Beata María Teresa de Soubiran (1834-1889)
Nació en Castelnaudary, Francia, donde fundó la Congregación de Santa María Auxiliadora, dedicada a la educación de los niños pobres y al cuidado de los enfermos. La institución iba a recibir la aprobación papal, cuando ingresó en ella una mujer, la presunta viuda Roche, que no era viuda en realidad, y que llegó a ocupar puestos de gran responsabilidad. Se dedicó a difamar a la fundadora, y llegó a desplazarla, para luego expulsarla de la congregación. La pobre madre Teresa no sabía que hacer y terminó por ser aceptada en la casa parisina de Nuestra Señora de la Caridad. Allí hizo profesión y vivió quince años olvidada de todos menos de Dios. Murió tísica entre la indiferencia general. La susodicha viuda Riché gobernó la institución durante muchos años hasta que la encontró su marido. Fue expulsada del convento y se perdió su rastro.
San Pedro de Córdoba y compañeros mártires (+851)
En el siglo IX, en la ciudad de Córdoba, España, bastaba la declaración pública de su fe cristiana para ser condenados a muerte por Abderramán II, y así muchos cristianos fueron degollados, ahorcados o empalados y sus cadáveres quemados para dispersar las cenizas al viento. Entre ellos, se cuentan el sacerdote Pedro, natural de Écija, que vivía en el monasterio de Cuteclara, el diácono Walabonso, los monjes Isaac y Sabiniano y el noble ciudadano Habencio.
San Gilberto
Tomó parte en la segunda Cruzada (1147-1149). A su regreso, mandó construir dos monasterios: uno en Neuffonds para sí mismo; otro en Aubepierre para su mujer y su hija. Gilberto murió en Neuffonds en 1152, su mujer, santa Peronila, llegó a ser abadesa en Aubepierre. A su muerte, la beata Poncia, su hija, la sucedió.
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