Vivir, morir, hacerse santo

“¿Has visto en una tarde triste de otoño, caer las hojas muertas? Así caen cada día las almas en la eternidad: un día la hoja caída serás tú”.  San Josemaría Escrivá de Balaguer.

Celebras el día de los muertos, de los santos difuntos. ¡celebramos la vida! Tú y yo que creemos que al morir se nace a la vida real. La de aquí es un momento para merecer vivir allá. ¿Allá? Si, ahí donde tiene su residencia Cristo, la Santísima Virgen, Dios Padre, Dios Espíritu Santo. Ahí donde vive San Agustín que nos dice: “cada uno de nosotros debe prepararse para el final: el último día no traerá perjuicio alguno para todo aquél que viva cada día como si fuera el último: vive de manera que puedas morir tranquilo, porque el que muere cada día no muere para siempre”.

Me gusta mucho aquella canción de la infancia, ¿la recuerdas?

Nos hallamos aquí en este mundo,
este mundo que tu amor nos dio;
mas la meta no está en esta tierra,
es un cielo que está más allá.
Somos los peregrinos,
que vamos hacia el cielo,
la fe nos Ilumina,
nuestro destino no se halla aquí.
La meta está en lo eterno,
nuestra patria es el Cielo.

Morir es más bien cambiar de casa. Vamos a vivirnos a una casa mucho mejor.  Obramos hacia un fin. Te explico, cuando las personas se casan, la gran mayoría comienzan su vida de casados en un cuarto, un apartamento pequeño o una casita. Ahí empiezan a trabajar en equipo por los sueños, para los hijos que vendrán, para que ellos y todos sean felices. Esposo y esposa trabajan enfocados, con metas, con trabajo esforzado, humanamente lo hacen con este sentido…… los que no son cristianos no piensan que todo esto, la vida aquí, es para hacerse santos.

Pero tú y yo cuando somos cristianos hacemos algo parecido, en nuestra vida espiritual empezamos conociendo a Cristo. Un encuentro maravilloso que la mayoría recuerda. La primera comunión… pasan los años y si somos fieles vamos construyendo ese “castillo interior” como lo llamo Santa Teresa de Jesús que es el que nos va a permitir a ti y a mi llegar al cielo en el momento de nuestra muerte. Y lo ideal es hacerlo siendo santo. Por eso hay un día especial para celebrar la muerte, para pensar en todos los santos que están el en cielo.

Pero ¿Quiénes son los santos? son esa multitud innumerable de hombres y mujeres, de toda raza, edad y condición, que se desvivieron por los demás, que vencieron el egoísmo, que perdonaron siempre.

“Santos son los que han hecho de su vida una epifanía de los valores trascendentes; por eso quienes buscan a Dios lo encuentren con facilidad humanizado en los santos”. (Andrés Pardo)

Hay que pensar muchas veces en la muerte. No hay que tenerle miedo. Hay que esperarla con gran alegría. ¿Alegría? Pues sí, aunque te cueste un poco porque si crees que vivir en el mundo es temporal, creerás que ese momento es el momento cuando por fin logras como logran los recién casados con los años, irse a vivir a una casa mucho más grande, amplia, cómoda. La casa de los sueños.

“Vivir en el cielo es estar con Cristo. Los elegidos viven con Él, encuentran ahí su verdadera identidad, su propio nombre”. (Catecismo de la Iglesia Católica).

«Es cierta esta afirmación: Si hemos muerto con él, también viviremos con él» (II Tim. 2, 11)

Feliz día de los santos con Cristo, José y María.

FIRMASHEILA

Sheila Morataya
Austin, TX
www.sheilamorataya.com
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