Santoral 20 de septiembre | San Andrés Kim Taegon, San Pablo Chong Hasang, San Pedro de Arbués y San Juan Carlos Cornay

San Andrés Kim Taegon, presbítero y San Pablo Chong Hasang y compañeros, mártires

(Siglo XIX) Algunos laicos introdujeron la fe cristiana en Corea en el siglo diecisiete y formaron una vigorosa comunidad que se mantuvo firme y organizada, sin la presencia de sacerdotes hasta dos siglos después. De esta comunidad cristiana brotaron, durante tres épocas de persecución, 103 mártires, de entre los cuales destacan Andrés Kim Taegon, primer sacerdote y celoso pastor, y Pablo Chong Hasang, laico. Los demás eran laicos de todas clases y estados, jóvenes y mayores, que con su muerte sembraron a manos llenas el pujante desarrollo de la Iglesia en Corea. A los laicos, que trabajan inmersos en todas las circunstancias y estructuras propias de la vida secular, corresponde de forma específica la tarea, inmediata y directa, de ordenar las realidades temporales a la luz de los principios doctrinales enunciados por el Magisterio; pero actuando, al mismo tiempo, con la necesaria autonomía personal frente a las decisiones concretas que hayan de tomar en su vida social, familiar, política, cultural, etc.

San Pedro de Arbués (1441-1485)

Nació en la provincia de Aragón, en España, y como tenía cualidades intelectuales muy especiales, sus padres lo enviaron a estudiar a la Universidad de Bolonia, donde impresionó a sus superiores y compañeros por la amabilidad de su trato y su rendimiento excepcional en los estudios.

Recibió su doctorado en Derecho civil y eclesiástico y  fue nombrado canónigo de la Catedral de Zaragoza donde fue encargado de defender la religión católica contra los herejes.  Estos trataron de sobornarlo ofreciéndole grandes cantidades de dinero, y como no lo lograron, decidieron matarlo.  Varias veces se salvó de criminales atentados hasta que se propusieron sus enemigos atacar al santo cuando fuera a la catedral a orar, y allí, orando devotamente fue asesinado.  Sus últimas palabras fueron “Muero por Jesucristo.  Alabado sea su nombre” El pueblo,  que conocía las grandes virtudes del santo, reaccionó violentamente, y si no has sido por el señor Arzobispo que se interpuso, hubiera linchado a los asesinos.  Una gran muchedumbre acompañó al mártir en su funeral y después en su sepulcro se consiguieron muchos favores de Dios, por intercesión de este santo.

San Juan Carlos Cornay (+1837)

Presbítero de la Sociedad Parisiense de Misiones Extranjeras, mártir en la fortaleza de Son-Tay, Vietnam, que por el nombre cristiano, después de grandes tormentos, fue cortado en trozos y decapitado en virtud de un decreto del rey Mingh-Mang.  Fue canonizado por Juan Pablo II en 1988.

*  Reza por los misioneros y haz tu apostolado con los que tengas alrededor.

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