La ONU se preocupa por la nutrición y de educación de los niños… Y al mismo tiempo promueve el aborto y el control de la población. ¿En verdad la ONU está a favor de la infancia?
Las Naciones Unidas “constituyen un centro para dar solución a los problemas a que se enfrenta toda la humanidad.” Esto lo afirmó su departamento de información pública en septiembre de 2000. Entre tales problemas la ONU se ha centrado en la niñez con un enfoque que podríamos calificar, cuando menos, de extraño.
Mientras que los organismos de las Naciones Unidas plagan sus discursos en torno a la infancia con temas de nutrición, educación, derechos humanos, promueven una doble agenda: la de la aniquilación de niños. ¿Suena esto demasiado agresivo o dramático? Pues es la verdad dicha sin eufemismos.
¿De qué sirve que se preocupen por la mejora de la nutrición o de educación si promueven que los maten… con políticas globalizantes a favor del aborto, del uso de anticonceptivos, de las relaciones prematrimoniales, etc. bajo el mito de la sobrepoblación?
Sin embargo, la ONU parece dejar de lado las cuestiones que más afectan y duelen a los niños: su derecho fundamental a la existencia, es decir a nacer.
“El niño es fin, no instrumento, medio, objeto; es sujeto de derechos, comenzando por el derecho fundamental de la vida, desde su concepción, que nada ni nadie puede negar”, declara el Cardenal Alfonso López Trujillo, presidente del Consejo Pontificio para la Familia: “El criterio central es el bien superior del niño, que hunde sus raíces en su dignidad personal” agrega.
Ante las presiones de gobiernos, activistas y diversas organizaciones para disminuir la población, se han levantado voces con discursos diferentes: países como Estados Unidos y México estuvieron de acuerdo con el Vaticano en los temas espinosos del control de población.
El secretario de Salud de Estados Unidos, Tommy Thompson, presentó una posición totalmente distinta a la posición de la ONU en cuestiones de sexualidad: la abstinencia es la mejor forma de educación sexual y oponiéndose a cualquier insinuación de aborto durante la adolescencia. “La abstinencia es la única forma segura de evitar las enfermedades de transmisión sexual, embarazos precoces y las dificultades sociales y personales que acompañan la actividad sexual no marital”.
Por su parte, el Presidente de México, Vicente Fox, al fijar la postura oficial de este país sobre los derechos de la infancia ante el pleno de las Naciones Unidas, hizo suyo el concepto de la protección a la vida de los niños desde el momento de su concepción afirmando: “No hay duda de que la mejor inversión que los países pueden hacer para impulsar un desarrollo genuinamente sostenido y sustentable es la de garantizar la igualdad de oportunidades a niñas y niños. Es la de garantizar seguridades desde el momento de su concepción hasta lo largo de toda su vida.”
La sociedad al servicio de la niñez.
La sociedad ha de cumplir su deber fundamental de respetar y promover a la familia, como menciona el Cardenal López Trujillo: “Si se quiere servir al niño, la comunidad internacional debe defender el valor de la familia y el respeto a la vida humana”
“En la familia, comunidad de personas, debe reservarse una atención especialísima al niño, desarrollando una profunda estima por su dignidad personal, así como un gran respeto y un generoso servicio a sus derechos”.(Gaudium et Spes, n.26)
Volvemos a preguntar ¿De qué sirve que se preocupen de la nutrición, de la educación de la niñez si no hay defensa de la sociedad que recibe al niño, la familia, ¿Dónde queda su derecho de ser engendrado en un ambiente de seguridad donde los padres lo esperen con alegría y amor?
“Debe hacerse todo lo posible porque los niños sean concebidos, nazcan, crezcan y sean formados en una familia, capaz de brindar, de forma positiva y permanente, protección y ejemplo como elementos irremplazables de su educación” C. López Trujillo.
Reconocemos la labor realizada por la ONU en distintas materias a favor de la humanidad, pero queda muy claro que no es suficiente. Creemos que las Naciones Unidas cambian lo más por lo menos reconociendo “distintos tipos de familia”, aprobando el aborto, tolerando el incesto, la pedofilia y la prostitución, promoviendo la planificación familiar.
La ONU debe reconocer y promover la dignidad de la persona humana y de la familia. Los datos y hechos disponibles nos muestran una cara distinta de esta organización, que en el fondo no está a favor de la infancia ni de la humanidad. Existe una careta visible que nos hace preguntarnos ¿A qué se dedica realmente la ONU?