San Cirilo, monje y San Metodio, obispo
Dos hermanos de sangre y de espíritu. Más aún, también de apostolado y de misión. Los dos arribaron a la santidad entregándose a la salvación de sus hermanos los eslavos y luchando por la fidelidad a la Iglesia de Roma.
Hoy y siempre ha sido el tema del «ecumenismo» algo básico para la Iglesia, y ellos pueden ser considerados como modelos para tenerlos presentes en estos tiempos, que tanto se habla y se escribe sobre ello.
Nacieron en Salónica, hermosa y antigua ciudad de la Macedonia griega. Metodio se cree nació el año 815 y su hermano Cirilo unos doce años después, el año 827. Su padre era un grado muy elevado en la carrera militar y muy versado en Teología, Filosofía y Ciencias. Tuvieron siete hijos, Metodio era el mayor y Cirilo, el menor de ellos.
Metodio, siendo aun muy joven, fue nombrado gobernador de la provincia de Macedonia. Antes había estudiado jurisprudencia. También Cirilo se perfeccionó en toda clase de estudios de su tiempo. Los dos llamaban la atención por su gran erudición y no menos por su virtud, ya que todos eran muy respetados y presentados como modelos.
Metodio y Cirilo fueron enviados a diversas regiones con la misión de llevar la paz y la religión cristiana. Los dos ocuparon cátedras de filosofía y otras materias llamando poderosamente la atención por su gran sabiduría. Pronto el
Papa y los Obispos les encomendaron delicadas misiones para extender la fe de Jesucristo por diversos países eslavos… hasta tal punto que se dice que a ellos se debe la conversión de Bulgaria al Cristianismo.
Cirilo abrazó la vida monástica y se entregó de lleno a aquel género de vida austera, renunciando así al honor del episcopado con que quería galardonarle el papa Adriano II. Metodio, en cuyos brazos descansó su hermano, quiso
trasladar su cuerpo a Salónica… y él siguió trabajando después como Obispo y Misionero, con todas sus fuerzas. San Metodio, nombrado después Arzobispo de Moravia murió un martes Santo, el 6 de abril del año 885.
San Valentín
Proclamado espontáneamente «patrono de los enamorados», dio su nombre a los populares «valentines»; recuerdos y misivas, en su día, de un amor que pueda recibir la bendición sacerdotal, en el Sacramento del Matrimonio.
En Roma vivía un sacerdote de nombre Valentín, quien era reconocido como un hombre virtuoso por su bondad y sabiduría. En el año 270, en tiempos de Claudio II (El Gótico), se le acusó de blasfemia, ya que defendía el Cristianismo
y en ese entonces se rendía honores a los falsos dioses imperiales. Fue enviado al tribunal y condenado por el emperador Asterio, quien estaba al mando. Mientras Valentín cumplía su condena, Asterio se impresionabla con el
testimonio que daba en la cárcel, ya que soportaba duras torturas sin quejarse y demostraba amor por los demás presos.
Asterio le propuso a Valentín que si hacía el milagro de devolverle la vista a una niña, que la había perdido desde hacía unos años, él y su familia se convertirían al Cristianismo. Pero con milagro o no, Valentín debería cumplir su condena.
Valentín pidió en nombre de Jesucristo que la niña recobrara la vista y así sucedió. Asterio y toda su numerosa familia se convirtieron al Cristianismo. Al pasar el tiempo, llegaría el día de la muerte de Valentín, que murió torturado y degollado el 14 de febrero, dando así testimonio del amor hacia Cristo y su Iglesia. Tiempo después el Papa, Julio I, erigió una basílica junto al lugar en donde el santo fue martirizado y sepultado. De ahí que su nombre se le dé más tarde a los famosos «valentines», que eran aquellos que mostraban valentía y decisión en el amor divino, ya que también los futuros esposos han de avanzar con valentía y decisión hacia el amor de su matrimonio, Sacramento grande en Cristo y en su Iglesia.
Por aquella época, alrededor de esta fecha de San Valentín, las aves de diversas regiones empezaban a deleitar con sus cantos y arrullos y se les podía ver de dos en dos formando sus nidos. Esto simbolizaba para la gente de diferentes naciones como un regalo especial. Tiempo después la gente empezó a intercambiar tarjetas en vez de regalos. Aunque son especialmente los enamorados quienes celebran el Día de San Valentín, actualmente en este día se festeja también a todos aquellos que comparten la amistad, ya sea maestros, parientes, compañeros de trabajo. ¡Feliz día de la amistad! San Valentín, rogad por nosotros.
San Marón (+410)
Anacoreta que vivió a unos diez kilómetros al noreste de la antigua Apamea. Sobre su tumba se erigió el monasterio de Mar Merún. Los fieles de los alrededores fueron llamados maronitas y siguieron conociéndose por ese nombre cuando hubieron de huir a las montañas del Líbano por temor a las persecuciones de jacobitas y musulmanes. La Iglesia católica maronita cuenta hoy con un millón y medio de fieles, repartidos a medias entre el Líbano, por un lado, y América y Australia, por otro.
* Pidamos a ellos que ese continente se conserve siempre fiel a la religión católica.