para un Octavario de oración por la unidad de los cristianos".
1935 En Francia, el abad Paul Couturier se convierte en el abogado de la "Semana universal para un Octavario de oración por la unidad de los cristianos sobre la base de una oración concebida por la unidad que Cristo quiere, por los medios que El quiera".
1958 El Centro "Unidad cristiana" de Lyon (Francia) comienza a preparar el tema para la semana de oración en colaboración con la Comisión "Fe y Constitución" del Consejo Ecuménico de las Iglesias.
1964 En Jerusalén el Papa Pablo VI y el Patriarca Atenágoras I recitan juntos la oración de Cristo "que todos sean uno" (Jn 17).
1964 El Decreto sobre el ecumenismo del Concilio Vaticano II subraya que la oración es el alma del movimiento ecuménico, y anima a la práctica de la semana de oración.
1966 La Comisión "Fe y Constitución" y el Secretariado para la Unidad de los Cristianos (actualmente Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos) de la Iglesia católica deciden preparar un texto para la Semana de oración de cada año. Por primera vez, la “Oración por la unidad” se celebra con los textos elaborados en colaboración entre “Fe y Constitución” y el Secretariado para la unidad de los cristianos.
1968 Por primera vez, la “Oración por la unidad” se celebra con los textos elaborados en colaboración entre “Fe y Constitución” y el Secretariado para la unidad de los cristianos.
1975 Por primera vez, el folleto de la Semana de Oración se realiza con base en un texto preparado por un grupo ecuménico local. Un grupo australiano es el primero a realizarlo.
1988 Los materiales de la Semana de oración vienen utilizados durante la oración inaugural de la Federación Cristiana de Malasia, organismo que reúne a los mayores grupos cristianos del país.
1994 El texto de la Semana 1996 es preparado en colaboración con ACJ’s.
2004 “Fe y Constitución” (Consejo Ecuménico de las Iglesias) y el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos (Iglesia Católica) deciden que en lo sucesivo los textos en francés y en inglés de la Semana de oración por la unidad de los cristianos sean publicados conjuntamente y presentados en un mismo formato.
2008 Celebración del centenario de la Semana de oración por la unidad de los cristianos (su predecesor, el Octavario por la unidad de la Iglesia, fue celebrado por primera vez en 1908).
[1] Este texto se publica bajo la responsabilidad del grupo ecuménico de Corea, constituido especialmente para la redacción del proyecto de textos para la Semana de oración por la unidad 2009.
Excelente material de apoyo para los comprometidos en la maravillosa labor del ecumenismo. QUE TODOS SEAMOS UNO.
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