Santoral 18 de diciembre | San Flavio, San Winebaldo y San Modesto

San Flavio (siglo VI) 

Nacido en Lombardía, Italia, fue llevado prisionero por los francos a la Champaña. Lo compró un agricultor de la región y lo casó con una de sus esclavas de nombre Apolonia.

Flavio era un muchacho atractivo y la mujer de su amo se enamoró de él. Flavio la rechazó discretamente, y la mujer lo acusó, primero de querer seducirla, y después de robar a su marido.  Como este señor era prudente, antes de condenar a su esclavo, averiguó ambas veces la verdad de las acusaciones, descubriendo la inocencia de Flavio.

Decidió entonces darles la libertad a Flavio y a su mujer Apolonia para que ambos entraran al servicio de Dios como deseaban desde hacía tiempo:  ella de religiosa y Flavio de ermitaño.  Desde entonces cundió su fama de santidad y esta localidad se llamó después Saint-Flavy.

San Winebaldo (700-761)

Nació en Anglia del Este y salió de Inglaterra para ir a Roma en peregrinación con su hermano San Wilibaldo y su padre.  Éste murió en Lucca, Italia, de agotamiento.  Los dos hermanos continuaron su camino, a menudo enfermos, pero siempre juntos, de suerte que uno podía cuidar al otro en caso necesario. 

Winebaldo se quedó varios años en Roma y recibió muchas gracias del cielo.  En el año 738 se encontró con San Bonifacio  y lo siguió a Alemania donde evangelizó Turingia y Baviera. Coronó su apostolado fundando un monasterio en la diócesis de Eichstat, de la que era obispo su hermano Wilibaldo, y un convento para mujeres, a la cabeza del cual estuvo su hermana Santa Walburga.

San Modesto (+634)

Este santo se hizo especialmente benemérito de la Iglesia Católica por haber restaurado los templos de los Santos Lugares de Jerusalén, después de la destrucción que hicieron los persas, bajo el rey Cosroes. Este rey pagano mandó matar a millares de cristianos, otros los vendió como esclavos y el resto fueron desterrados sin piedad.

Cuando el emperador Heráclito de Constantinopla derrotó a Cosroes, aprovechó Modesto, que era superior de un convento de Tierra Santa, para empezar la reconstrucción de los templos.  Empezó por el del Santo Sepulcro, luego el de Getsemaní, el Cenáculo y muchos más. Pedía ayuda por todas partes y poco a poco iba reconstruyendo cada templo, teniendo cuidado de conservar la antigua forma que tenían antes de la destrucción de los persas. Fue nombrado Patriarca Arzobispo de Jerusalén, y prosiguió la reconstrucción con más  vigor, hasta que fue asesinado por robarle algunos tesoros que llevaba para los templos.

*  Haz hoy el propósito de confesarte frecuentemente, y examinarte bien de los pecados del VIII Mandamiento:  “No levantarás falso testimonio ni mentirás”.

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