San Arsenio (354-412)
Ciertas máximas de este célebre anacoreta se han convertido en proverbios, como “Me he arrepentido a menudo de haber hablado, raramente de haberme callado”. Hombre inteligente y experimentado, vivió muchos años en el desierto de Escitia y luego de la llegada de los vándalos, en Tróade.
Cuentan que una matriarca romana hizo un viaje para verle y pedirle sus oraciones y lo encontró gracias a Teófilo, patriarca de Alejandría. Cuando Arsenio le gritó desde el fondo de su gruta que lo dejara tranquilo, la matrona le pidió que cuando menos se acordara de ella, y Arsenio le contestó que más bien le prometía olvidarse de ella. La dama regresó muy atribulada a contarle esto al patriarca, hasta que Teófilo le explicó que era de su cuerpo y su rostro, no de su alma, de lo que no quería acordarse Arsenio. Como ella no era joven ni bella, se devolvió muy contenta, dejándole una importante limosna al patriarca.
Aunque aparentaba ser brusco, Arsenio era muy tierno y lloraba tanto de meditar las palabras de Jesús: ”¿Hay amor más grande que el del que da la vida por sus amigos?”, que se cuenta que cuando murió no tenía ya pestañas en los párpados.
Santas Justa y Rufina (+287)
Patronas de Sevilla, España, eran dos hermanas alfareras. Se cuenta que cierto día entró en su tienda un hombre pidiendo donativos para un ídolo pagano. Se negaron en redondo a dárselo y proclamaron que sólo Cristo era merecedor de sacrificios. Le rompieron el ídolo al pedigüeño quien, a su vez, les rompió todas sus vasijas. Conducidas ante el gobernador, fueron condenadas a muerte. Justa murió en la cárcel y Rufina fue llevada a los leones. Como los animales se amansaron ante la mártir, se resolvió decapitarla y quemar su cadáver.
Santa Áurea (+856)
Fue víctima de la persecución desencadenada por el califa Mohammed I. Llevaba treinta años en el convento de Cuteclara, cerca de Córdoba, cuando fue conducida ante el tribunal musulmán. Aterrada a la vista de los instrumentos de tortura que le mostraban, tuvo un momento de debilidad y prometió lo que ellos querían. Pero se recobró pronto y, desde el día siguiente, proclamó que había habido un error, y que era más cristiana que nunca. Fue decapitada y tiraron su cuerpo al Guadalquivir.
Santa Isabel Blan de Qin y San Simón Qin
Madre e hijo mártires que vencieron junto en la misma persecución la crueldad de los verdugos, en Lioun-Tsounn, China.
San Juan Bautista Zu Wuruy (+1900)
Joven discípulo de San León Mangin, que murió mártir habiéndose confesado abiertamente cristiano en la persecución de los bóxers. Fue mutilado en varios de sus miembros y luego herido de hacha, en Lou-tchoang, China.
* Pídele hoy al Sagrado Corazón de Jesús que te de un corazón amoroso y ardiente como el de Él.