"Y la tierra tembló y las piedras se partieron; se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de los santos, que habían muerto, resucitaron. Y saliendo de los sepulcros después de la resurrección de él, entraron en la Ciudad Santa y se aparecieron a muchos"(Mt).
En medio de la tinieblas la muerte de Jesús tiene como un eco en la tierra que tiembla. Se estremece el infierno y su rechazo de Dios. Se estremecen los diablos que han sido definitivamente vencidos. Se estremece la muerte que ya no tiene poder sobre los hombres. Se estremece la tierra como si la creación no pudiese comprender lo que acababa de ver en su creador que se entrega por los hombres. Así se celebra la victoria sobre la muerte. La muerte absorbida por la vida, así se cumplió lo profetizado: "¡Muerte! ¡Yo seré tu muerte!"(Os)
Reproducido con permiso del Autor,
Enrique Cases, Tres años con Jesús, Ediciones internacionales universitarias
pedidos a eunsa@cin.es