San Frumencio (siglo IV)
Aunque nació en el Líbano, al hacer un viaje de estudios por el mar Rojo, fue capturado y conducido a Axum, capital etíope. Se le vendió como esclavo al rey Ella y pronto fue Frumencio su secretario. A la muerte del rey, la reina lo tomó como su principal consejero, y esto fue aprovechado por San Frumencio para construir capillas para los cristianos griegos que comerciaban en el país. Así fueron plantadas las primeras semillas de la fe en un pueblo que aún adoraba a las serpientes. Fue ordenado obispo por san Atanasio y poco tiempo después el rey Ézana se convirtió y, con él, todo su pueblo. Los etíopes lo conocen como Abba Salama, Padre de la Paz.
San Demetrio Bassarabov (siglo XII)
Se cuenta de este ermitaño, que cuando murió, debido a su fama de santidad, el príncipe reinante de Rumanía llegó de Budapest a apropiarse del cuerpo. Éste se volvió tan pesado, que la carroza no pudo ponerse en marcha. Como era evidente que el humilde Demetrio no quería reposar en la capilla de un palacio, se colocó su cadáver sobre una carreta tirada por un buey y se le dejó irse hacia donde quisiese. El buey se dirigió hacia la iglesia de una pobre aldea, que se llama desde entonces, como el santo, Bassarabov. Allí se quedaron sus reliquias hasta que en la guerra ruso-turca de 1774, fueron trasladadas a la catedral de Bucarest.
Santo Dominguito dal Val (+1250)
Domingo nació en Zaragoza, España, y por su piedad y hermosa voz fue admitido como acólito y cantor en la catedral. Algunos hombres que vivían en el barrio por donde pasaba el niño diariamente, azuzados por un adivino, decidieron asesinarlo si no abjuraba de su religión. El niño exclamó que prefería la muerte antes de ser traidor a la religión de Jesucristo, por lo cual fue crucificado. Los asesinos fueron luego descubiertos y castigados.
Beata Antonieta (21407-1507)
Nació en Brescia, Italia e ingresó en el convento de los dominicos en esa misma ciudad. Después de treinta años fue nombrada priora del convento de Ferrara para que comenzara su muy necesaria reforma. “Sabed hermanas mías- dijo al llegar- que es con intención de formar parte de vuestros méritos y oraciones, y no para manteneros en la ociosidad, la razón por la cual las gentes del mundo os dan limosna”. Las religiosas de Ferrara se convirtieron de su vida poco piadosa y sacrificada y conservaron a Antonieta como superiora hasta su muerte.
* La mejor forma de llamar la atención del Señor, es siendo humilde. Pide hoy a la Virgen nuestra Señora, que como ella, “esclava del Señor”, sepas tú reconocer que todo lo bueno te viene de Dios.