Varios estudiosos han aportado multitud de nuevos detalles al utilizar técnicas de procesamiento digital sobre la imagen.
En 1978 el STURP, Proyecto para la investigación del sudario de Turín (Shroud of Turin Research Project) investigó la Sábana Santa. En 1981 publicó su informe final, en el cual se dice: "no hay métodos químicos o físicos conocidos capaces de dar cuenta de la totalidad de la imagen (…). La respuesta a la cuestión de cómo se produjo la imagen o qué produjo la imagen es ahora, como en el pasado, un misterio".
En 1978, los investigadores de la NASA Jackson, Jumper y Stephenson aseguraron haber detectado impresiones de monedas en los dos ojos. Según su estudio, la derecha pertenecería a una moneda de cobre romana realizada en Jerusalén entre los años 29 a. C. y 30 d. C., mientras que la izquierda asemeja una moneda de lituus del reinado de Tiberio.
En 1979, Piero Ugolotti dijo haber hallado caracteres griegos y latinos próximos a la cara, que fueron estudiados posteriormente en 1997 por André Marion y su alumna Anne Laure Courage, del Institut d’Optique Théorique et Appliquée d’Orsay (Instituto de Óptica Teórica y Aplicada de Orsay).
En el lado derecho encontraron las letras ΨΣ ΚΙΑ, que ellos interpretaron como ΟΨ—ops ‘cara’ + ΣΚΙΑ—skia ‘sombra’, aunque no aparece la primera letra. El problema de esta interpretación es que es gramaticalmente incorrecta, pues en griego «cara» debería aparecer en genitivo. A la izquierda hallaron las letras in nece (parte tal vez de in necem ibis, ‘irás a la muerte’), y ΝΝΑΖΑΡΕΝΝΟΣ— nnazarennos (una forma penosa de escribir ‘nazareno’). Los científicos detectaron otras muchas «inscripciones», pero según Mark Guscin, solamente una de ellas podría estar escrita en griego o latín: ΗΣΟΥ que es el genitivo de «Jesús», a falta de la primera letra.
Sus oponentes rechazan frontalmente estas afirmaciones, por estar los textos plagados de errores ortográficos (cf. Antonio Lombatti). Guscin concuerda con ellos en que estos detalles se han extraído de interpretaciones claramente subjetivas, muy al estilo de un test de Rorschach.
Para el siglo I se volvía tradicional poner monedas al cerrar los ojos a los muertos, razón que explicaría la cuestión de las monedas. El error ortográfico (C en vez de K) de las monedas se ha encontrado en varios ejemplares no ligados con la sábana.