En Misa, sabemos que antes de la lectura del Evangelio hay que signarnos, tal como lo hace el sacerdote, pero ¿cuántas cruces tenemos que hacernos?
La cruz es el símbolo del cristiano, el distintivo que indica que fuimos salvados por el sacrificio de Cristo. Es muy importante que está presente en todos los sacramentos; y es con la señal de la cruz que iniciamos todas nuestras celebraciones, en especial la santa Misa.
Signarse con la cruz
El Catecismo de la Iglesia católica enseña que «La Cruz es el único sacrificio de Cristo «único mediador entre Dios y los hombres» (1 Tm 2, 5)» (CEC 618) .
Por eso la veneramos, porque es causa de salvación eterna (CEC 617).
Es, además, la recepción que se hace desde el Bautismo, cuando el sacerdote hace la cruz en la frente del niño o adulto diciendo:
La Iglesia te recibe con gran alegría. Yo, en su nombre, te signo con la señal de Cristo Salvador (Ritual del Bautismo)
Después, pide a los padres y padrinos que hagan lo mismo. Signar a quien será recibido en la familia de Dios es la bienvenida para el nuevo cristiano.
Santiguarse, signarse y persignarse
Ahora bien, de pequeños aprendemos a encomendarnos a la Santísima Trinidad haciendo una cruz grande desde la frente hasta el pecho y después del hombro izquierdo al hombro derecho, mientras decimos «en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo». A esto le llamamos «santiguarse».
En cambio, cuando nos signamos, hacemos tres cruces: una en la frente, otra en los labios y una más en el pecho, mientras decimos: «+ Por la señal de la santa cruz, + de nuestros enemigos, + líbranos Señor, Dios nuestro».
Y nos persignamos cuando combinamos ambas: nos signamos y luego nos santiguamos.
¿Qué se hace en el Evangelio durante la Misa?
La instrucción General del Misal Romano menciona lo siguiente:
«Ya en el ambón, el sacerdote abre el libro y, con las manos juntas, dice: ‘El Señor esté con ustedes’; y el pueblo responde: ‘Y con tu espíritu’; y en seguida: ‘Lectura del Santo Evangelio’, signando con el pulgar el libro y a sí mismo en la frente, en la boca y en el pecho, lo cual hacen también todos los demás».
(n. 134)
Así es que, la próxima vez que vayas a Misa, recuerda hacerte solo tres cruces antes de que el sacerdote o el diácono proclamen en Evangelio.
Por Mónica Muñoz
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