Santa Eudoxia
Murió en Heliópolis (Baalbek, Líbano) en el siglo II.
Germán el Monje a la entrada de Heliópolis, en casa de un amigo se detuvo sorprendido ante el soberbio palacio que se encontraba frente a ellos, y preguntó quién vivía allí. «Eudoxia, la más hermosa cortesana de Heliópolis -le contestó su amigo-, es normal que haya llegado a ser tan rica, ya que sus servicios son muy apreciados».
Cuando se hubo retirado a su habitación, Germán abrió la ventana y se dispuso a cantar unos versículos del Evangelio. Con voz magnífica, primero cantó acerca del infierno: «Desdichados los que reís, pues luego lloraréis». Luego recordó las parábolas del hijo pródigo y de la oveja perdida. Y al fin terminó con la dicha eterna de los bienaventurados. Eudoxia se levantó y salió al balcón para escuchar; después de regresar al lecho, no paró de llorar en toda la noche. A la mañana siguiente, fue con su vecino y pidió ver al misterioso cantor. Germán, que no se sentía llamado a conducir espiritualmente a mujeres jóvenes, prometió rezar por ella y la orientó hacia el anciano obispo Teodoto quien la instruyó, le confirió el bautismo y se encargó de la dirección de su alma
Sin embargo, un patán furioso por su conversión, antiguo cliente de Eudoxia, la denunció ante el gobernador romano. Éste, a su vez, la reenvió a un honrado juez, casado con una mujer encantadora que influyó para que Eudoxia fuera absuelta. Pero el moscardón volvió a la carga y esta vez fue llevada ante un magistrado gruñón cuya esposa, fea y de mal carácter, asistió al juicio, y Eudoxia murió decapitada.
Poco conocida en la Iglesia romana, esta mártir es muy venerada en las Iglesias orientales.
San David (siglo VI)
Es el patrón de los galeses, quienes lo honran como el gran apóstol que convirtió a sus antepasados. Murió en Mnyw, Pembrokenshire, Inglaterra, en uno de los monasterios fundados por él. Poco antes de dar el último suspiro, dijo a los monjes que le rodeaban: “Conservad la fe, no olvidéis lo poco que os enseñé y permaneced siempre alegres”. Shakespeare habla de este santo, todavía popular, en su Enrique V.
San Albino (496-550)
Nació en la región de Vannes en el año 496, Francia. Era hijo de una familia noble, y renunció a su título y herencia para entrar en la abadía de Tincillac. A pesar de tener un bajo perfil, su virtuosismo lo llevó a ser elegido abad en el año 504.
En el 529, fue elegido Obispo de Angers. Su muerte se produjo el 1 de marzo de 550 y en 556 se le dedicó una iglesia en Angers, donde se encuentran sus restos.
Durante la época merovingia, eran numerosos los caballeros que se casaban con sus hermanas o sus hijas. Mientras otros callaban por temor a las consecuencias, San Albino no cesaba de protestar. ”Veréis que ellos tendrán mi cabeza y que yo acabaré como san Juan Bautista”, dijo alguna vez. Esta predicción nunca se llegó a realizar, pues al fin logró lo que quería: que la Iglesia de la Galia condenara estos matrimonios incestuosos y excomulgara a quienes los contraían.
* Conversión es levantarse cuando se cae por el pecado, acude con frecuencia al Sacramento de la Reconciliación.