San Bruno, presbítero
A San Bruno se le ha llamado el «Padre de los solitarios», «Restaurador de la vida solitaria». «El santo del ora et labora». «La luz de la Iglesia», «Ornamento del siglo xi». «Flor del clero y gloria de Francia y Alemania».
De la gloriosa estirpe de los Ubior nació el año de 1030 en Colonia, Alemania. Sus padres al nacer su hijo, pronosticaron que el Señor sería glorificado y no se equivocaron. Recibió una esmerada educación cristiana y científica. Frecuentó las mejores y más renombradas Universidades de su tiempo, llamando la atención por su despierta inteligencia y por su gran bondad.
Ya de joven lo llamaban «Bruno el santo» y «Bruno el sabio». En cuantas encomiendas le confiaban, sobresalía por la seriedad y entrega que en ello ponía.
Bruno, siendo todavía muy joven, ya había abierto una cátedra que pronto llegó a llamar la atención por la sabiduría y santidad que entre aquellos muros corría. Era un sabio y un santo quien dirigía aquellas aulas y era lógico que el fruto pronto se dejara ver. Entre sus discípulos se contarían santos y sabios y hasta un Papa, Urbano II. En el años 1084 funda la primer Cartuja de la historia, a la que seguirían muchas otras, llamando siempre la atención por la observancia y austeridad de vida: soledad, silencio perpetuo, abstinencia de carnes, oración continuada, tierna devoción a la Virgen María. El Papa, los Obispos, las gentes en general, quedan profundamente impresionados cuando conocen la rigurosidad de estas vidas que parecen más de ángeles que de hombres. El Papa llama a Roma a Bruno. Quiere tenerlo cerca de sí y también intenta mitigar aquella dureza de vida. El Santo fundador se opone y convence al Santo Padre que aquel es camino inspirado por Dios y que puede muy bien llevarse con las fuerzas humanas y la ayuda de la gracia que nunca falta. Vuelve a la Cartuja y crece más y más su amor a Dios. Muere el 6 de octubre del año 1101.
Santa Fe (siglo III)
Sufrió martirio en Agen en el curso del siglo II pero no se volvió popular su devoción hasta que un monje se llevó sus reliquias a su abadía en Conques, que se encontraba en la ruta de Santiago de Compostela. Los peregrinos se detenían para rezar delante de la magnífica estatua de oro que encerraba el cráneo de la mártir. Santa Fe fue desde entonces muy venerada en Francia, Portugal y España. Los españoles extendieron su culto por toda el continente americano; esto explica que haya tantas ciudades y pueblos con el nombre de Santa Fe en los Estados Unidos, México, Brasil, Argentina, Chile y Colombia. En este último país la capital se llama en realidad Santa Fe de Bogotá.
San Francisco Van Trung (1823-1858)
Soldado y mártir vietnamita canonizado en 1988.
Beata Marie Rose Durocher, virgen (1811-1849)
Nacida en St. Antoine, Quebec en Canadá, Eulalie Durocher era la más joven de diez hermanos. Asistió a un hermano, sacerdote parroquial, por 12 años y ayudó a establecer la primera parroquia canadiense formando una Sociedad de mujeres jóvenes. Vivió una vida de gran pobreza, siendo siempre firme en ella la preocupación por el pobre. En 1843 fundó a las hermanas del Nombre Santo de Jesús y María, especializado a la educación cristiana. Esta Orden llegó a los EE.UU. en 1859.
Beata María Ana Mogas (1827-1886)
Religiosa nacida en Barcelona, España, que fundó la Congregación de las Franciscanas de la Madre del Divino Pastor, dedicadas a la educación de la juventud, preferentemente la más pobre y necesitada. Fue beatificada el 6 de octubre de 1996.
Beato Isidoro de Loor (1881-1916)
Religioso pasionista nacido en Vrasene, Bélgica, de una familia de labradores. A los 26 es admitido en el convento de los pasionistas en Saint Gilles, donde pasa su corta vida trabajando en la huerta y en la cocina, con largas horas de oración personal y comunitaria.
Su sencillez y bondad, su puntualidad y diligencia en el trabajo lo hacían querido de todos. Su meta fue “ser nada más que un hombre bueno”, y con la gracia de Dios logró ser un hombre según el corazón de Cristo.
Beata Marcelina Darowska (1827-1911)
Ucraniana de familia polaca, fundó la Congregación de las Hermanas de la Inmaculada Concepción para la formación de la juventud. Fue beatificada el 6 de octubre de 1996.
Beatos Wicenty Lewoniuk y 12 COMPAÑEROS (+1874)
Mártires polacos católicos uniatas, martirizados por los soldados en Pratulin.
Fueron beatificados el 6 de octubre de 1996, por su compatriota el papa Juan Pablo II.
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