Santoral 22 de diciembre
Santa Francisca Javiera Cabrini (1850-1917)
Nació en Milán, Italia, la decimotercera hija de una familia de campesinos. Siempre tuvo deseos de hacerse misionera en China, pero como ninguna congregación la aceptaba por causa de su mala salud, Francisca fundó en 1880, con seis compañeras, las Hermanas Misioneras del Sagrado Corazón. Viendo su valor, el Santo Padre les pidió que fueran, no al este, sino al oeste, y así llegaron a los Estados Unidos, donde cientos de emigrantes italianos vivían en difíciles condiciones. Superando todo tipo de obstáculos, la Madre Cabrini fundó para ellos todo tipo de escuelas, hospitales, hospicios, etc.
Cuando ella murió, las seis religiosas de los principios se habían convertido en un millar y ella misma había presidido la fundación de más de cincuenta casas en Estados Unidos, Brasil, Argentina y otros lugares. Tuvo el don de la organización y los negocios, pero también una fe que movía montañas y sus oraciones eran siempre escuchadas.
Beato Graciano (1439-1509)
Nació en Mulla, Montenegro, y se dedicaba a pescar y hacer cabotaje en las costas del Adriático. Un domingo atracó en Venecia y entró en la iglesia agustina de San Cristóbal. El sermón le impresionó tanto que, cuando el predicador bajó del púlpito, le siguió a la sacristía y le pidió entrar en su Orden. Graciano fue aceptado, regresó a Mulla , vendió su casa y su barco y entró al noviciado de los agustinos de Monte Ortone.
Trabajó como jardinero de la comunidad, pero hacía también de zapatero, sastre o albañil si la ocasión lo requería. Dormía con una piedra como almohada, añadía tres ayunos más por semana a los de la regla, pasaba todas sus horas libres ante el Santísimo y acostumbraba a llevar un hábito tosco que aún se puede ver en la catedral de Kotor.
* Revisa hoy cómo es tu fe, si ruegas con la absoluta seguridad de que tu Padre Dios te va a conceder lo que pides, o algo mejor, si eso no conviene.