El gusto de las cosas

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2 comentarios

  1. Vencerme a mí mismo, qué difícil; apenas lo empiezo a intentar y ya estoy disperso. Más sin embargo, por tu gran misericordia en ocasiones me otorgas la claridad para estar en contacto contigo, pero más pronto que tarde me desconecto y empiezo a divagar; bien decía Santa Teresa que el pensamiento es la loca de la casa.
    Ayúdame Señor a disfrutar de tu presencia alejando de mí toda dispersión; que la dulzura de tu paz por tu presencia sea más que suficiente para alejarme de todo lo mundano y de todas las distracciones que evitan que Tu y yo seamos uno, como Tú lo eres con el Padre… Gloria a Dios….

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