Nuestra Señora María Reina
Esta fiesta de la Sma. Virgen, establecida por el Papa Pío XII el 1o. de noviembre de 1954, aniversario de la proclamación del dogma de la Asunción, pone de manifiesto uno de los títulos más gloriosos de la Madre de Dios.
María es REINA de los ángeles y de los hombres. Es pues la REINA MADRE, que aventaja en perfección y en dignidad a todos los seres creados. Y como REINA, ejerce sus funciones desde el cielo. No cesa de interceder por nosotros y alcanzarnos las gracias que necesitamos para servir con lealtad a su Hijo.
Cuando la REINA MADRE fue llevada al cielo por el que era su Dios y su Hijo, el Rey de reyes, en medio de la alegría de los ángeles y de la aclamación de todos los bienaventurados, se cumplió lo dicho por el salmista: «De pie a tu derecha esta la reina, enjoyada con oro de ofir». (Sal. 45, 11).
Después de la modificación del calendario eclesiástico, esta fiesta fue trasladada del 31 de mayo al día 22 de agosto.
San Sigfrido (+690)
Fue elegido prior por San Benito cuando éste era abad de Wearmouth, Durham, Inglaterra. Ambos cayeron enfermos a la vez y hubieron de guardar cama durante varios meses. Cuando llegaba al final de sus días, escribe Beda que “el piadoso Sigfrido quiso dar el último adiós a su benefactor”. Su enfermero lo llevó en brazos hasta la celda del anciano abad, le ayudó a abrazarlo y lo devolvió a la enfermería. Los dos murieron poco después.
San Sinforiano (siglo II)
Sinforiano era un cristiano joven e instruido de Autun, Francia. El juez Heraclio lo condenó a muerte por haberse burlado de la veneración que le tenían los paganos a la diosa Cibeles. Cuando iba hacia el suplicio, su madre trepó por las murallas y le gritó en galo: ¡Sé valiente, hijo mío! ¡No te preocupes de este mundo, pues vas a la vida eterna! Sinforiano volvió el rostro feliz hacia ella y murió como un valiente.
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