Velar y orar significa practicar el estar en el presente, vivir con conciencia del momento… Una iluminadora reflexión de Luigi Maria Epicoco
Seamos realistas, nuestra sociedad se basa en el principio de la disipación, la distracción, la preocupación y la alienación.
Y todo por una razón muy simple: cuando vives así eres infeliz, y solo los infelices consumen compulsivamente.
La creencia oculta de nuestra cultura es que ninguna economía podría prosperar si tuviera personas felices en su base.
El remedio a la infelicidad
«Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improviso sobre vosotros».
Lucas 21,34
Jesús parece estar diciendo exactamente lo contrario: es decir, que para vivir nuestra fe debemos deshacernos de todas las cosas que nos dejan en una situación de alienación, distracción o infelicidad. El antídoto que nos ofrece es:
«Estad vigilantes en todo momento y orad para que tengáis la fuerza para escapar de las tribulaciones que son inminentes y para estar de pie ante el Hijo del Hombre».
Velar y orar significa practicar el estar en el presente, vivir con conciencia del momento y al mismo tiempo aprender a entrar y cultivar una relación personal con el Señor.
La conciencia del presente y la relación con el Señor son el gran remedio para la infelicidad contemporánea.
Pero por lo general buscamos en cambio formas de escapar de nuestras responsabilidades y de nuestro presente, y confundimos la oración con un razonamiento tortuoso dentro de nuestra propia mente.
Un hermoso regalo que podemos pedir hoy: tener los ojos bien abiertos y el corazón aún más.
Prof. Luigi Maria Epicoco
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