Santa Marta (s. I)
Marta, hermana de María y Lázaro, es una figura muy entrañable. Vivían los tres en Betania y los tres eran muy amigos de Jesús. Era una respuesta a su amor, pues «Jesús amaba a Marta, a María y a Lázaro». Betania es sinónimo de amistad, hospitalidad y delicadeza. Aquí pasaba Jesús horas de alivio y de intimidad. Aquí encontraba un amigo, unas manos que le servían con cariño y unos oídos dóciles y enamorados. Marta se esforzaba en servir a Jesús lo mejor que podía. Ella cuidaba de la administración del hogar. Estaba acostumbrada al servicio callado que no esperaba agradecimiento ni recompensa. Era delicada, solícita y activa.
Es comprensible que un día se haya dejado llevar por su temperamento y se haya quejado ante el Salvador por la actitud de su hermana. Nuestro Señor, empero, conocedor de las profundidades del corazón, no le dio totalmente la razón en su respuesta: «Marta, Marta, una sola cosa es necesaria… María ha escogido la mejor parte». Jesús le advierte que no se inquiete, que no se impaciente, que lo principal es la amistad, estar juntos, pues no son necesarias tantas cosas. Y Jesús hace el elogio de la actitud de María. Es el «Nada te turbe, solo Dios basta», de Santa. Teresa. ¿Cuál es más importante, la vida activa o la contemplativa? Sto. Tomás se inclina por la vida mixta, que unifica a las dos. comtemplativos en la acción, o «el desierto en la cuidad», como escribe Carlo Carreto.
Otro aspecto de Marta es su fe en Jesús. Lo prueba el hecho de que estando su hermano Lázaro enfermo, no confió en los médicos ni en sus medicinas, sino que mandó llamar a Jesús. Esta fe la y la hace digna de ver uno de los prodigios más espectaculares en la vida de Cristo: La resurrección de un cadaver en plena descomposición. Entonces Jesús le regala, quizás la afirmación más fundamental que ha salido de su boca: «YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA. EL QUE CREE EN MÍ, AUNQUE HAYA MUERTO, VIVIRÁ». No hay setencia mejor para el sepulcro de un cristiano, en vez de tantas frases lacrimosas y huecas.
Marta es patrona de todas aquellas mujeres que, como ella, pasan su vida junto a la estufa, junto al lavadero y tienen muy poco tiempo para la oración y la meditación, pero comienzan y terminan la jornada en el nombre de Dios, realizando un verdadero servicio a la comunidad, es decir hacen verdadera oración y actos de culto a Dios en su vida ordinaria.
San Olaf (995-1030)
Se había unido a los catorce años a una de las bandas de normandos que, durante siglos, hicieron expediciones de saqueo por toda Francia. Se cuenta que en el curso de una de esas incursiones recibió el bautismo. Fue rey de Noruega a los veintiún años y convirtió al cristianismo en la religión del Estado, lo que provocó el alzamiento de los partidarios del antiguo culto. Pereció en la batalla librada en Stiklestad el 31 de Agosto de 1030. Su muerte heroica a los treinta años borró su anterior vida de crueldad y libertinaje y se le venera como mártir. Numerosas iglesias le fueron dedicadas, y ha continuado siendo el héroe nacional de la Noruega independiente.
San Lupo de Troyes (+479)
Fue obispo de Troyes, Francia, durante más de cincuenta años. Asistió a la caída del Imperio romano de Occidente y se le recuerda como un gran prelado. Nos han quedado escritos de sus buenas relaciones con Atila, que le permitieron evitar que los hunos invadieran la región de Champaña.
Santa Julia (+303)
Esta viuda cristiana de Cesarea de Capadocia, Turquía, había poseído grandes bienes, pero su administrador la arruinó casi totalmente. Julia decidió procesarlo y para defenderse, el administrador gritó en la corte: “¡Esta mujer no sabe de justicia, porque es cristiana!”
Retirada la palabra a Julia, el presidente del tribunal hizo traer un altar e incienso. Ante las presiones para que hiciese sacrificios, Julia alzó la voz y dijo: “Perezca mi cuerpo antes de que reniegue de Dios, mi Creador.”.
Condenada a ser quemada viva, marchó sonriente a la hoguera. El cuerpo de Julia es venerado en una iglesia de Cesarea, y en el lugar de su suplicio, una fuente continúa manando y procura a veces la curación de los enfermos.
San José Zhang Wenlan, Pablo Chen Changpin, Juan Bautista Lo y Marta Luo de Wang (+1861)
Estos cristianos, vejados de diversas maneras, y encarcelados en una cueva caliente y húmeda, fueron degollados por defender su fe en Shanghai, China.
Beato Juan Egazcaezábal Aldaz (+1936)
Religioso de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, fue asesinado en Esplugas de Llobregat, Cataluña, durante la guerra Civil española por su lealtad a la fe.
Beatos Lucio Martinez, Antonio López Couceiro, Felicísimo Diez González, Saturio Rey Robles, Tirso Manrique Melero, Gumersindo Soto Barros y Lamberto de Navascués (+1936)
Mártires dominicos pertenecientes a la comunidad-noviciado de la Provincia de Aragón de la Orden de Predicadores en Calanda, España. Fueron martirizados a los once días del comienzo de la guerra Civil española.
Beato Manuel Segura López (+1936)
Mártir escolapio. Nació en Almonacid de la Sierra, Zaragoza y murió en Peralta, Huesca, durante la Guerra Civil española.
* Revisa hoy si en tu vida, lo útil tiene precedencia sobre lo “único necesario”; si estás tan ocupado en tantas cosas, que te olvidas del Señor de todas las cosas.