Celebramos el Tiempo de Navidad desde la víspera del 25 de diciembre hasta la fiesta del Bautismo del Señor, el domingo posterior a la Epifanía.
Celebramos la venida del Señor y sus primeras manifestaciones: a los pastores, a los sabios de oriente, y la del bautismo en el Jordán. Y lo intentamos vivir siempre en espera de la manifestación definitiva al final de los tiempos.
La Navidad es un sacramento por el cual la gracia del nacimiento del Hijo de Dios se hace presente y se nos comunica en la celebración de esta solemnidad. No se trata sólo de un recuerdo pedagógico del acontecimiento de Belén. Es actualización y nueva presencia del misterio salvador de Dios que se ha hecho de nuestra familia. De alguna manera nos hacemos contemporáneos del nacimiento de Cristo y de su manifestación.
Entre el ayer de Belén y el mañana de la Parusía está el hoy de cada Navidad, el Dios-con-nosotros que nos quiere comunicar su vida, su luz y su alegría.
Navidad y Epifanía celebran el mismo misterio. La Navidad acentúa el nacimiento: Dios se ha hecho nuestro hermano. La Epifanía enfatiza la manifestación de su divinidad.
Tomado de ROMERO PÉREZ. Miguel, Misal para todos los domingos y fiestas del año 2012, Ed. Buena Prensa, (2012), p.387.
es mejor poner mas informacion
Gracias la información me ayudó muchisimo
BUENO
Me encanto esta reflexion y me hizo recordar el estribillo del salmo del domingo anterior, QUE LA NAVIDAD SEA EL PAN NUESTRO DE CADA DIA.
muy buena reflexion los felicito, es un buen material para una homilia o una reflexion paraestos tiempos
Sí