San Álvaro De Córdoba (+861)
De origen noble, fue condiscípulo de san Eulogio (11 de marzo) además de su biógrafo. Como hombre de letras, se volcó en el estudio de las Escrituras y la teología. Es autor de una Confesión en donde habla de su apostolado entre los mozárabes y su defensa de la fe en un medio tan hostil como la Córdoba de los Omeyas, ciudad en la que murió.
San Conrado de Plasencia
Nació en Plasencia (Italia) en el 1290, murió no lejos de Noto (Sicilia) el año 1351.
Una partida de caza cambió la vida del noble Conrado y su mujer Eufrosina. Se encontraban persiguiendo a un jabalí cuando el animal se refugió en la espesura. Conrado prendió fuego para sacarlo, pero quiso la desgracia que se levantase un fuerte viento y que el incendió se propagase. Hacía falta encontrar un culpable, echó mano de un hombre que recogía leña y lo condenaron a muerte. No tardó en arrepentirse de su bajeza y corrió a retractarse antes de que el inocente fuese ejecutado. Éste fue el primer gran favor que recibió de Dios. El segundo vino cuando tuvo que empeñar su fortuna en reparar los estragos del incendio. De esta forma, Eufrosina y él empezaron a vivir la santa pobreza y después cada uno por su lado de común acuerdo abrazó el estado religioso.
Eufrosina entró en las Clarisas, mientras que Conrado se hizo terciario franciscano. Pasó los últimos treinta y seis años de su vida dedicado a cuidar enfermos y, luego a la vida eremítica. A su muerte las ciudades donde vivió se disputaron sus reliquias.
* Almas heróicas a las que podemos imitar venciéndonos en las pequeñas mortificaciones de la vida diaria