San Julián de Anazarba (+325)
Nació en la población de este mismo nombre, en la provincia de Cilicia (Asia Menor). Era hijo de un senador pagano y una mujer cristiana. Cuando estuvo bajo la autoridad paterna tuvo que disimular su fe. Pero, al llegar a la mayoría de edad, se proclamó cristiano con tanta fuerza que el prefecto Marciano lo arrestó, lo mandó torturar y lo desterró por un año, expuesto al capricho de los paganos deseosos de ultrajarlo. Como después de este tiempo perseveró y no quiso apostatar, Marciano ordenó que lo metieran en un saco lleno de víboras y escorpiones y que lo arrojasen al mar. San Juan Crisóstomo relata todo su martirio. Tuvo lugar bajo el mandato de Licinio, emperador de Oriente, tan feroz enemigo de los cristianos que Constantino, su cuñado, lo hizo asesinar en el 325.
San Cristódulo (1022-1100)
Nació en los alrededores de Nicea en Turquía y mucho hubo de viajar este santo religioso a lo largo de su vida. Unas veces para eludir las visitas de sus admiradores; otras poara huir de los turcos. Llegó incluso a viajar a Francia para estudiar la reforma de Cluny.
Cuando fueron aumentando sus discípulos, decidió establecerse con ellos en las islas del mar Egeo: Cos, Patmos y Eubea. Comenzó con Cos, y después solicitó al emperador bizantino la isla de Patmos. Este aceptó con una condición: que fueran primero a Tesalia a reformar los conventos de aquella región. Cristódulo cumplió con aquella misión lo mejor que pudo y escribió para ellos un tratado, Manera de servir a Dios, que, sin embargo, pareció a los monjes demasiado difícil de entender y, sobre todo, de practicar. Así que nuestro reformador se despidió de ellos y regresó ante el emperador, quien pensó que un libro tan bello habría de convertir alguna vez a sus destinatarios y acabó por otorgar Patmos al autor.
Pero Cristódulo no acabaría sus días en Patmos. De nuevo aparecieron los turcos y lo obligaron a escapar. Se refugió con los suyos en la isla de Eubea, lugar en donde expiró.
Santa Benita (+1260)
Sucedió a santa Clara como abadesa de santo Damiano en Asis.
* Persevera en tus oraciones del día, poniendo más amor a Dios en ellas.