San Juan Eudes, presbítero (1601-1680)
Nació en Séez (Francia) el año 1601. En la familia Eudes-Corbin se vive la fe. El padre y la madre rezan el Oficio Divino cada día. El Señor los bendice con siete hijos. A los catorce años ingresa a un colegio de jesuitas, quienes le encaminarían por el buen obrar. Más tarde se siente atraído hacia la vida sacerdotal y así lo comunica a sus padres, quienes recibieron la noticia con gran alegría. Se ordena sacerdote en 1620. En 1622 se funda en Caen el Oratorio de Berulle. Pronto Juan descubrió las maravillas de aquellos sacerdotes que «no respiraban más que cosas santas, dejando las profanas a los profanos y quienes llevaban profundamente grabado en sí mismos la autoridad de Dios, la santidad de Dios y la luz de Dios». Siempre recordará con gran alegría el día y el momento en que fue recibido para formar parte de este Oratorio.
La Divina Providencia guió siempre sus pasos y quiso en aquellos años de gran esplendor para Francia que este hombre, sin pretensión alguna por su parte, influyera en la marcha de aquella gran nación, mucho más que otros grandes y poderosos. Una de las cosas que más le preocupaba era formar dignamente al clero. «AQUI ESTÁ -dice- EL PORVENIR DE LA IGLESIA TANTO EN FRANCIA COMO EN TODO EL MUNDO». Abandona el Oratorio muy a pesar suyo y se entrega a la formación del clero. Su apostolado primordial es extender por todas partes la devoción a los Sgdos. Corazones de Jesús y de María. Por ello funda el Instituto de Jesús y Ma. Viene la aprobación de Roma. Le vienen muchas dificultades, calumnias, persecuciones. El nunca olvida su voto martirial que hizo en 1636. Muere el 19 de agosto de 1680. Su palma de martirio incruento era un hecho.
Beatos Pedro Zuñiga y Luis Flores, presbíteros y mártires
Pedro Zúñiga nace en Sevilla. Su padre fue virrey de la Nueva España y del Perú. Al terminar sus estudios sacerdotales en la Orden de San Agustín, es enviado a Manila, en 1610. Luis Flores nace en Amberes (Bélgica). En la ciudad de México entra en la Orden de Santo Domingo y en 1598 pasa a las Islas Filipinas. Los dos, Pedro y Luis, intentaron llegar hasta el Japón, disfrazados, en una pequeña barca, pero fueron descubiertos y entregados a un cacique japonés, que los manda matar a fuego lento.