San Silvestre I, Papa
Fue elegido Papa inmediatamente después de la paz constantiniana y gobernó la Iglesia romana durante 21 años (314-335). Le tocó presenciar la difusión del cristianismo en todas las clases sociales. Pero asistió también, sin poder hacer nada, a la crisis desencadenada por el sacerdote de Alejandría, Arrio, que negaba la divinidad de Cristo. Por medio de sus legados, estuvo presente en el Concilio de Nicea, primer concilio ecuménico (325).
Santa Melania la Joven (383-439)
Esta santa, nacida en Roma, se le llama así para distinguirla de santa Melania la Anciana. Pertenecía a la aristocracia romana y se había casado con su primo Piniano. Cuando, una década más tarde, perdieron a sus dos hijos, se volcaron en la práctica de los consejos evangélicos. Así liquidaron progresivamente sus grandes bienes en construir monasterios, hospitales e iglesias. Abandonaron Roma poco después del saqueo de Alarico y después de una larga estancia en Sicilia, llegaron a Tagaste, Numidia, a casa del obispo Alipio, amigo de San Agustín, y un tiempo después, a Jerusalén.
A la muerte de su madre y su esposo, Melania estableció allí en Jerusalén una comunidad de vírgenes consagradas, entre las que pasó los siete últimos años de su vida.
Santa Colomba (siglo III)
Sólo se sabe de santa Colomba que fue una joven mártir que murió en Sens a comienzos del siglo II.
San Mario (+594)
Fue obispo de Avenches- Lausanne, Suiza, del 547 al 549. Su Crónica tiene un gran valor para conocer la historia de los burgundios y los francos.