El Espíritu Santo y la Iglesia (1) | Restablecer la armonía

Pbro. José Martínez Colín

1) Para saber

“Porque en el origen del Universo no hay nada aleatorio, no hay azar, sino un grado de orden infinitamente superior a todo lo que podemos imaginar. Orden supremo que regula las constantes físicas, las condiciones iniciales, el comportamiento de los átomos y la vida de las estrellas”. Esta frase del filósofo español José Ramón Ayllón no es difícil de comprobar, basta mirar el macrocosmos: hay tal orden en el espacio sideral, que se puede pronosticar el lugar exacto en que estarán las estrellas en miles de años o qué día y a qué hora se verá un eclipse en la tierra dentro de cien mil años.

El Papa Francisco comenzó un ciclo de reflexiones sobre la acción ordenadora del Espíritu Santo para guiar hacia Jesús a su Esposa, la Iglesia. Lo ha hecho en tres períodos: el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y el tiempo de la Iglesia. En esta ocasión se refirió a la primera etapa, acudiendo a los primeros versículos de la Biblia: «En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era informe y estaba desierta, las tinieblas cubrían el abismo, y el Espíritu de Dios se cernía sobre las aguas» (Gn 1,1-2).

El Espíritu de Dios hace que el mundo pase de la confusión al orden y belleza, del caos al cosmos. La palabra griega kosmos significa algo hermoso, ordenado, limpio, armonioso. Porque el Espíritu crea la armonía en la vida, en el mundo.

2) Para pensar

Una anécdota contada por el Papa Francisco ejemplifica que así como el Espíritu Santo, que es el Amor de Dios, pone la armonía en el mundo así la mujer está llamada a ponerlo en el hogar: Sucedió durante una audiencia en la que les preguntó a un matrimonio que cumplía 60 años de casados, quién de los dos había tenido más paciencia: “Y ellos que me miraban, se miraron a los ojos jamás me olvidaré de aquella mirada, después volvieron a dirigirse a mí y me dijeron, los dos al mismo tiempo: ‘Estamos enamorados’. Después de 60 años, esto significa una sola carne. Eso es lo que aporta la mujer: la capacidad de enamorarse. La armonía del mundo”.

A veces se piensa erróneamente que el propósito de la mujer es la funcionalidad. Es cierto que la mujer debe hacer cosas, pero su propósito va más allá: la armonía en el mundo. E igual al Espíritu Santo, será con su amor que lo logre. Propósito que se extiende a todos: a través del amor pondremos armonía y orden.

3) Para vivir

En el Antiguo Testamento se presentan promesas que se realizan plenamente en Cristo. Al principio Dios sopló su aliento sobre Adán al crearlo, y así Jesús sopla su aliento sobre los discípulos y les dice: «Reciban el Espíritu Santo» (Jn 20,22).

Así como el Espíritu Santo convirtió el caos inicial en cosmos, orden y armonía, también lo hace en nuestros corazones desiertos y oscuros, si se lo permitimos. Ya lo había profetizado Dios a través del profeta Ezequiel: «Les daré un corazón nuevo; pondré un Espíritu nuevo dentro de ustedes” (Ez 36, 26). Será el poder de Dios el que nos transforme. La Iglesia nos invita a invocarlo: «Veni creator Spiritus», ¡Ven, oh Espíritu Creador! Visita nuestras mentes. Llena de gracia celestial los corazones que has creado». (articulosdog@gmail.com)

26 de julio de 2024

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Padre José Martínez Colín: Ingeniero en Sistemas por la UNAM, Licenciado en filosofía por la Universidad Panamericana y Doctor en Filosofía por la Universidad de Navarra.

Capellán del Colegio Chapultepec en Culiacán.

Lleva más de 20 años dando clases sobre todo de Lógica y Gnoseología en el Seminario de Culiacán.


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