Santoral 2 de enero | San Basilio Magno, San Gregorio Nacianzeno y San Macario

Santoral 2 de enero


San Basilio Magno y San Gregorio Nacianzeno, obispos y doctores de la Iglesia

SAN BASILIO nació en Cesarea de Capodocia el año 330.  Estudió en Constantinopla y en Atenas.  Sobresalió por su gran cultura y virtud entre todos sus compañeros.

Buen viajero, recorrió Siria, Palestina, Mesopotamia, el Ponto y  Egipto. Quería conocer bien la vida religiosa.  Así se convirtió en el gran impulsor y organizador del monacato en Oriente con sus famosas Reglas monásticas, como Benito en Occidente.  No se limitó a vivir como un monje y organizar a los monjes.  Nombrado Obispo de Cesarea, su ciudad natal, brilló como un astro fulgente, tanto que ya antes de su muerte, el 1o. de enero del año 379, le dieron el nombre de Basilio el Grande.  Se distinguió por su preocupación social, por sus numerosos escritos, por su oratoria arrebatadora, por su santidad, que apreciaban tanto cristianos, como judíos y paganos.  En sus sermones tronaba contra los ricos que entronizaban al dios dinero, olvidándose de los necesitados.

La vida de SAN GREGORIO NACIANCENO tiene un notable paralelismo con la de San Basilio.  Gregorio era también de la región de Capadocia, y se le llama Nacianceno por haber nacido junto a Nacianzo, el mismo año que Basilio.  Estudiaron juntos en Atenas; fue también monje y más tarde es nombrado patriarca de Constantinopla. Presidió el Concilio Constantinopolitano I, que fue el II ecuménico.  En él se difinió la divinidad del Espíritu Santo, contra Macedonio, y se proclamó el Credo de la Misa, llamado nicenoconstantinopolitano.

Sus vidas, además de paralelas, son también complementarias.  Basilio es más activo y emprendedor.  Gregorio tenía más marcada afición al estudio, a la poesía y a la oración.  Por eso renuncia a su sede y vuelve a su pueblo natal, para dedicarse sobre todo a la oración y a sus escritos teológicos, lejos del mundanal ruido.  Murió el año 389, diez años más tarde que Basilio.  Fue llamado «el teólogo», por su rica doctrina y su elocuencia.

San Macario de Alejandría (siglo IV)

Este anacoreta, tenaz combatiente de su propio cuerpo, pues decía que “le estoy atormentando porque él me atormenta mucho más”, fue al mismo tiempo sano y alegre, con detalles de delicadeza franciscana, y llegó a vivir casi un siglo.  

* De uno y otro podemos aprender a defender nuestra fe y a ser generosos.

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