Peregrinos de vuelta a la casa de nuestra madre

El 6 de julio, el Arzobispo José H. Gomez celebró una Misa en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en la Ciudad de México para los más de 300 peregrinos de la Arquidiócesis de Los Ángeles y por las intenciones de oración de toda la familia de Dios de Los Ángeles. Lo que viene a continuación es una adaptación de su homilía.

Venimos hoy a este santuario sagrado como peregrinos, como hijos que regresan a la casa de su madre.

Y al estar aquí, ante esta imagen milagrosa y al elevar la mirada hacia ella, podemos escuchar el eco de aquellas tiernas palabras que la Virgen le dirigió a San Juan Diego:

“¿No estoy yo aquí que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra y mi amparo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría? ¿No estás por ventura en mi regazo, en el cruce de mis brazos?”

Bajo su sombra y amparo, envueltos en su manto y cobijados con su abrazo, percibimos ese maravilloso misterio de que la Santísima Madre de Dios es también nuestra madre.

Aquí en este lugar comprendemos lo que debió sentir Santa Isabel cuando, al abrir la puerta de su casa, escuchó el saludo de María.

Isabel se llenó de alegría, de asombro y de estupefacción. Y nosotros también.

Así que en este día bendecimos al Señor y oramos como ella lo hizo: “¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme?”

Han pasado casi 495 años desde la visita de Nuestra Señora de Guadalupe, que llegó a este lugar trayendo el mayor de los dones.

En esta sagrada imagen que nos dejó la Virgen, podemos ver que ella lleva a Jesús en su seno, bajo sus manos orantes, y el corazón dl late bajo el de ella.

Así que venimos como peregrinos a este lugar, y le pedimos a la Virgen de Guadalupe que sea una madre para nosotros y que nos renueve en el amor a su Hijo.

Le pedimos que nos llene de su sabiduría y que nos instruya en sus caminos.

María nos enseña a vivir de fe, nos enseña a escuchar la Palabra de Dios y a ponerla en práctica: “¡Dichosa tú, santísima Virgen María, que has creído!”

Gracias a que María creyó en las promesas que el Señor le hizo, fue posible que llegáramos a ser hijos de Dios.

Y como nos dijo hoy San Pablo: “Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer…, a fin de hacernos hijos suyos… Dios envió a sus corazones el Espíritu de su Hijo, que clama “¡Abbá!”, es decir, ¡Padre!”

¡Hijos de Dios! ¡Éstas son palabras verdaderamente asombrosas!

Es la maravillosa realidad que define quiénes somos, el magnífico misterio que traza nuestro destino.

Como hijos de Dios, estamos llamados a vivir como nuestra madre, es decir, glorificando a Dios con nuestra vida, hablándole al mundo de “las grandes cosas” que Dios ha hecho por nosotros en Jesús.

María se encaminó presurosa con Jesús, atravesando la región montañosa, hacia un pueblo de Judea, hasta llegar la casa de sus parientes, Isabel y Zacarías.

La Virgen de Guadalupe llevó a Jesús al cerro del Tepeyac, no lejos de aquí. Y llevó consigo el toque de su amor sanador a la casa del tío de Juan Diego, Juan Bernardino.

Y ahora ustedes y yo estamos llamados a llevar a Jesús a través de valles y colinas, a nuestras ciudades y a nuestros hogares.
La fe nace en la familia, así que llevemos la alegría y el tierno amor y perdón de Jesús, ante todo, a nuestros cónyuges e hijos, a nuestros padres y abuelos, a nuestros hermanos y hermanas, a nuestros tíos y tías.

¡Y desde nuestros hogares, llevemos el amor de Jesús a todos los rincones de nuestra sociedad! ¡Que toda persona con la que nos encontremos llegue a conocer su promesa de salvación!

¡Nuestra Señora de Guadalupe, ruega por nosotros!

¡Consérvanos a nosotros y a nuestras familias bajo la protección de tu manto!

Sé una madre para nosotros, para que podamos llevar el fruto bendito de tu vientre, Jesús, a la gente de nuestro tiempo.

18 de julio de 2024

Los escritos, homilías y discursos del arzobispo se pueden encontrar en ArchbishopGomez.com


Archbishop José H. Gomez

El obispo José H. Gomez es actualmente Arzobispo de Los Ángeles, California, la comunidad católica más grande en USA. Es también Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos y forma parte de la Comisión Pontificia para América Latina.

En su ministerio, el Arzobispo José Gómez anima a la gente a seguir a Jesucristo con alegría y sencillez de vida, buscando servir a Dios y a sus vecinos en sus actividades diarias ordinarias.

Ha desempeñado un papel decisivo en la promoción del liderazgo de los hispanos y las mujeres en la Iglesia y en la sociedad estadounidense. Es miembro fundador de la Asociación Católica de Líderes Latinos y de ENDOW (Educación sobre la Naturaleza y la Dignidad de las Mujeres).

Durante más de una década, el Arzobispo Gómez ha sido una voz clara sobre cuestiones morales y espirituales en la vida pública y la cultura estadounidense. Ha desempeñado un papel principal en los esfuerzos de la Iglesia Católica para promover la reforma migratoria y es autor, entre otros libros, del titulado: Inmigración y la próxima América: renovando el alma de nuestra nación.

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