Enhorabuena, Señor, por tu triunfo.
Has ascendido y eres
lo más alto que existe.
Has batido el record absoluto
de amor a la humanidad.
También a mí me gusta el triunfo,
el hacer carrera y el éxito,
pero soy muy diferente a Ti.
Cuando yo gano, otros pierden.
Cuando ganas Tú, ganamos todos.
Lo mío suele ser un éxito
frente a otros hombres.
Lo tuyo es una victoria
para todos los hombres.
Enséñame, Señor, a no subir
a costa de los demás.
Enséñame a servir a todos
deportivamente.