San Ildefonso (607-667)
Célebre Obispo de Toledo, capital de España en esos tiempos. De las numerosas obras que dejó escritas, destaca una en la que defiende la virginidad de Santa María. Velázquez, Zurbarán, Murillo y Rubens lo han inmortalizado en lienzos en los que aparece recibiendo una casulla de la misma Madre de Dios, como premio y muestra de gratitud.
San Bernardo (777-842)
Arzobispo de Vienne, Francia, hombre bueno y piadoso, se vio envuelto en los conflictos sucesorios de Carlomagno, en los que no se mostró un gran diplomático. Presentó su dimisión tras treinta años en el episcopado, y murió en paz en la abadía de Romans-sur-Isère, fundada por él.
San Juan El Limosnero (+620)
Patriarca de Alejandría, famoso por su caridad. Se dice que llegó a tener una cantidad inmensa de pobre a los que socorría diariamente. Alguien le recordó que entre ellos había no pocos vagos y maleantes, pero San Juan respondió: “Prefiero estar equivocado mil veces antes que ofender la ley de la caridad”. El milagro era que su caja nunca se vaciaba. El santo no se sorprendía, pues decía que Dios puede rellenar cajas de caudales igual que puede desplazar montañas.
* Propónte fallar por el lado de la caridad y no por el de la dureza de corazón, al decidir si das o no das una ayuda o una limosna.