San Pío X, Papa (1835-1914)
Nació en la aldea de Riese, situada en la región véneta en Italia, el año de 1835. De origen humilde, llamó la atención desde niño por su inteligencia, bondad y amor a todo lo que se refería a cosas del Señor. Quedó huérfano de padre desde muy niño. El párroco de Riese, un día dijo hablando del pequeño «Beppi», como todos le llamaban cariñosamente: «ES EL ALMA MÁS NOBLE DE ESTE PAÍS…» Viendo que ésta era su vocación, le envió al Seminario y ayudó a pagar su carrera sacerdotal. En el archivo del seminario de Padua se conservan notas de aquellos años y dicen de él: «DISCÍPULO IRREPROCHABLE, INTELIGENCIA SUPERIOR, MEMORIA EXCELENTE; OFRECE TODA ESPERANZA». No se equivocaron. Era todo un presagio.
Subió todos los escalones hasta llegar al sacerdocio. Este don le llegó el año de 1858, año de las apariciones de la Virgen de Lourdes.
La Divina Providencia guió sus pasos de un modo maravilloso. Estaban marcados de nueve en nueve sus destinos: como coadjutor, como arcipreste, como canónigo, como Obispo, como Cardenal… Cuando llegaba el noveno aniversario ya sabía él que debía… cambiar de cargo. Siempre en ascenso. Sólo como Papa continuó dos años más.
Al morir el Papa León XII en el aula del Consistorio alguien votó por él, siendo en aquel entonces Cardenal de Venecia y su respuesta fue: «ESTOS PADRES ME TOMAN EL PELO». A su vez, un Cardenal francés le pregunta si sabe o no su idioma. Al contestarle negativamente, le dice: «PUES NO ES PAPABLE», a lo que él contesta: «DEMOS GRACIAS A DIOS». Pero a la séptima votación fue elegido. Se resistía, mas al ver que era la Voluntad de Dios manifestada por los votos de los Cardenales, aceptó. San Pío X fue un gran Papa: EL PAPA DE LA EUCARISTÍA, EL PAPA DE LOS NIÑOS, EL PAPA DE LA VIRGEN, EL PAPA DE LOS POBRES. Aceptó el Papado «como una cruz» y de veras lo fue para él. Poco antes de morir estalló la primera Guerra Mundial, a pesar de que trabajó cuanto pudo por evitarla. Murió el 20 de agosto de 1914, llorado por toda la Cristiandad.
San Sidonio Apolinar (430-480)
Nació en Lyon, Francia, y procedía de una ilustre familia. Se llegó a erigir una estatua suya en el Foro y fue nombrado patricio. Se casó con Papianila, hija del emperador Avito. Por unos años, disfrutó de todos los honores y lujos, en compañía de su mujer y sus dos hijos.
Todo terminó cuando los bárbaros asaltaron la ciudad. En ese tiempo, Sidonio había sido nombrado gobernador y obispo. Tras un largo asedio, se rindió la ciudad y Sidonio, el hombre refinado por excelencia, tuvo que alimentarse a base de hierbas y carne de gato para sobrevivir. Pero al menos, él que hasta entonces era más bien tibio, se convirtió en un pastor ejemplar. Soportó mil persecuciones para preservar a su pueblo de las herejías del invasor. Su amor por los pobres era tal que donaba sus muebles y vajilla a los más necesitados. Al parecer, murió prematuramente a causa de los muchos sufrimientos. Hoy día se le conoce también como uno de los mejores escritores de su tiempo.
Santos Cristóbal y Leovigildo (+852)
Estos santos eran monjes en un convento de Córdoba, España, y se dice que escaparon del convento para proferir injurias contra Mahoma delante de un tribunal musulmán. El juez les otorgó lo que más deseaban: la condena a muerte.
San Ahmed , Santas Gracia y María (siglo XII)
Ahmed , que era musulmán, abjuró de su religión y se convirtió al cristianismo, haciéndose monje cisterciense. Después convirtió a sus dos hermanas, Gracia (Zaida) y María (Zoraida). En cuanto lo supo el emir de Valencia, los mando ejecutar. Ahmed murió ahorcado y sus dos hermanas decapitadas.
* Repite hoy con pausa y atención el Credo, aceptando de corazón las verdades de nuestra fe. Si hay alguna que no comprendes perfectamente, pregunta con humildad a quien sabe.
