Una relación de las persecuciones de los primeros tiempos y el relato de algunos procesos que llevaron al martirio a los primeros hermanos en la Fe.
“¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación? ¿la angustia? ¿la persecución? ¿el hambre? ¿la desnudez? ¿los peligros? ¿la espada?”. (Vid. Romanos 8, 35)
1. Persecuciones judías
El Nuevo Testamento dice que los primeros cristianos (comenzando por el propio Jesús) sufrieron persecución a manos de los jefes judíos de esa época. Pedro y Juan fueron encarcelados por los jefes judíos, incluido el sumo sacerdote Ananías, quien no obstante los liberó más tarde (Hechos 4, 1-21). También relata el Nuevo Testamento la lapidación del primer mártir, San Esteban, por miembros del Sanedrín. Su ejecución fue seguida de una gran persecución.
La razón más probable de la persecución es que los judíos cristianos predicaban el inminente regreso del Rey de los Judíos y el establecimiento de su reino. A oídos romanos, tal conversación era sediciosa. Los romanos dieron a los judíos en ese tiempo un autogobierno limitado; las principales obligaciones de los líderes judíos eran recolectar impuestos para Roma y mantener el orden civil. Así, los líderes judíos tendrían que suprimir cualquier conversación sediciosa. A menudo cuando los líderes judíos no suprimían los conatos sediciosos, eran enviados a Roma para ser juzgados.
2. Persecuciones romanas
Con la expansión del cristianismo, la Iglesia sufrió un sinfín de vejaciones por parte del Imperio Romano desde el 64, bajo Nerón, hasta la época de Constantino, en la segunda década del siglo IV, fundamentalmente bajo los emperadores Nerón, Domiciano, Trajano, Marco Aurelio, Septimio Severo, Maximino Tracio, Decio, Valeriano, Aureliano y Diocleciano.
Las persecuciones romanas constituyen una serie de medidas destinadas a limitar la extensión del cristianismo o a extirparlo radicalmente del Imperio. Dichas persecuciones llevaron a innumerables cristianos –los mártires- a la muerte por confesar su fe. (vid. Gran Enciclopedia Rialp, Persecuciones Romanas)
Testimonio de los mártires
Las ACTAS DE LOS MÁRTIRES son la transcripción de los procesos verbales redactados por las autoridades romanas y conservados en los archivos oficiales, que los cristianos conseguían por diversos medios.
En ningún tribunal faltaban los notarii porque recogían taquígraficamente todos los actos del proceso, señaladamente en el interrogatorio, por medio de notae o signos de abreviación. Luego se traducía a escritura vulgar, y así pasaban las piezas a los archivos judiciales.
Pero toda la labor de redacción de las Actas y su conservación en los archivos oficiales era obra de los magistrados romanos. Muchas de las actas fueron destruidas por Diocleciano S.III) que había notado que estos relatos heroicos inflamaban el alma de los cristianos y les daban el ejemplo para sufrir; de ahí que los colocó en los libros de la doctrina proscrita, que ordenó recoger y quemar en la plaza pública.
Su lectura ha hecho mucho bien a los cristianos de todos los tiempos.
Puedes ver los textos en las siguientes páginas:
(página 2) Acta del martirio de San Policarpo de Esmirna (año 155 d.C.)
(página 3) Martirio de San Justino y de sus compañeros (año 165 d.C.)
(página 4) Acta del martirio de Santas Felicidad y Perpetua (año 203 d.C.)
(página 5) Acta del Martirio de los santos escilitanos (año 180 d.C.)
(página 6) Martirio de San Fructuoso, obispo, y de Augurio y Eulogio, diáconos (año 259 d.C.)
(página 7) Acta del Martirio de Santa Crispina (año 304 d.C.)
(página 8) Acta del Martirio de San Cipriano (año 258 d.C.)
Es importantísimo lo que publican, pues es una de las mejores opciones para alimentar la fe y vivirla con tanta convicción que transforme nuestro entorno.
Alabado sea mi señor Jesucristo. Que él nos y me brinde el camino para ser instrumento de su gloria y no de mi perdición. Suplico las oraciones de los caritativos cristianos por la recuperación de mi atribulada alma para que esta sea honrada y en la gracia del señor. Amen